"Un día de suerte" se exhibió en Berlín
El film de la directora argentina Sandra Gugliotta se proyectó a sala llena durante el festival de cine
BERLIN.- Encuadrada en la convulsionada Buenos Aires de los cortes de luz de 1999, en medio de manifestaciones políticas y reclamos callejeros, "Un día de suerte", la película de Sandra Gugliotta, cuenta, muy cerca de la realidad y casi de manera documental, la historia de Elsa, una joven de 25 años que intenta escapar de la Argentina, persiguiendo la ilusión de una Europa idealizada. Finalmente, consigue dejar el país, pero al llegar a Sicilia, Italia, descubre que las cosas tampoco se le presentan como lo soñó.
El recientemente fallecido Darío Vittori, el abuelo siciliano que había emigrado en busca de "l´América", es quien encarna el regreso de los ideales, pero a su vez, quien advierte sobre el dolor y la incurable herida del desarraigo. Por su parte, Walter, el amigo de Elsa, representa la voz del argentino que busca la salida dentro del propio país, mirando hacia la Patagonia y buscando el futuro en el Sur. Una historia de relaciones individuales entre personajes que sobreviven, confundidos entre la droga y la falta de proyecto, al borde de la marginalidad y ajenos a los sucesos históricos que los rodean.
Anteayer se estrenó, en la sección Forum de la Berlinale, "Un día de suerte", film de 95 minutos interpretado por Valentina Bassi, Fernán Mirás y Darío Vittori, con dirección de Sandra Gugliotta, en coproducción con España. Tras la proyección, con la sala absolutamente colmada, hubo un debate en el que principalmente se reiteraron los elogios a la naturalidad de las actuaciones y se manifestó un especial interés del público alemán por la crisis social por la que atraviesa la Argentina. El coordinador del debate y referente del cine latinoamericano dentro de la sección, Peter Schumann, se refirió a la tendencia, de esta última generación de cineastas argentinos, en marcar un enfoque de la clase media venida a menos y de la persistencia en la utopía política. A su vez, señaló los tres principales niveles en que transcurre la historia: la desesperanza por la desocupación, la pobreza sumada a la protesta política y finalmente la fuga de la Argentina.
Poco antes de la proyección, la directora del film dialogó con LA NACION:
-¿Sentís alguna responsabilidad especial al contar, en un foro internacional, una historia de tanta actualidad en la Argentina?
-Creo que si no fuera por la particularidad política del momento, estaría mostrando sólo un trabajo artístico, y en caso me sentiría responsable de mi propio trabajo y, sobre todo, de todos los que convoqué para acompañarme. Pero, lo que está sucediendo en este momento en la Argentina, pone a la película en directa referencia con la situación social, y desde ese punto, los que estamos aquí, sentimos una gran responsabilidad, orgullo y alegría, porque es una hermosa oportunidad la de poder hablar aquí, en Berlín, y tratar de explicarnos.
-¿Cuál pensás que es el punto fuerte del film?
-El corazón. Creo que la película es muy sincera y está hecha desde el corazón. Es transparente, tiene actuaciones muy humanas y esa ternura que tiene la película creo que es lo que puede llegar a ser más interesante.
-¿Cómo concretaste los recursos para esta película?
-Todos los tiempos de la película fueron muy largos, porque en el momento del rodaje siempre traté de tener lo mejor posible en cada área, y eso llevó que el tiempo de producción fuera muy extenso. Hice varios viajes a Europa para buscar dinero, escribí 6 versiones del guión, se comenzó el rodaje sólo cuando tuve a todos los actores que quería... Es decir, que siempre trabajé con el criterio de sumar cooperación a la película y cosas buenas que pudieran formar un proyecto sólido.
-¿Cuándo será exhibida en la Argentina?
-Allá se hizo sólo una proyección para el equipo técnico y los actores, pero queremos estrenarla lo antes posible. Ahora salió también la invitación para el festival de Toulouse en marzo, se estrenará en España... creo que no puede demorarse más para la Argentina, porque está logrando una muy buena difusión desde que fue seleccionada para Berlín.
-¿Qué te aportó la Berlinale?
-Desde el momento en que la película sale seleccionada comienza a sonar el teléfono, la película tiene ya hoy un distribuidor internacional y, en general, Berlín le da una especie de certificado de garantía al trabajo, y así todo comienza a sonar como posible: estrenos, festivales y demás. Es muy fuerte esto de venir a Berlín.
-¿Qué trabajo puede hacer una joven directora, durante los 10 días que dura el festival?
-Estoy tratando de apuntar a la prensa argentina, española e italiana, la francesa quedará para Toulouse, y trataré de conseguir los festivales más importantes para el resto del año. Algo vital es trabajar mucho más claramente el financiamiento y las asociaciones externas para los siguientes proyectos, y me parece que esto, la credibilidad de estar en Berlín, me facilita mucho buscar y armar una estructura de producción más sostenida. Allí comenzará a cuestionarse quizás el tema de la libertad, porque no sé si con un proyecto para afuera se pueda conservar todo tal cual quiero hacerlo. Ese será el desafío.
-¿Cómo pensás que se puede seguir haciendo cine en la Argentina de hoy y en la del futuro?
-Creo que del proceso de estos últimos diez años, nos quedamos con un excelente equipamiento técnico en distintas áreas. Estamos trabajando con elementos muy buenos, por ejemplo, cámaras; y también con un personal humano impresionante, nuestros técnicos tienen una formación maravillosa que la combinan con unas enormes ganas de trabajar. Eso es lo que tenemos como base, más la creatividad. Parecería que vamos a tener problema con el dinero líquido, pero tenemos todo esto para ofrecer, y además, creo que tenemos una pasión y capacidad de crear que parece que eso es lo que está empezando a llamar la atención. La realidad social es tan fuerte, que atraviesa mucho a un artista en su obra, y crear en la Argentina, espiritualmente, es muy distinto de crear en una sociedad muy desarrollada como la de Berlín. Buenos Aires está bombardeada de estímulos, estamos puestos en un lugar sensible y eso está a flor de piel.