Ante el estreno de El rey de Once, repasamos lo más destacado de la actriz de For Fai
Ya con su primer rol, en La niña santa de Lucrecia Martel, Julieta Zylberberg llamó la atención: a pesar de su juventud y su carrera recién comenzada, su mirada ya exhibía una especie de saber oculto. Por más inocentes, inexpertos y frágiles que pudieran sus sus personajes, Zylberberg siempre exhibió una fortaleza particular, algo que no se podía dominar del todo, algo que, incluso bajo presión, demostraba algo inasible e incluso inestable, seductor -su fotogenia ha crecido con su carrera- y hasta peligroso en su promesa de fastidio, mal humor y reacción, en la posibilidad muy cierta de decir frases cortantes y terminantes.
En el muy recomendable estreno de Daniel Burman El rey del Once, Zylberberg tiene que definir su personaje, en la mayor parte del relato, sin palabras, a pura elocuencia de movimientos y miradas. Además, demuestra que también es apta, muy apta, para la comedia romántica, por más fuera de norma que sea.
En la película en la que tuvo el personaje más sumiso, hasta humillado, fue La mirada invisible de Diego Lerman, por la que cosechó algunos premios. Un rol extraño en una película hecha tal vez a contramano de sus actores y personajes, incluso de su época. Si se buscan roles torturados de Zylberberg, hay uno reciente en el que su capacidad fluye mejor en un relato más abierto, que incluye la comicidad de tonos oscuros: el protagónico de Mi amiga del parque de Ana Katz (quien ya la había dirigido en Los Marziano), un rol que debería entrar este año en zona de premios.
Además, Zylberberg actuó en el mega éxito de 2014 Relatos salvajes de Damián Szifrón . El episodio de Zylberberg junto a Rita Cortese no fue el mejor ni el más comentado, pero volvía a probar su extraordinaria eficacia para la mirada que acumula presión y velada amenaza.
Otra película de ese mismo año la mostraba más protagónica, más fuerte, con más variantes: El 5 de Talleres de Adrián Biniez , que hizo junto a su pareja Esteban Lamothe . En esa película, vista por mucha menos gente que Relatos salvajes pero definitivamente recomendable, Zylberberg y Lamothe jugaban a ser una pareja que podía gritarse y putearse como amorosa rutina.
Y, para terminar, de los principios de Zylberberg es difícil no incluir Cara de queso - Mi primer ghetto porque más allá de figuras ya conocidas (de Mercedes Morán a Federico Luppi, de Silvia Pérez a Sergio Denis), el reparto incluía un seleccionado de futuros nombres con gran presencia en el futuro cercano, varios de ellos en su debut cinematográfico o en sus primeros roles. Además de Zylberberg estaban Martín Piroyansky, Nahuel Pérez Biscayart, Martina Juncadella e Inés Efrón.
Por Javier Porta Fouz
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