Titanic: el bizarro final alternativo que hasta James Cameron preferiría olvidar
La película del realizador tuvo un primer corte completamente disonante con el tono del film
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Como todo clásico inexorable al paso de las décadas, Titanic siempre encuentra la forma de seguir formando parte de la conversación cinéfila. La película de 1997 de James Cameron ganadora de 11 premios Oscar se convirtió en la producción más taquillera de la historia, superada luego por otra obra del realizador, Avatar.
Y entre ambas, una que se impondría por poco tiempo: Avengers: Endgame. Apenas sucedió ese nuevo récord, en 2019, Cameron felicitó a través de un posteo de Instagram el logro del film de Marvel: “A Kevin (Feige, director del estudio) y a todos en Marvel: un iceberg hundió al Titanic verdadero. Fueron necesarios los Avengers para hundir mi Titanic. Aquí, desde Lighstorm Entertainment, celebramos su maravilloso logro. No solo demostraron que la industria está viva y saludable, ¡sino que ahora es más grande que nunca!”.
En 2021, tras un estratégico reestreno en China, Avatar recuperó su trono, hecho que también fue celebrado con un creativo posteo, tanto por Fox (propiedad de Disney, al igual que Marvel) como por los hermanos Russo, realizadores de la última aventura de los Avengers.
Cifras a un lado, lo curioso de Titanic es que el film encierra, en cierta medida, una importante paradoja. Toma un tragedia histórica y archifamosa como punto de partida, pero la termina convirtiendo en una obra atemporal y transgeneracional, un exponente ineludible de la cultura pop y un largometraje que resiste los visionados.
Su vigencia se logró no solo por escenas y frases icónicas (el abrazo de Jack a Rose, “¡Soy el rey del mundo!”, entre muchísimas otras parodiadas hasta el infinito) sino también por debates sobre los que el propio Cameron y sus protagonistas dieron sus puntos de vista, como por ejemplo, si Jack efectivamente entraba en la puerta devenida en tabla salvavidas.
La respuesta, claro, siempre fue afirmativa. De hecho, en un episodio de 2012 del programa Mythbusters, se confirmó la teoría con pruebas físicas.
“Obviamente fue una decisión artística... Que si la tabla era lo suficientemente grande para aguantarla a ella pero no lo suficiente para sostenerlo a él… En fin, creo que es un poco tonto que sigamos manteniendo este debate veinte años después. Lo que sí demuestra eso es que el film logró hacer de Jack alguien tan querible para la audiencia, que a todos les dolió verlo morir. En caso de haber vivido, el final no hubiera tenido sentido. La película trata sobre la muerte y la separación, él tenía que morir. Así que de una u otra manera iba a ahogarse. A esto se le dice arte, y las cosas pasan por razones artísticas, no físicas”, le dijo Cameron a la revista Vanity Fair.
Por lo tanto, cualquier posibilidad de revisitar ese universo que tiene a Jack Dawson (Leonardo DiCaprio) y Rose DeWitt Bukater (Kate Winslet) como protagonistas siempre es bienvenida.
A fin de cuentas, la historia de amor entre ambos es el corazón de la película y el hundimiento del Titanic es “apenas” el contexto de ese apasionante relato. La imposibilidad que tienen los jóvenes de estar juntos por esa división de clases tiene como espejo la ubicación de los pasajeros del transatlántico, y es ese appeal universal del film lo que explica su estatus de clásico.
El final que no quedó y que sorprendió a los actores
Uno de los últimos debates que se suscitó alrededor del film estuvo vinculado a un final alternativo escrito y filmado por Cameron que resulta impactante por el tono elegido por el realizador, independientemente de lo que muestra.
Para situarnos en la disyuntiva que tenía el director respecto a cómo darle el broche de oro a su monumental producción, debemos recordar cómo concluye el film. Rose, luego de contar su historia y al ser consciente de que le queda poco tiempo de vida, arroja al agua el famoso collar “Corazón del océano” que tanto buscaba el cazador de tesoros Brocke Lovett (Bill Paxton), emitiendo un sonido que podríamos interpretar como una señal de alivio.
De esta forma, la protagonista se liberaba definitivamente de Cal Hockley (Billy Zane) y lo hacía en un momento de intimidad del que nadie pudiera ser testigo.
Luego, Rose va a dormir y vemos las fotos de su vida años después de la tragedia, imágenes de todo lo que logró hacer tal como Jack lo había presagiado. Al morir, se produce el encuentro de los jóvenes protagonistas en el lugar donde se habían citado por primera vez y se funden en un beso en la escalera donde se encontraba el reloj mientras son aplaudidos por los pasajeros que dejaron huellas en sus vidas, al tiempo que ellos se reúnen en la posvida, en su ideal de paraíso.
Si bien se ha tildado al guion de Titanic como simplista, presenta más lecturas de las que aparenta en su superficie y es profundamente conmovedor, con la inolvidable banda sonora de James Horner y esa bella coda que es la canción de Céline Dion, otro clásico en sí mismo: “My Heart Will Go On”.
Se trata de un poderoso cierre, de mucho sentimentalismo, donde prima la felicidad luego de la desgracia padecida. Por lo tanto, resulta completamente descabellado no tanto que Cameron haya considerado un final superior sino que haya filmado uno que es directamente bizarro.
El punto en el que ambos convergen tiene a Gloria Stuart como protagonista, en ese momento en el que está por arrojar el collar. Sin embargo, a diferencia del final que afortunadamente quedó en la película, en el alternativo se producía una comedia de enredos inexplicable. Cuando la mujer está por desprenderse de la joya, llega corriendo Lovett con su asistente y mejor amigo, Lewis Bodine (Lewis Abernathy), y con la nieta de Rose, Lizzy Calvert (Suzy Amis, esposa de Cameron).
Los tres intentan persuadirla de que no arroje el objeto y allí se produce una conversación por demás extraña. “Lo más duro de ser tan pobre era ser tan rica”, le explica Rose a Lovett, visiblemente molesto por saber que ella siempre tuvo el collar consigo.
“Mira, Rose, no sé qué decirle a una mujer que intenta saltar del Titanic cuando no se hunde y que se queda cuando se está hundiendo”, le dice el cazador de tesoros, haciéndola reír, para luego suplicarle que al menos le deje tener el collar en sus manos por un momento.
“Busca el placer en el lugar equivocado, Señor Lovett”, lo reta Rose. “La vida es lo único que no tiene precio y hay que hacer que cada minuto valga la pena”, añade, en relación al “make it count” que solía decir Jack.
Luego, le saca el “Corazón del Océano” y lo tira finalmente, provocando una risa frenética de Lovett que es capturada por una toma cenital absurda. ¿Qué puede ser peor que eso? El hombre saca a bailar a la nieta de Rose mientras la mujer los mira feliz y luego contempla las estrellas y Titanic concluye... O al menos esa secuencia.
La reacción de Bill Paxton
El recordado actor, quien falleció el 25 de febrero de 2017, habló pocos meses antes con Yahoo! sobre el rodaje de ese final alternativo. “Oh, Dios... cuando Jim concibió el film lo primero que quería hacer era responder un solo interrogante: ‘¿Cómo hacer que esta película de época le hable a una audiencia contemporánea?’ Él quería que se conectaran con la historia, y por eso gestó esa historia de amor atemporal y supo que se iban a ver reflejados en ella”, explicó el actor, quien se sinceró respecto a ese día de rodaje con Stuart, en el que, claramente, Cameron no pudo lograr que la escena llegara a buen puerto.
“Se hubiese inyectado heroína para que esa secuencia funcione”, bromeó el actor, quien añadió que el director luchó con el guion hasta encontrarle el tono adecuado, que implicaba que Stuart estuviera sola en pantalla y no con ese ruido externo que iba a atentar, sin lugar a dudas, contra una película que sigue siendo objeto de acalorados debates.
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