Top Five: grandes escenas del cine de Steven Spielberg
Con motivo del estreno de Puente de espías, repasamos imágenes indelebles de la filmografía del realizador
*1. E.T. SE DESPIDE DE ELLIOT (E.T., EL EXTRATERRESTRE, 1982)
El crítico de cine Roger Ebert comparaba su propia experiencia viendo E.T., el extrarrestre con lo que debieron haber sentido los espectadores que tuvieron la suerte de ver El mago de Oz en el momento de su estreno, destacando una cualidad que las hermana: la capacidad para volverse tanto mágicas como atemporales. "E.T. es la clase de película que vuelve menos cínico al crítico y que seguramente le genere ganas de romper en llanto". Efectivamente, esta obra maestra de Steven Spielberg escrita por Melissa Mathison es simplemente encantadora, y una influencia inevitable para numerosas producciones posteriores como Super 8, el film de J.J. Abrams producido por el propio Spielberg.
En la escena que dejamos a continuación, el realizador de algún modo expande el final de Encuentros cercanos del tercer tipo (film sobre el que ahondaremos más adelante), sellando el fuerte lazo entre ese niño solitario que estaba aguardando la llegada de un amigo y ese amigo de otro mundo con quien, sin embargo, logra compartir un mismo lenguaje. "Estaré aquí mismo" le dice E.T. a Elliot (Henry Thomas) antes de volver a su hogar y la música de John Williams se despliega de manera abrumadora, apelando a un efecto noble: despertar la sensibilidad del espectador más férreo.
*2. FRANK LLAMA A CARL EN NAVIDAD (ATRÁPAME SI PUEDES, 2002)
Atrápame si puedes es una de las películas de Spielberg en la que reluce con mayor fuerza su admiración por la Nouvelle Vague - recordemos que en Encuentros cercanos del tercer tipo se dio el lujo de dirigir a François Truffaut -, una biopic que avanza con ritmo, fluidez y amor por sus personajes. Si bien los fraudes cometidos por Frank Abagnale están mostrados con tintes cómicos que provienen de su ingenio para adoptar distintas identidades y profesiones, Atrápame si puedes es, ante todo, un drama sobre un adolescente que no quiere resignarse a perder a su familia.
Luego del divorcio de sus padres - noticia que lo toma por asalto y lo empuja al mundo delictivo -, Frank decide construir su propio mundo, uno en el cual haya lugar para su inagotable idealismo. De todos modos, cuando la realidad lo golpea con la muerte de su padre y con el segundo matrimonio de su madre ( Leonardo DiCaprio está excelente en la secuencia en la que observa a su hermana por medio de una ventana cubierta por la niebla), Frank advierte que es momento de dejar de correr.
Sin embargo, unos años antes y en plena Navidad, lo llama a Carl Hanratty ( Tom Hanks ), el agente del FBI que lo persigue, con la excusa de perpetuar ese juego de gato y ratón. "No me llamaste para pedirme disculpas, es que no tenés a nadie más a quien llamar" le rebate Carl entre risas, poniendo al descubierto la naturaleza solitaria y vulnerable de ese eterno niño.
*3. BARRY ES SECUESTRADO POR EXTRATERRESTRES (ENCUENTROS CERCANOS DEL TERCER TIPO, 1977)
Pocas imágenes tan imborrables como la superior. Por un lado, representa el momento de quiebre en la vida de Jillian Guiler (Melinda Dillon), aquel en el que su pequeño hijo Barry es abducido por fuerzas alienígenas, hecho que la conduce a entablar una amistad con Roy Neary (Richard Dreyfuss), con el fin de recuperar a su hijo y detener cualquier otro plan que se pueda estar pergeñando en la Tierra. Por otro lado, la secuencia es un símbolo de lo que significa el cine en la vida de Spielberg, un espacio inconmensurable, una puerta abierta hacia un sinfín de posibilidades creativas.
En relación a esas infinitas herramientas, Spielberg generalmente no se encasilla en un solo género sino que es capaz de combinar, en un mismo film, distintas capas de relato y de tonos. Encuentros cercanos del tercer tipo es el mejor ejemplo de esto. Quizás sea una gran película de ciencia ficción a secas, pero quizás también sea un efectivo largometraje sobre la amistad entre dos personas que se encuentran en el momento justo (una constante en su cine), como el caso de Jillian y Roy (una de las interpretaciones más brillantes de Dreyfus, junto con la de La chica del adiós), quienes convergen en un mismo espacio tras una serie de obstáculos.
Respecto a ese espacio donde se desarrolla el enorme final del film, el mismo representa todo lo posible, el sueño hecho verdad, con la música de Williams nuevamente elevando las imágenes de Spielberg, imágenes que son un extraordinario homenaje a la maleabilidad del Séptimo Arte de un director que, como Barry al abrir la puerta, permanece entregado a su potencial.
*4. EL TIBURÓN ATACA EN LA PLAYA (TIBURÓN, 1975)
Así como al describir Encuentros cercanos del tercer tipo aludíamos a la indeleble escena de Barry exponiéndose a los extraterrestres, al hablar de Tiburón es imposible no hacer referencia (otra vez) a la composición minimalista de John Williams, uno de los fuertes de esta enorme película de Spielberg basada en la novela de Peter Benchley. ¿Qué cinéfilo no sucumbió al tarareo de esas inolvidables notas de su banda sonora? Por otro lado, si en Atrápame si puedes veíamos el reflejo del amor por Truffaut, en Tiburón vemos un incuestionable reflejo del amor por el uso del suspenso de Alfred Hitchcock, suspenso siempre apuntalado por la música de Bernard Herrmann.
En cuanto al dominio de los diferentes niveles narrativos, Spielberg supo cómo construir efectivas escenas de horror ante un ataque inminente (como la que dejamos aquí abajo) pero también supo cuándo había que correrse del desastre para reposar en secuencias mucho más íntimas que configuren la humanidad de sus protagonistas. Como ejemplo de esto nos encontramos con otro gran momento de Tiburón, aquel en el que el trío protagónico (Robert Shaw, Roy Scheider y Richard Dreyfuss) se reúnen a charlar por la noche, dándole pie al personaje de Quint para el famoso "monólogo de Indianápolis", uno de los tantos aciertos del mejor largometraje del director.
*5. OSKAR SCHINDLER MIRA A LA CHICA DE ROJO (LA LISTA DE SCHINDLER, 1993)
Una de las razones por las cuales Steven Spielberg se convirtió en uno de los realizadores más aclamados de la historia del cine es por su buen ojo para armar un equipo de trabajo que opere como relojito en servicio de una determinada historia. Para La lista de Schindler convocó al guionista Steven Zaillian para la adaptación de la novela de Thomas Keneally, a su ya mítico director de fotografía Janusz Kaminski para esas poderosas imágenes en blanco y negro, y nuevamente a John Williams para la música. Asimismo, cuando llegó el momento de elegir al actor que interpretara a Oskar Schindler, ese empresario alemán que salvó la vida de más de mil judíos polacos, el realizador optó por un entonces ligeramente desconocido en Hollywood Liam Neeson , una de las tantas grandes actuaciones del film junto con las de Ben Kingsley y Ralph Fiennes .
En lo que respecta a la elección de que la única imagen a color de su película sea la de la niña y su tapado, Spielberg lo explicó en numerosas ocasiones de manera muy didáctica, como suele explayarse siempre: "el Holocausto era tan obvio e ineludible como una chica con saco rojo". La analogía se ve reforzada por la imagen que sucede a esa secuencia de Schindler mirando a la niña, una igual de dura y devastadora: Oskar, en su fábrica, contemplando el lugar en soledad, consciente de la razón detrás de todos esos espacios en blanco. Mención especial para el montaje de Michael Kahn, otro colaborador habitual del equipo de Spielberg.
*El adelanto de Puente de espías, la nueva colaboración de Steven Spielberg y Tom Hanks:
PARTICIPACIÓN. ¿Qué otras escenas memorables del cine de Steven Spielberg podrían sumar al listado?
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