Triple Frontera llega a Netflix con otro escenario y una historia menos polémica
En el imaginario argentino hay una sola Triple Frontera . Es el enclave compartido por nuestro país, Brasil y Paraguay, con cabecera urbana visible en la ciudad paraguaya de Ciudad del Este y una historia en la que se mezclan hechos reales, sospechas, mitos y conspiraciones alrededor de todo tipo de negocios ilegales, lavado de dinero, narcotráfico, venta masiva del armamento más sofisticado y, lo más peligroso de todo, operaciones ligadas al terrorismo internacional.
Algunas de estas oscuras tramas, más la inquietante alusión a organizaciones como Hezbollah, sobrevolaron allá por 2009 las primeras alusiones a una película que llevaría precisamente el título de Triple frontera. Las expectativas crecieron no bien se supo que Kathryn Bigelow estaba detrás del proyecto. Todos querían saber cuál iba a ser el siguiente proyecto de la mujer que ganó el Oscar por Vivir al límite. Sobre todo porque no era habitual que una realizadora de tan alto perfil decidiera instalarse en un lugar geográfica y políticamente muy caliente para tratar en una película que no iba a pasar inadvertida. Los nombres estelares que se mencionaban para el elenco (Tom Hanks, Johnny Depp) alimentaban a cada momento el creciente interés por el proyecto.
Pasó el tiempo, cambiaron casi todos los nombres y el proyecto por fin pudo concretarse. Triple frontera estará desde este miércoles disponible en todo el mundo para los abonados a Netflix después de un breve paso (apenas una semana) en cines de Estados Unidos y de España. Pero la alteración más importante es geográfica. Hay que instalarse en una zona más septentrional de América Latina, en un punto marcado por la confluencia entre cadenas montañosas y áreas selváticas. En esta otra triple frontera convergen Brasil, Colombia y Perú. Y los asuntos más sensibles y delicados en términos políticos ya no forman parte de la trama.
En su lugar, la nueva película de J. C. Chandor (El precio de la codicia, All is Lost, A Most Violent Year) se asoma a la historia de un grupo de veteranos ex combatientes de distintas fuerzas orgánicas estadounidenses que responden al llamado de uno de ellos (Santiago "Pope" García, interpretado por Oscar Isaac) para unir fuerzas y organizar una misión destinada a saquear el bunker selvático de un poderoso narcotraficante, que guarda allí una cantidad inverosímil de dólares. Los antiguos soldados ( Ben Affleck , Garret Hedlund, Charlie Hunnam y el chileno Pedro Pascal) mantienen intacto el nervio guerrero, pero no la pasan bien económicamente. La oportunidad parece inmejorable.
¿Qué quedó del proyecto original? Poco y nada, admite Chandor. Más allá de que el autor Mark Boal (habitual colaborador de Bigelow), es el único integrante del equipo original que mantuvo su lugar y firma el guión junto al director, el resto está muy lejos de todo lo que se había hablado siete años atrás. "Es posible que para ustedes el título resulte un poco complicado y hasta confuso, pero la película habla de una triple frontera. Lo que quisimos fue alejarnos de ambientes específicos y de ciertas cuestiones políticas muy precisas, para trabajar en cambio con una perspectiva mucho más universal", adelanta Chandor, en diálogo telefónico con La Nacion desde Nueva York. "Obviamente –agrega el director- usted se va a encontrar con referencias muy claras sobre lo que pasa en esa región del mundo y, espero, también acerca de las intervenciones de Estados Unidos en la región".
Chandor admite estar completamente ajeno al conflicto que pudo haberse desatado si se cumplía con los planes originales de rodaje. En 2010, un indignado Enrique Meyer, entonces secretario de Turismo del gobierno argentino, hacía pública la "profunda indignación" del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner por una película que ni siquiera había empezado a filmarse. "Hasta donde sabemos, intenta presentar negativamente una región común a tres países sudamericanos", había dicho con espíritu preventivo. Su par de Paraguay, Liz Cramer, fue más lejos y dijo: "Nos quieren ensuciar como los malos del mundo". Una incipiente campaña para boicotear la película comenzó a alumbrar en círculos políticos y empresariales de ambos países. El cambio de enfoque y de escenario convirtieron a estas amenazas en un lejano recuerdo. El equipo de rodaje fue recibido en Colombia de manera muy amigable (durante la filmación un millar de lugareños de la periferia de Bogotá tuvieron oportunidades de trabajo y participación como extras) y el rodaje se completó en exteriores de California y Hawaii.
Chandor reconoce que en la trama de Triple Frontera reaparecen algunos temas que marcaron sus trabajos previos: la codicia, la lucha por sobrevivir, la relación entre las personas y el dinero, el modo en que los gobiernos actúan sobre estas cuestiones. "Siempre me interesó explorar cuestiones relacionadas sobre el modo en que somos gobernados y también sobre las reglas impuestas por el sistema financiero. Se supone que el dinero es una ayuda para mejorar nuestra existencia, lo viven los personajes de la película. Nos ayuda a crear, a conseguir cosas. Pero muchas veces, al final del camino, lamentablemente nos damos cuenta de que también puede terminar controlando nuestra vida. Triple frontera habla del modo en que nos tratamos de ganar la vida, de lo que significa el dinero para nosotros y de las decisiones que tomamos al respecto. Tal vez las cosas en el cine se presenten de un modo más agudo y afilado que en la vida real, pero la reacción siempre es la misma: estamos en la encrucijada de preguntarnos si hacemos o no lo correcto, y cuáles son las consecuencias de esa conducta respecto de los demás", señala.
Ese dilema, para el director, se resume en una pregunta: "¿Nuestra conducta en determinadas circunstancias relacionadas con el dinero puede ser heroica o, por el contrario, no hace otra cosa que esparcir pena y desgracia?", se interroga. Instalado en el escenario concreto de Triple frontera, Chandor deja a la vista lo difícil que es dar una respuesta. "Nosotros, como estadounidenses, nos movemos en los escenarios de esta película dentro de una realidad que en el fondo nunca entenderemos del todo". En este sentido, dice estar satisfecho por haber logrado, a su juicio, que esta película no sea vista ni como una "devolución de gentilezas por los últimos 20 años de guerras latinoamericanas en las que Estados Unidos estuvo involucrado" ni como una más de las muchas historias que desde Hollywood observan a la región con los estereotipos más básicos de la lucha contra el narcotráfico.
"El personaje ligado a las drogas no es un villano convencional que merece todo el castigo posible ni alguien que hace cosas horribles o espantosas. Es en cambio casi un fantasma. Y los estadounidenses que quieren apoderarse de su dinero tampoco aparecen aquí como los clásicos gringos dispuestos a cumplir una misión. Traté de que fuesen personajes que salieran de lo previsible. Como peces fuera del agua", afirmó.
Es la primera vez que Chandor vuelve a trabajar con el mismo actor. Isaac fue el protagonista de A Most Violent Year y ahora interpreta al hombre que arma la operación. "Oscar es el actor con quien querría trabajar cualquier director. Es talentoso, sagaz, tiene una impecable formación clásica, fue educado para esta profesión y lleva en el cuerpo el gesto natural que debe tener un actor. Hace tiempo que quería volver a trabajar con él, pero estaba ocupado filmando Star Wars y otras cosas. Me ayudó mucho a retratar esta conexión que veo entre América latina y Estados Unidos y a entender algunos aspectos culturales fundamentales de la región".
En el elenco también figura Ben Affleck, una de las estrellas de las que más se habla en los últimos tiempos, más por cuestiones extracinematográficas que de sus próximos proyectos: "No voy a decir cosas sobre Ben más allá de su trabajo. Yo lo veo a esta altura de su carrera como una figura icónica. Y lo que más me gusta de él es su capacidad para hacer creíble a su personaje, desde lo físico y lo emocional. Estoy feliz de haber tomado la decisión de esperarlo un par de meses y aguardar a que resolviera algunas cuestiones para que se sume a esta película".
Chandor dice, finalmente, que Triple frontera fue el proyecto más largo en el que le tocó trabajar. "Es posible –concluye- que con el tiempo una película como esta se recuerde solo por sus escenas de acción, pero para todos los que estuvimos involucrados en ella resultó un viaje larguísimo y agotador. Una verdadera tortura".
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