Un equipaje muy venenoso

Terror a bordo ( Snakes on a Plane , EE.UU./2006). Dirección: David R. Ellis. Con Samuel L. Jackson, Nathan Phillips, Julianna Margulies, Byron Lawson, Rachel Blanchard y otros. Guión: John Hefernan y Sebastián Gutiérrez. Fotografía: Adam Greenberg. Música: Trevor Ravin. Presentada por Distribution Company Argentina. Hablada en inglés. Duración: 105 minutos. Calificación: sólo apta para mayores de 13 años.
Nuestra opinión: buena

Otra vez el terror se asoma a la pantalla, y ahora lo hace al estilo de esos "films catástrofe" que tuvieron su época de esplendor en la cinematografía norteamericana. En esta oportunidad, el eje del relato es Sean, un despreocupado muchacho que pasea en su bicicleta por las calles de Hawaii. De pronto, y frente a él, varios individuos asesinan brutalmente a un destacado juez de Los Angeles que condenará a un peligroso delincuente inculpado de tráfico de drogas, prostitución y extorsión. El siniestro jefe de la banda de asesinos sabe que Sean se convirtió en testigo presencial de la muerte del magistrado y se encuentra involucrado en un plan urdido por las autoridades para testificar en Los Angeles, por lo tanto debe ser exterminado para acallar su relato ante el jurado.

Nelville (un impecable Samuel J. Jackson) tendrá, como experimentado agente del FBI, la misión de trasladar a aquella ciudad a Sean en un avión de pasajeros para que su testimonio condene al cruel asesino, pero éste ya elaboró un diabólico plan para impedir que la aeronave llegue a destino: sembró en el área de carga decenas de serpientes venenosas que, mediante un hábil control, quedarán libres cuando la máquina aérea se encuentre a 10.000 metros de altura.

El comienzo del vuelo es normal, y tanto su tripulación como los pasajeros, Sean y el policía se disponen a descansar hasta su llegada a Los Angeles.

Pero las serpientes ya comenzaron su misión. Reptan entre valijas y asientos y atacan a los aterrorizados viajeros. De aquí en más, y con una buena dosis de adrenalina, Nelville deberá enfrentarse a la misión más peligrosa de su carrera: exterminar a esos ofidios que, rápidamente, van sembrando cadáveres en la cabina del avión y llegan hasta el comando en que los pilotos son, también, víctimas de su furia asesina.

Con oficio

Con indudable oficio, el director David R. Ellis ( Colateral , Destino final 2 ) vuelve a mostrar aquí su pericia para elaborar un guión que contiene todas las emociones (y convenciones) que son el plato fuerte de este tipo de relatos. El terror se va apoderando cada vez más de los pasajeros, mientras el agente del FBI pone en juego toda su habilidad y valentía para luchar contra esas serpientes que aparecen por los lugares más inesperados.

Efectos especiales de primer nivel y rubros técnicos bien manejados se asocian para lograr una historia que, sin duda, pondrá en tensión los nervios de los espectadores y arribará a un final de sorpresivas situaciones.

Nathan Phillips, como Sean, el muchacho que tuvo la mala suerte de presenciar un asesinato y convertirse en obligado testigo de esa acción, aporta la necesaria credibilidad a su personaje, en tanto que el resto del reparto, que va disminuyendo gracias al ataque de las serpientes, son otros elementos que hacen de Terror a bordo un espectacular relato que rápidamente gana en tensión y en suspenso y se convierte en un apetecible elemento para aquella franja de público que sigue con entusiasmo este género que, en esta oportunidad, logra lo que se propone: entretener, asustar y preguntarse, a mitad de su metraje, cómo finalizará esta aventura en la que tantas víboras arrinconan a inocentes víctimas.

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