Triunfo para el cine argentino
Balance de la muestra de Montreal
MONTREAL.- El favorable balance para el paso del cine argentino por el Festival del Mundo que acaba de concluir en esta ciudad no se agota con los dos valiosos premios obtenidos anteanoche por "El Polaquito" y por "Cleopatra". En una muestra que se caracteriza sobre todo por un público por lo general sensible y abierto al descubrimiento de nuevas y desconocidas propuestas, quedó claro que hubo una saludable bienvenida para la amplia programación (una docena de títulos entre largometrajes, cortos y documentales) llegada desde Buenos Aires, en buena medida integrada por expresiones de lo que aquí también se define como "nueva ola del cine argentino".
Los dos premios argentinos resumen el espíritu de una muestra que, más allá de una programación para todos los gustos de casi 400 títulos, estuvo signada por la controversia, sobre todo a partir de la decisión de los organizadores de superponer las fechas de Montreal a las de otros festivales importantes: Venecia y Toronto. Por un lado, el jurado oficial premió como mejor actriz a una debutante absoluta en el cine como Marina Glezer, que encarna con naturalidad y desprejuicio a una chica de la calle en "El Polaquito", una película que se financió apenas con el crédito otorgado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) y que sólo pudo pasar de 16 a 35 mm gracias al aporte de capitales españoles. Y por otro, el público eligió como mejor película de América latina a "Cleopatra", que cuenta con el sostén de un importante estudio y el canal líder de la TV local. Como en toda la muestra, hubo también aquí un equilibrio entre el cine de escaso presupuesto y otro ajeno a las superproducciones, pero al mismo tiempo abierto a las posibilidades de una carrera comercial con todas las de la ley.
Junto a estas distinciones no pasó inadvertida la buena acogida que tuvieron, en general, las propuestas argentinas. Hubo películas que agotaron sus entradas (el documental "Yo no sé qué me han hecho tus ojos", de Sergio Wolf y Lorena Muñoz) y otras que debieron exhibirse de nuevo a pedido del público ("Hoy y mañana", de Alejandro Chomski). De todas maneras, la mayoría de los integrantes de la delegación que llegó hasta aquí con el apoyo del Incaa dejó en claro que fue tan valioso este festival como vidriera en términos de público como casi nulo en cuanto a las posibilidades de lograr nuevos mercados para una carrera posterior. Aun así, varias películas ya se aseguraron nuevas presencias en otros festivales previstos para los próximos meses.
Los visibles claros que se apreciaron en el Teatro Maissoneuve, sede de la ceremonia de clausura, mostraron en forma rotunda que buena parte de quienes estaban aquí en las primeras jornadas prefirieron, a partir del miércoles último, desplazarse hacia la muy cercana Toronto, donde por estos días tiene lugar un festival con fuerte presencia de estrellas del cine mundial y un mercado de films que aquí brilló por su ausencia.
La decisión personal de Serge Losique, presidente del Festival de Montreal, de retardar este año el comienzo de la muestra y hacerla coincidir con las de Venecia y Toronto todavía se discute. Con esta actitud, Montreal perdió la categoría A dentro del calendario mundial de festivales, lo cual para muchos significó una sensible devaluación de una muestra que en el último cuarto de siglo (lleva 27 ediciones) fue considerada en términos competitivos como la más importante de América del Norte.
Sin preocuparse por las críticas recibidas aquí y fuera de Montreal, Losique redobló la apuesta y organizó un festival dividido en secciones equivalentes a los continentes, con la idea de hacer de la muestra una suerte de mapa del mundo cinematográfico. El resultado fue una muestra que funcionó en forma muy parecida a la del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, en el que hubo parecida curiosidad e interés hacia los nombres más prestigiosos y los menos conocidos.
El reparto de premios de la competencia oficial mostró un claro triunfo del cine del este europeo y sobre todo del cine serbio, que saca jugo de la reciente guerra civil en los Balcanes como tema casi obsesivo. No puede objetarse el premio principal para "Kordon", vigorosa pintura del descenso a los infiernos de un grupo policial encargado de la represión, ni el reconocimiento hacia "El profesional", tragicómica visión del conflicto filmada casi en un solo escenario. En este camino de cine político, el film testimonial rumano "Bless you, prison" (sobrio retrato de la vida de una prisionera política durante el comunismo) también tuvo su valor, aunque por lo general el jurado pareció ignorar los méritos de algunas de las expresiones más arriesgadas e interesantes de cinematografías menos transitadas, como las excelentes "La cólera de los dioses", de Burkina Faso, y "Sol de agosto", de Sri Lanka.
Fue merecidísimo el premio para el gran Silvio Orlando, protagonista de la italiana "Il posto dell´anima", en tanto los que recibió "Planta 4ª.", del español Antonio Mercero, se explican por la simpatía y el optimismo con que fue tratado un tema tan delicado como la situación de un grupo de adolescentes con problemas oncológicos.
El resto del festival tuvo de todo, sobre todo el interés generado por algunas obras muy intensas y complejas, como "A las cinco de la tarde", de Samira Makhmalbaf; "Elephant", de Gus van Sant y la durísima "21 gramos", nuevo film del director de "Amores perros" Alejandro González Iñarritu, filmado en Estados Unidos. Y también el buen momento que atraviesa el cine canadiense francófono, a partir de la expresiva pintura de una familia en decadencia que aparece en "Gaz bar blues" y el extraordinario film animado "Les triplettes de Belleville", cuya realización recuerda a los grandes dibujos de los hermanos Max y Dave Fleischer.
Para Montreal 2004, Losique ya anticipó una nueva sección (el cine y el deporte) y un tributo a Theo Angelopoulos. Todos esperan aquí que el año que viene haya más cine que controversias para que Montreal vuelva a ser uno de los festivales fundamentales del calendario internacional y uno de los más abiertos a la presencia del cine argentino.
Los principales premios de esta edición
Mejor largometraje: "Kordon", de Goran Markovic (Serbia y Montenegro).
Gran premio especial del jurado: "Gaz Bar Blues", de Louis Beranger (Canadá).
Mejor director: Antonio Mercero (España), por "Planta 4ª."
Mejor actriz: Marina Glezer (Argentina), por "El polaquito".
Mejor actor: Silvio Orlando (Italia), por "Il posto dell´anima".
Mejor contribución artística: "Bless you, prison" (Rumania), de Nicoale Margineanu.
Mejor guión: "El profesional", de Dusan Kovacevic (Serbia y Montenegro).
Premio a la innovación: "Le intermittenze del cuore" (Italia), de Fabio Carpi.
Mejor opera prima: "I always wanted to be a saint" (Bélgica-Luxemburgo), de Genevieve Mersch.
Premio del público al mejor film latinoamericano: "Cleopatra" (Argentina), de Eduardo Mignogna.
Premio del jurado ecuménico: "Gaz Bar Blues", de Louis Beranger (Canadá).
Premio de la Federación Internacional de Críticos de cine (Fipresci): "El profesional", de Dusan Kovacevic (Serbia y Montenegro).
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