Cuando el casting falló: actores que no le hicieron justicia a grandes figuras
¿Robert Pattinson como Salvador Dalí? ¿Lindsay Lohan como Elizabeth Taylor? No siempre las películas biográficas dan en la tecla y en esta nota exploramos algunos ejemplos
Las biopics son un arma de doble filo. Por un lado, pueden captar la esencia de la figura retratada con inteligencia - como hemos visto en este conteo - y, por el otro, pueden generar el fastidio de los objetos de estudio, muchos de ellos opositores de la forma en cuyas historias fueron abordadas en el mundo cinematográfico (que también recopilamos en esta nota). En esta oportunidad, recordamos esos momentos en los cuales los actores equivocados fueron elegidos para biopics de enorme potencial.
*1. LINDSAY LOHAN COMO ELIZABETH TAYLOR
El principal problema que tiene la biopic de Lifetime Liz & Dick es su superficialidad. La relación entre Elizabeth Taylor y Richard Burton fue tan intempestiva y tortuosa, que ameritaba un mejor desarrollo de sus numerosos vaivenes. Sin embargo, lo que el realizador Lloyd Kramer muestra es a una Liz que se mueve por su mansión, dispersa, tomando cualquier vaso con alcohol que pudiera encontrar para mermar el descontento. De hecho, en una de las escenas más involuntariamente irrisorias del film, Lindsay Lohan se arroja sobre el césped para gritar "¡estoy aburrida, estoy muy aburrida!", como si de esa forma se pudiera abordar la complejidad de la personalidad de la diva. Por otro lado, el trabajo que realiza la protagonista de Chicas pesadas no presenta ni un solo rasgo de autoconsciencia, y prácticamente nos obliga a presenciar una suerte de penosa audición de una joven aspirante a actriz, que juega con las pelucas y el vestuario, sin respeto alguno por la figura que está representando.
Por lo tanto, aunque Grant Bowler intenta imprimirle verosimilitud a su Burton, su interpretación se ve opacada por lo que parecía ser un capricho de Lohan para que la tomemos nuevamente en serio. En síntesis: mejor quedarse con Burton & Taylor, la biopic de la BBC protagonizada por los enormes Dominic West y Helena Bonham Carter.
*2. ZOE SALDANA COMO NINA SIMONE
Desde el vamos, Nina, la biopic de Cynthia Morton sobre la gran Nina Simone, estuvo plagada de controversias. En primer lugar, la actriz que iba a personificar a la cantante era Mary J. Blige - quien este año apunta a una nominación al Oscar por su actuación en Mudbound de Dee Rees -, pero eventualmente fue reemplazada por Zoe Saldana, quien era considerada más rentable en términos de desempeño en taquilla. En segundo lugar, la hija de Simone, Lisa, se opuso abiertamente a la realización del film, negándose a colaborar como consultora y a apoyar la producción desde cualquier ángulo. Como si ésto fuera poco, Morton tampoco pudo realizar la película que tenía en mente y las discrepancias con la productora se vieron reflejadas en el montaje final. Sin embargo, a pesar de todas estas polémicas, la que causó mayor indignación y repudio fue la de las sesiones de maquillaje a las que se sometió Saldana para oscurecer su piel y así parecerse más a Simone.
Finalmente, la biopic se estrenó en abril de 2016 en los Estados Unidos y lo cierto es que tanto a la actriz de Guardianes de la Galaxia como al siempre sólido David Oyelowo (como el manager Clifton Henderson) se los nota incómodos en un largometraje errático que empalidece en comparación con el celebrado documental de Liz Garbus, What Happened, Miss Simone?
*3. BENEDICT CUMBERBATCH COMO JULIAN ASSANGE
El quinto poder prometía mucho. Si bien su director Bill Condon estuvo detrás de otra biopic algo deslucida como Soñadoras, también fue responsable de la brillante Dioses y monstruos, basada en la vida del cineasta James Whale. Por otro lado, el encargado de adaptar los libros de investigación Inside WikiLeaks de Daniel Domscheit-Berg y WikiLeaks de David Leigh y Luke Harding fue Josh Singer, quien dos años después ganaría el Oscar por su inoxidable guión de En primera plana . Sin embargo, El quinto poder fue un verdadero fracaso comercial y crítico, lisa y llanamente por su falta de pasión con el material de base. El film explora la primera etapa de Julian Assange al frente de WikiLeaks y concluye con la filtración de los decisivos documentos, y lo hace con tanta frialdad y falta de precisión en la edición que es imposible no añorar la contundencia de una biopic extraordinaria como Red social de David Fincher.
Asimismo, la actuación de Benedict Cumberbatch no colabora demasiado con la causa, dado que ingresa en la categoría de interpretaciones donde los manierismos prevalecen sobre la naturalidad. El propio programador destrozó la película de Condon y tildó al guión de "ataque propagandístico masivo” y “una mentira” .
*4. ROBERT PATTINSON COMO SALVADOR DALÍ
Luego de la fama que le dio el indiscutido éxito de la saga de Crepúsculo, el camino de Robert Pattinson hacia interpretaciones más comprometidas y sólidas - este año podría recibir una nominación al Oscar por el film Good Time de los hermanos Joshua y Ben Safdie - fue un tanto sinuoso. Por un lado, nos encontramos con actuaciones reveladoras en films como Cosmópolis y The Rover. Por el otro, tenemos la insípida Agua para elefantes y la mediocre Bel Ami. En 2008, mismo año de la segunda entrega de Crepúsculo, Pattinson comenzó con ese trayecto en el que la osadía y la búsqueda de superación fueron sus intenciones clave, y lo hizo poniéndose en la piel de Salvador Dalí en la biopic Little Ashes.
La película de Paul Morrisson que registra la relación entre el mencionado pintor catalán, el cineasta Luis Buñuel (Matthew McNulty) y el escritor Federico García Lorca (Javier Beltrán) comete el error de no lograr captar la mística de esa época donde la creatividad resultaba efervescente, al concentrarse en viñetas poco inspiradas del vínculo amoroso entre dos de sus figuras retratadas. Como contrapunto tenemos Medianoche en París de Woody Allen, que en pocos minutos nos muestra a un Dalí (interpretado por Adrien Brody) más enérgico, fulgurante, memorable.
*5. ANNE HATHAWAY COMO JANE AUSTEN
"Ninguno de nosotros quiere permanecer en aguas calmas por el resto de nuestras vidas", se puede leer en un fragmento de Persuasión, la sexta novela escrita por Jane Austen, publicada de manera póstuma en 1818. La frase es una perfecta síntesis de la figura de Austen como mujer y como escritora, como creadora de las heroínas más inolvidables de la literatura, desde las hermanas Dashwood de Sensatez y sentimientos hasta Elizabeth Bennet de Orgullo y prejuicio. Es precisamente en esa puja entre la razón y el factor emocional donde radica el mayor encanto de sus obras, las cuales pusieron a figuras femeninas en el centro. Becoming Jane, la biopic de Julian Jarrold, es un registro acotado de la vida de la autora británica, que pone el acento en su relación con Thomas Langlois Lefroy (James McAvoy), quien habría sido la fuente de inspiración para el personaje de Fitzwilliam Darcy en la mencionada Orgullo y prejuicio.
De esta forma, la biopic cae en esos lugares que precisamente Austen se proponía eludir: poner a la mujer exclusivamente al servicio del hombre, sin darle una merecida autonomía. Anne Hathaway, si bien despliega cierto carisma, trastabilla con el acento y no termina de otorgarnos una imagen completa de una de las autoras más fascinantes del siglo XIX.
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