Un espía cínico y sin escrúpulos
Su personaje en “The tailor of Panama” está lejos del refinamiento y la elegancia de James Bond, el famoso agente 007
(The New York Times).– A principios de febrero de este año se ofrecía a los compradores de los shoppings del valle de San Fernando, en California, un preestreno gratis de un nuevo film descripto solamente como “un thriller donde Pierce Brosnan es el espía”.
Naturalmente, el público del preestreno esperaba ver al actor irlandés interpretando una vez más su rol más famoso, el del agente secreto creado por Ian Fleming, James Bond. Dos horas más tarde, consternados, los espectadores salieron del cine y entregaron tarjetas con malos comentarios.
Brosnan interpreta a un espía en “The tailor of Panama” (“El sastre de Panamá”), un film dirigido por John Boorman, basado en la novela homónima de John Le Carré. Pero este agente secreto no se parece en nada al fino y supersofisticado 007.
El personaje, Andy Osnard, es un espía internacional, pero bastante alejado del elegante estilo Bond. Sórdido y cínico, sólo es leal a sí mismo. Es bebedor y mujeriego, y se dedica obsesivamente a seducir a cualquier mujer que se le cruce en el camino. Y cuando una de ellas (Jamie Lee Curtis) lo rechaza, él la abofetea sin miramientos, haciéndole sangrar la nariz. Bond se escandalizaría, sin duda.
Un espía muy distinto
El argumento es tan laberíntico como podría esperarse de Le Carré. El sastre del título es Harry Pendel (Geoffrey Rush), un ex convicto inglés, reformado, que ha construido una nueva vida en la zona del Canal de Panamá. Casado con una norteamericana (Curtis), se ha convertido en un hombre querido y apreciado, y dirige un comercio de nivel que abastece a la elite panameña. Su oscura historia lo hace vulnerable a Osnard, quien lo chantajea obligándolo a pasarle informes –casi todos falsos– sobre negocios sucios y conspiraciones revolucionarias de los panameños.
Pendel, en suma, es el personaje simpático. Osnard es un sujeto amoral y codicioso. ¿Acaso Brosnan se ha propuesto destruir la imagen que le dio renombre y dinero durante la pasada década?
“Fue arriesgado –reconoce el actor–. El tipo es un cerdo. Es una basura, completamente inmoral. Ha estado en el juego demasiado tiempo, está desilusionado y aburrido, y sólo trata de mantener un poco de entusiasmo. John Boorman se divirtió con mi personaje, y también yo.”
Además de la escena de la bofetada, Boorman hace que Osnard se encuentre con Pendel en un burdel, desde donde lo lleva a un night club gay y baila con él mejilla a mejilla. Boorman acepta que se divirtió, pero también señala que darle a Brosnan el personaje fue una espada de doble filo. “Fue un acierto, porque la gente quiere ver a Brosnan en la pantalla. Pero también resultó un problema, como lo demostró el preestreno. La gente esperaba ver al atildado y elegante Bond, y odió la imagen de Brosnan, un tipo perverso y despiadado.”
De todos modos, Brosnan no está arrepentido de haber aceptado el papel: “Yo quería trabajar con Boorman –dice–. Cuando leí el libro, creí que él querría que yo interpretara al sastre. Pero no. «Te quiero para Osnard», me dijo”.
Desde el punto de vista de Boorman, hasta valía la pena contratar a Brosnan para conseguir permiso de filmar en Panamá... un país al que no le gustaba nada la descripción que Le Carré hacía del lugar en la novela, donde la presenta como una nación oscura y corrupta. Pero cuando la presidenta Mireya Moscoso se enteró de que Brosnan era el protagonista, autorizó la filmación, ya que es una gran fanática del agente 007. “Cooperaron muchísimo con nosotros –dice Boorman–, hasta nos permitieron filmar en el palacio presidencial.”
El estreno nacional de “The tailor of Panama” se realizó en los Estados Unidos a fines de marzo, luego de ser postergado varias veces, lo que obligó a Brosnan a hacer malabarismos con sus responsabilidades familiares y profesionales.
El y su novia, la periodista televisiva Keely Shayee Smith, tuvieron su segundo hijo, Paris Beckett Brosnan, en febrero, y según dicen, vuelven a pensar en casarse, después de postergar la boda cuando Sean Brosnan, de 17 años, el hijo mayor de Pierce, sufrió un serio accidente automovilístico, el año pasado. Con el joven ya recuperado, Brosnan puede dedicarse de lleno a su trabajo, lo que significa que volverá a Bond.
Aunque el personaje de Osnard está a millas de distancia del sexy 007, Brosnan no ha devuelto su licencia para matar, sino que ha firmado contrato para una cuarta película del famoso agente Bond, luego de protagonizar “Goldeneye” (1995), “El mañana nunca muere” (1997) y “El mundo no basta” (1999). La filmará en cuanto el guión esté listo.
Brosnan aprecia los mitos de Bond, pero como actor le gustaría que los productores experimentaran un poco más con la fórmula de 007. “Tendrían que hacer esta nueva película dándole mayor realismo dentro del contexto de la fórmula –afirma el actor–. Supongo que la gente quiere ver todas esas piruetas inteligentes, pero creo que aun dentro de ese contexto se podría dar mayor lugar a la acción dramática.”
En riesgo
Brosnan estuvo a punto de perder el protagónico en “The tailor...” porque a John Le Carré, autor de la novela y del guión, no le gustaba su forma de actuar. Según explicó a un diario británico, las películas de Bond lo aburrían tanto que sólo cambió su opinión sobre Brosnan cuando se enteró de su vasta experiencia en el teatro clásico.
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