Un diamante de Asia
Con 36 años, la protagonista de "Con ánimo de amar" es la máxima estrella del cine oriental y tiene 80 largometrajes realizados
Maggie Cheung nació en Hong Kong, pasó parte de su infancia y de su adolescencia (de los 8 a los 17 años) en Londres, y actualmente vive en París con su marido, el director francés Olivier Assayas, al que conoció durante el rodaje de "Irma Vep", en 1996, y con quien se casó hace algo más de dos años.
A los 36 años y con 80 largometrajes realizados, esta bellísima y talentosa actriz es una de las grandes y escasas estrellas asiáticas con proyección internacional, junto con Michelle Yeoh o Gong Li. Vino para acompañar a Assayas en la presentación de "Irma Vep" en el Festival de Buenos Aires, pero se encontró con que "Con ánimo de amar", su cuarta colaboración con Wong Kar-wai, también se proyectaba en el encuentro y que luego se estrenaba comercialmente en la Argentina.
Por eso, luego de la insistencia periodística, charló con La Nación en el hotel Hilton. En ésta, su primera visita a Buenos Aires, se mostró siempre atenta y sonriente: junto con su marido comieron con Jim Jarmusch y otros invitados del festival, hicieron el denominado "tour Wong Kar-wai" por las locaciones de La Boca y San Telmo donde se filmó "Happy together", pasearon por Palermo Viejo, presentaron personalmente sus películas al público, vieron varios films de otros directores y ella hasta subió al escenario para entregar el premio principal en la ceremonia de clausura al largometraje chino "Plataforma". "También queríamos ir a las Cataratas del Iguazú, pero parece que es imposible por la huelga de aviación", agrega.
El carisma de Maggie Cheung es impactante y, por eso, con Olivier Assayas se convirtieron en la pareja del festival. Cuando se le recuerda su pasado como Miss Hong Kong aclara: "Ese es un error periodístico. Yo quedé segunda en el concurso, fui la primera princesa. Me nombraron Miss Fotogenia, pero me quedé sin la corona. Pero no creerás que soy sólo una chica linda, ¿no?"
-Todos saben que el lugar te lo ganaste con talento y no sólo con belleza.
/Gracias (ofrece una sonrisa coqueta). Es bueno que a una le sigan diciendo esas cosas, como para mantener la autoestima. A mí no me gusta mucho hablar de eso porque todavía existe el prejuicio y el estereotipo de la chica joven o la modelito que entra en el cine por su belleza.
-En tus comienzos trabajaste mucho en el cine de acción de Hong Kong con gente como Tsui Hark,Jackie Chan o Johnnie To, y llegaste a filmar doce largometrajes más televisión en un solo año ¿Cómo hacías?
-Ese es un ritmo de trabajo que nadie puede sostener toda su vida. En muchos momentos yo no sabía qué estaba haciendo ni qué quería realmente para mi carrera. Entonces, trabajaba demasiado. Hacía varias películas a la vez. Terminaba de filmar a la medianoche y me llamaban al celular para ir corriendo a otro rodaje. No exagero si te digo que a veces no dormía durante cinco días seguidos. No sé si probé todo, pero sí sé que probé mucho. Y sólo ahora siento que toda esa experiencia me ha dado un sentido de la dirección en la que quiero ir. Pude tomarme un par de años sabáticos, disfrutar de mi trabajo, elegir mejor qué proyectos me interesan.
-Parece como si te hubieras orientado hacia el cine de arte ¿Abandonaste definitivamente el cine de acción?
-No sé si definitivamente, pero quiero tener la posibilidad de, si vuelvo a trabajar con Tsui Hark, dedicarle tres meses íntegros a su película. Me encanta el cine de acción asiático, especialmente el de Hong Kong, pero se suele filmar con demasiada velocidad. No quiero entrar más en ese vértigo que genera tanta tensión. Quiero disfrutar y aprender de los directores con qué trabajo.
-"Con ánimo de amar" es el cuarto film que hacés con Wong Kar-wai. ¿De él seguís aprendiendo?
-Sí, es uno de los directores más talentosos e innovadores del cine contemporáneo. Y no lo digo sólo yo. Es el autor mimado de los festivales, de los críticos...
-Y también del público: la película ya vendió un millón de entradas en Francia.
-Es algo milagroso. Wong Kar-wai ya se había hecho bastante conocido en Francia con films anteriores como "Chungking Express" y "Happy together", pero yo pensaba que "Con ánimo de amar" iba a ser un pequeño éxito de arte, confinado a las funciones de matiné. Y, si bien no tuvo una salida amplia como "El tigre y el dragón", que rompió todos los límites conocidos para el cine asiático, ya lleva casi un año de exhibición ininterrumpida.
-Pero tengo entendido que el rodaje fue muy traumático y doloroso para todos.
-Así fue. Yo nunca había pasado 15 meses filmando una película, casi encerrada, sin siquiera poder viajar a París para visitar a mi marido. Fue agotador, demasiado duro.
-¿Las experiencias anteriores con Wong Kar-wai habían sido similares?
-Para nada. Pero ésta es una película de un perfeccionismo único y, para colmo, con sólo dos actores que están todo el tiempo en pantalla: Tony Leung y yo. A mí no me importa trabajar un año entero en un proyecto, pero me gusta tener tiempo libre para pasear, algunos días para viajar a otra ciudad. Pero a Tony y a mí nos necesitaban todo el día, todos los días, en el set de filmación. La primera vez que trabajé con Wong Kar-wai, en "As tears go by", casi no tenía experiencia. La hicimos en 1988 y fue la película que me lanzó a la fama en el circuito de arte. Eramos como estudiantes experimentando todo el tiempo. Luego, en "Days of being wild" había seis actores y, en "Las cenizas del tiempo", ocho. Entonces, no toda la presión estaba puesta en mí, como sí ocurrió en "Con ánimo de amar". Llegó un momento, cuando el rodaje se paraba para reescribir el guión, que yo sentía que era culpa mía. Hubo momentos de angustia.
-Pero el resultado final debe haberte dejado muy contenta.
-Sí, compensó todo. La espectacular recepción que tuvo la premiére mundial en el Festival de Cannes, los dos premios para el film, las críticas entusiastas, el éxito comercial... Hasta los diseñadores de ropa más prestigiosos venían a felicitarnos. Evidentemente, Wong Kar-wai es un genio y sabía perfectamente qué quería del film y de nosotros. Sólo que para nosotros resultó un proceso muy doloroso.
-¿Cada uno de los múltiples detalles que aparecen en el film estaban planificados de antemano por el director?
-¡No! (se ríe). El no pide que muestres tu mano para un plano-detalle. Empiezo a actuar y a él se le ocurre en el momento que la cámara tiene que ir moviéndose hasta llegar a mi mano. Tiene una capacidad de observación y un sentido poético únicos, que se manifiestan todo el tiempo. Pero hasta que no queda conforme sigue y sigue. Por eso él necesitaba tanto tiempo para sentir que la ropa era la adecuada,o que la química entre los actores era de la intensidad que él deseaba.
-Recibiste muchas ofertas de Hollywood y de grandes directores europeos, pero rechazaste la gran mayoría ¿Por qué?
-Porque no estoy eligiendo según el renombre del director, el monto del cachet o el hecho de trabajar con un Jeremy Irons. Para mí hay un único mundo de cine, que puede comprender a Hollywood, a Europa, a Asia y, por qué no, a la Argentina. Sólo me fijo en el guión, en la onda que tiene el realizador, en lo que siento que puedo aportarle al proyecto. Por otra parte, ya tengo bastante con vivir entre Hong Kong y París. No creo que pueda soportar permanecer tres meses completos en Estados Unidos.
-"Irma Vep" fue tu primera y notable incursión en el cine europeo ¿Cómo la analizás hoy?
-En aquel momento no entendía mucho lo que estaba ocurriendo, estaba tan despistada, desorientada, como aparezco en la película. Fue un rodaje rápido, caótico y bellísimo a la vez. Es un film que se hizo con mucho ingenio, mucha libertad y ¡con muy poca plata! Olivier no era demasiado famoso entonces y por eso pensé que no iba a pasar nada, que nunca iba a ser el éxito que finalmente fue. Recién cuando la vi terminada me di cuenta del talento y la inspiración que había tenido Olivier.
-Tal es así que te conquistó afectivamente.
-Sí. Nos pusimos en pareja después del rodaje y nos casamos dos años después.
-Tu marido dijo que te va a volver a dirigir próximamente
-¡¿En serio te lo dijo?!
-Sí, en una entrevista que dio a este diario. ¿Por qué?
-Porque me resulta muy extraño que se lo haya dicho a un periodista, ya que es algo que manejamos en la intimidad, a partir de algunas ideas que él me dio y que todavía seguimos charlando. Yo lo admiro mucho como director, pero todo el mundo me dice que puede ser un error trabajar juntos ahora que somos marido y mujer. Creo que nuestras respectivas carreras crecieron mucho en los últimos cinco años, y puede resultar una colaboración interesante. Pero no quiero que sea una experiencia que nos intimide o nos tensione. El ahora va a hacer una suerte de secuela de "Irma Vep" en la que yo no voy a trabajar, y luego tiene ese proyecto. Pero no creo que sea antes del año próximo o en 2002.
-¿Y antes qué vas a hacer?
-Es muy posible que a partir de julio filme una historia de época con Zhang Yimou en China.
-¿Te vas a convertir en la nueva Gong Li?
-Para nada! Ella fue su musa y yo sólo tengo ganas de probar una vez cómo es trabajar con él. No quiero quedar restringida a un solo director o a un sólo tipo de cine. Hay demasiada gente interesante como para encerrarse y seguir trabajando una y otra vez en algo que ya demostraste que sabés hacer.
Assayaz: "Doble éxito"
Cuando en la entrevista que Olivier Assayas concedió a La Nación se le pidió una opinión respecto del trabajo de su esposa Maggie Cheung en "Con ánimo de amar", el realizador y ex crítico de la revista Cahiers du Cinéma preguntó: "¿Tengo que responder como director, como crítico de cine o como marido?".
Finalmente, eligió la faceta más personal: "Mientras ella filmaba esa película durante más de un año, yo estaba rodando "Los destinos sentimentales", un film de época de tres horas, de gran presupuesto, con grandes estrellas, y con muchas presiones. Yo casi no podía viajar a Hong Kong y ella no podía volver a París. Ambos rodajes eran muy largos y complicados. Yo seguí muy de cerca cómo sufrió Maggie esa experiencia y llegué a odiar a Wong Kar-wai. Pero cuando vi la película terminada, no lo podía creer. Creo que, hoy por hoy, es el único gran poeta del cine contemporáneo. Por suerte, con Maggie seguimos juntos, así que resultó un doble éxito".
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