Top Gun: del momento de gloria de Tom Cruise en 1986 al ocaso actual de Val Kilmer
Cruise es una de las grandes estrellas del cine en la actualidad mientras Kilmer asume sus horas más difíciles y el drama de un cáncer que le quitó la voz
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En la tarde del domingo 11 de julio, Tom Cruise ocupó con aire de estrella y de campeón un lugar en el palco de honor del estadio londinense de Wembley. Allí, al lado de David Beckham (otra estrella y otro campeón, en este caso del fútbol) vio cómo el seleccionado inglés caía por penales frente a Italia en la final de la Eurocopa 2021. Unas horas antes cumplió el mismo rito en el court central de Wimbledon como espectador privilegiado del partido que coronó allí por sexta vez a Novak Djokovic como triunfador del torneo de tenis más prestigioso del calendario anual.
Ese mismo día, la prensa internacional seguía haciéndose eco de la impresionante respuesta que Cannes le brindó al estreno mundial de un documental sobre Val Kilmer. “Es la más bella derrota jamás filmada”, tituló el diario madrileño El Mundo su crónica sobre la repercusión cosechada por Val, que testimonia casi cuatro décadas de la vida del actor a través de las filmaciones que el propio actor registró en primera persona, sobre todo a lo largo de su apogeo como estrella de Hollywood. Como Cannes es para los festivales de cine el equivalente de Wimbledon, que Val haya recibido tantos elogios es un triunfo extraordinario, mucho más valioso si tenemos en cuenta que su protagonista se enfrenta hoy a las horas más bajas de su existencia personal y artística.
En 1986, el hoy ganador Cruise y el hoy derrotado Kilmer fueron las grandes figuras masculinas de Top Gun, reto a la gloria. Así se estrenó en la Argentina uno de los más grandes éxitos de esa década, trampolín definitivo para el estrellato de Cruise y primer paso en serio para Kilmer de una carrera ascendente que en la década siguiente no parecía encontrar su techo. En la película los dos eran enemigos íntimos. Cruise interpretaba a Pete “Maverick” Mitchell, un piloto de combate llamado a ser el mejor de su generación, pero a la vez enfrentado por una serie de dilemas personales entre los cuales el más importante era el traumático recuerdo de su padre, que había brillado en el mismo terreno antes de desaparecer misteriosamente en medio de una misión y quedar expuesto a dudas eternas por aparentes errores que resultaron trágicos. Vidas paralelas.
Del otro lado, Kilmer era Tom “Iceman” Kazansky, arrogante colega de Maverick y aspirante como él a conquistar el título de mejor piloto de combate de los Estados Unidos. Una rivalidad que en un momento también se extendía al terreno afectivo, en el que –como todos sabemos- triunfó una vez más el personaje de Cruise al convertir a la instructora militar Charlotte “Charlie” Blackwood (Kelly McGillis) en su enamorada. Aunque la película muestre que el trabajo de seducción más intenso se lo debamos a ella.
Disponible ahora en Netflix con el subtítulo de Pasión y gloria, Top Gun es la segunda película importante que dirigió Tony Scott, el hermano menor de Sir Ridley Scott. Tres años atrás se había revelado con la inquietante El ansia, y desde allí comenzaría una carrera de menor a mayor que comenzó a la sombra del por entonces ya famoso Ridley hasta que en un momento dejaría de ser “el hermano de” y comenzaría a adquirir nombre y reconocimiento propio.
Top Gun es sobre todo una película de aprendizajes y bautismos de fuego. En el caso de Cruise, su personaje debe someterse a una serie de pruebas y pasos que lo llevarán a comprobar si está preparado y listo para seguir los pasos de su padre e inclusive superarlo. La disyuntiva en su paso consiste en superar la adversidad anímica y encaminarse al triunfo o retroceder y terminar su carrera en un cono de sombras mucho menos trágico, pero alejado al fin del mundo que había construido desde el ejercicio de su vocación.
La película es un ensayo de todo el camino posterior que convertiría a Cruise en una de las más grandes estrellas de cine de este tiempo. En aquel 1986 todavía conservaba algunos de los tics forzados (en la sonrisa y en la actitud corporal, sobre todo) que tenía que dejar necesariamente en el camino si su meta era convertirse en actor de cine, en vez de un galán carilindo. El tiempo dejó bien en claro que ganó esa larga batalla, cuyas primeras escaramuzas aparecieron en Top Gun. Allí Cruise entrega un bosquejo bastante convincente de lo que sería su futuro recorrido como héroe de acción: arrojo, actitud siempre desafiante, amor propio, poder de seducción y sobre todo una presencia cinematográfica admirable. Ver a Cruise (también en Top Gun) es ver a un actor que nunca se equivoca cuando ocupa su lugar en una escena.
Lo que diferenciaba a Cruise de Kilmer en Top Gun era que su personaje sabía reconocer sus errores y estaba dispuesto a dar un paso al costado para purgarlos. Desde esa aparición en 1986 Kilmer siempre fue la imagen de la vanidad y el narcisismo. La expresión orgullosa, siempre al borde de la pedantería, de quien no podía equivocarse jamás. Una vida de película marcada a fuego por esa pose canchera que más tarde se le volvería completamente en contra. Durante un buen tiempo pudo usar a su favor los dones que la naturaleza le brindó, sobre todo la envidiable y apolínea estampa de quien podía conquistar todo lo que se propusiera gracias a la pinta y a una simpatía arrolladora.
El tráiler de Val resume en un par de minutos el camino que lo llevó de la gloria al ocaso. Una rápida compilación de las imágenes caseras y privadas registradas por su cámara portátil (sobre todo autorretratos) nos muestran esa parábola. De aquel conquistador de la pantalla con todo el futuro por delante a esta imagen de hoy, la de un Kilmer de 61 años que parece pedir piedad desde un doloroso silencio. “El de ahora es un hombre con la cara hinchada, mirada perdida y uñas muy largas. Conmueve en su derrota perfecta. Su voz emerge de la tráquea, fracturada por la cicatriz muda de un cáncer. Por cada sílaba se adivina un abismo”, relata la crónica del diario español El Mundo sobre el documental que conmovió a Cannes.
El Kilmer que Scott eligió en 1986 como contrafigura masculina de Cruise en la película original de Top Gun era muy distinto. También quería aprender y empezar su carrera hacia la cumbre de Hollywood. Como le pasó al propio director, para quien esta película también fue un aprendizaje de estilo. Al volver a ver Top Gun queda de inmediato a la vista su extraordinaria destreza para fotografiar y montar largas escenas de acción en el aire sin necesidad de efectos visuales, con todo el peso verdadero de esos hombres y de esas máquinas.
También el menor de los Scott se muestra allí capaz de retratar sin vueltas ni adornos la vida cotidiana de esos hombres audaces que no dan demasiadas vueltas cuando se trata de mostrar sentimientos. Eso también le cabe al personaje de McGillis, una mujer perfectamente integrada a ese mundo lleno de rituales y decisiones intrépidas. Con el tiempo, Scott se transformaría en uno de los grandes narradores del cine de Hollywood, resuelto como pocos para mostrar cómo los personajes de sus películas entran en acción llevando hasta el fondo el ejercicio preciso y riguroso de su talento profesional. Tony Scott también se enfrentó a su propio infierno: decidió quitarse la vida al saltar al vacío desde un puente el 19 de agosto de 2012. Tenía 68 años y sus últimas películas (Imparable, Rescate del metro 123, Deja Vu) habían sido las mejores de su carrera.
A 35 años del estreno de Top Gun, Cruise es una de las pocas figuras que merece hoy el título de gran estrella de cine, pero también es uno de los mejores actores de cine del mundo. Ese doble atributo le permite pensar en plena pandemia en la posibilidad de una gira internacional para promocionar sus próximas grandes aventuras en la pantalla, algo que casi ninguno de sus colegas ni siquiera se permite evaluar. Sorteando unas cuantas dificultades e imprevistos derivados de la emergencia sanitaria global logró terminar el rodaje de Misión imposible 7 y con 59 años recién cumplidos (el 2 de julio) sigue dispuesto a desafiar al tiempo protagonizando temerarias escenas de acción sin recurrir a dobles de riesgo. Lo único que la pandemia le impidió fue rodar al mismo tiempo la película número 8 de la serie, que quedó para más adelante.
Kilmer no estuvo en Cannes acompañando la presentación del documental, que llegará a algunos cines de los Estados Unidos el viernes 23 de julio y tendrá un lanzamiento mucho más amplio y global en streaming a partir del 6 de agosto por Amazon Prime Video. Lo representaron sus hijos Jack y Mercedes. Sus apariciones públicas son muy escasas, sobre todo por las dificultades que enfrenta en el habla luego de que el tratamiento de su enfermedad lo obligara a someterse a una traqueotomía. Eso no le impidió retomar el papel de Iceman en Top Gun: Maverick, secuela del film original, que llegará a los cines de la Argentina el 18 de noviembre luego de una larguísima postergación obligada por la pandemia, que se extendió a más de un año.
Con Cruise y Kilmer de nuevo en sus papeles originales, quien decidió no participar de esta continuación fue McGillis. Luego de un comienzo rutilante que incluyó también por esos años una aparición protagónica en Testigo en peligro, la actriz comenzó paulatinamente a tomar distancia de Hollywood, algo que no parece tener hoy vuelta atrás. “No. Estoy vieja y gorda, y aparento la edad que tengo”, dijo la actriz en 2019 cuando le preguntaron si había sido convocada para retomar su papel de Charlie en la secuela que finalmente se verá este año.
Los únicos privilegiados que pudieron ver la película hasta ahora fueron los integrantes del seleccionado inglés de fútbol. Antes del partido final de la Eurocopa, Cruise les regaló un mensaje grabado y la exclusiva proyección de Top Gun: Maverick como mensaje inspirador. No les alcanzó para ganar. El único que se fue de Wembley como campeón en aquel triste domingo para Inglaterra fue el propio Tom Cruise.
Dónde verla. Top Gun: pasión y gloria está disponible en Netflix.
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