El largometraje sobre el famoso chocolatero llega este jueves a salas comerciales; LA NACION habló con su protagonista y con su realizador, Paul King, quienes aludieron a la importancia de crear desde la alegría en tiempos de escepticismo
- 10 minutos de lectura'
Timothée Chalamet quería brindarle un poco de alegría a la audiencia. A sus 27 años, el actor creyó que era hora de dar un giro de timón y apartarse, al menos momentáneamente, de ficciones entre demoledoras (Llámame por tu nombre, que le valió una nominación al Oscar) e intrincadas y lúgubres (Hasta los huesos, su segunda colaboración con el cineasta Luca Guadagnino). Cuando le llegó la oportunidad de comandar Wonka, la precuela centrada en los orígenes del famoso chocolatero Willy Wonka que concibió el autor Roald Dahl, el actor se mostró dubitativo en cuanto a sus propias capacidades para las viñetas musicales.
Por fuera de ello, había un universo que sentía que iba a conectar con el público. “Considero que el mundo está atravesando un período muy difícil, y que la juventud es permeable a todo eso, entonces me concentré en hallar a un personaje rebosante de optimismo, para que eso mismo se contagie, para que quien vea Wonka pueda abstraerse por un rato de lo que somos testigos todos los días”, le explicó Chalamet a LA NACION en una entrevista exclusiva, a propósito del estreno en salas, este jueves 7 de diciembre, de la comedia musical de Paul King.
En sintonía con esa necesidad, el intérprete se unió con King, el cineasta perfecto para la tarea. El británico, quien entregó dos maravillosas comedias como Paddington y su secuela, ya venía explorando el terreno de los largometrajes “para toda la familia”, pero con una cuota de surrealismo en la concepción de personajes extravagantes, desde los héroes hasta los villanos. King colaboró una vez más con el guionista Simon Farnaby, con quien forjó una gran amistad en 2004, cuando ambos escribían para la brillante comedia televisiva The Mighty Boosh, un viaje al absurdo que marcaría el tono de ambos como fuerzas creativas.
Como consecuencia, el abordaje de Paddington como personaje, ese oso que llegaba al Reino Unido desde Perú y experimentaba el desarraigo, tenía una veta delirante, pero también una más plantada en la realidad. King y Farnaby tomaban a ese encantadora figura como símbolo de la unión de diferentes culturas, como símbolo de una cofradía en la que el altruismo fuese mucho más que una mera utopía. En Wonka, la fórmula se repite. El Willy que interpreta Chalamet es un joven idealista cuyo deseo es, precisamente, gestar una comunidad con la dulzura como puntapié, un Willy que tiene la bravura del que interpretó Gene Wilder en la película de Mel Stuart, y el charme de Johnny Depp en la adaptación de Tim Burton.
“Siempre disfruté leer a Roald, y me encantó el proceso de adaptar una de sus historias”, le explicó King a LA NACION. “En cierto modo sabía cómo llegar a un público infantojuvenil porque yo mismo había leído su obra siendo chico, entonces me parecía que podía lograr darle el lugar que se merece como autor. Él era gracioso, maravilloso, un loco, un verdadero transgresor, una persona que se manejaba muy bien con las palabras; meterse en su mundo era ingresar a un plano mágico”, añadió el cineasta sobre un film en el que se destaca tanto la música del compositor británico Joby Talbot como las canciones del frontman de The Divine Comedy, Neil Hannon.
Para King, tanto los momentos de quietud como las secuencias bombásticas debían reflejar no solo la magia inherente a la obra de Dahl sino también al personaje en cuestión. “Roald exploró algunas cosas sobre la juventud de Willy, pero yo me tomé algunas licencias para tocar otras aristas”, apuntó King. “Se trata de un personaje poco realista en ciertos tramos, porque es vibrante y lleno de magia, un habitante de un mundo exagerado, estamos ante una historia llena de humor pero también con su componente conmovedor, por eso es que siempre me hizo acordar a Charles Dickens, y también a Charlie Chaplin, por cómo, cada uno en lo suyo, les ponían emoción a roles larger than life (más grandes que la vida misma); pude trabajar en un universo que me quedaba cómodo”.
Es una vida maravillosa
Cuando King habla de las referencias dickensianas que hay en Wonka, hace un paréntesis para mencionar un film que se convirtió en el faro que tuvieron con Farnaby en el momento de la adaptación: It’s a Wonderful Life (¡Qué bello es vivir!) de Frank Capra, basado en el cuento El mayor regalo de Philip Van Doren Stern, que al mismo tiempo se inspiró en el clásico de Dickens, “Cuento de Navidad”. La generosidad, la amabilidad de George Bailey (James Stewart), tiene una correlación directa en Wonka. “Cuando Willy comparte sus chocolates, está formando una comunidad; quizá no sea la comunidad más obvia, porque hay figuras muy diversas, y eso me parecía una metáfora hermosa sobre la generosidad, aunque la historia esté ambientada en otra época, el mensaje es universal y me gustaría que permanezca en quienes vean la película”, le expresó Chalamet a este medio.
En efecto, Willy, ayudado por la pequeña Noodle (Calah Lane) intentará cumplir su sueño, seguir adelante con sus creaciones, impulsado también por ese microcosmos en el que habrá impedimentos (representados por la fuerza policial encarnada por el comediante Keegan-Michael Key), pero también aliados inspiradores. En ese punto, King se propuso rendirle tributo a otra producción de Capra: Caballero sin espada.
“Esa película hablaba sobre cómo los héroes contrarrestan el cinismo; en ese film, como en Wonka, la codicia es la villana. Por lo tanto, quería mostrar cómo un idealista que cree que la realidad será linda siempre y cuando él haga dulces después se encuentra con otro panorama”, le manifestó King a LA NACION. “En esta historia hay una sensación de apatía sobre cómo funciona el mundo, porque los libros de Roald mostraban cómo la gente buscaba cambiar el entorno”. Para lograrlo, King muestra a Wonka como un individuo insaciable ya desde sus orígenes. “Siempre hay en él unas ganas de capturar algo que le será elusivo, y eso me parecía interesante, el retrato del inventor compulsivo, pocas veces satisfecho, eso le da otra capa a Willy, una verdad emocional”.
Con el objetivo de llegar a esa verdad, había un recorrido previo que debía emprender su protagonista, en el que el Oompa Loompa que interpreta Hugh Grant -quien le dio vida al gran villano de Paddington 2- se erige como el oráculo de la ironía. “Hugh es un genio de la comedia”, aseguró King. “Además, es un gran escritor, porque siempre aparecía en el set con nuevas líneas de diálogo para aportar y eso fue un placer. Lofty, el Oompa Loompa que personifica, es una suerte de espejo de Roald Dahl, alguien muy sarcástico, con un humor muy particular”.
Hay un cúmulo de influencias en Wonka que convergen en un mismo escenario: la búsqueda de estimulación visual propia de la fantasía en la que se ubica, y la de “liberar” al espectador, permitirle que abandone la sala sin el peso de las tribulaciones cotidianas. Por lo tanto, Chalamet aseguró que quiso tomar distancia de las interpretaciones de Wilder y Depp.
“Sabía que no quería hacer lo mismo que hicieron ellos, pero también porque mi Willy es un optimista sin remedio, un joven que siempre que se cae, se levanta; de hecho, esta es la primera vez en la que no tuve referencias de otros actores o películas, no me inspiré en nada más que en el espíritu del rol creado por Roald, el espíritu de alguien que no deja que nadie lo venza nunca”, le contó Chalamet a LA NACION. “Timothée siempre tuvo en claro que quería aportar su propia visión del personaje”, sumó King. “Aunque le rendimos tributo a Gene Wilder en ciertos momentos que cruzan lo cínico con lo lúdico, este Willy es mérito de Timothée, siempre confié en lo que tenía para ofrecer, en las ideas con las que llegó al rodaje”.
Un Willy Wonka nacido en YouTube
“Me siento mortificado cuando los veo”, confiesa Chalamet en alusión a los videos que grabó en la secundaria de La Guardia, Nueva York, bajo el alias Lil Timmy Tim, un rapero que interpretaba canciones sobre, por ejemplo, la complejidad de las estadísticas y otras asignaturas. Hoy se sentirá “avergonzado” de la velocidad con la que se siguen replicando, pero cuando Paul King los vio, supo que tenía un diamante en bruto. “Mis videos de YouTube que se volvieron virales fue una de las razones por las que me convocaron, y me gustaría poder considerarme un cantante, pero siempre sentí que cuando alguien es excelente en algo, eso es evidente, y yo lo que hice fue prepararme. Me gusta mucho la música, mi mamá fue cantante, siempre estuvo presente en casa, fue mi background, pero no sé si disfruto de reencontrarme con esos videos”, dijo el actor entre risas, y sumó: “Lo que pude hacer fue prepararme intensamente y me concentré en eso, trabajando junto con grandes, como el músico James Taylor y el coach vocal Eric Vetro; les debo muchísimo”.
Por su parte, King, quien reunió un elenco extraordinario para Wonka (Sally Hawkins, Olivia Colman, Rowan Atkinson, Natasha Rothwell), le contó a este medio por qué pensó en Chalamet para el personaje. “Recuerdo ver Llámame por tu nombre y pensar en lo natural que estaba actuando, había una autenticidad brillante en esa interpretación; después vi Lady Bird y me sorprendió su cambio de registro. Y luego vi los videos de la secundaria y me encantaron, afortunadamente lo pudimos convencer de que iba a poder realizar los números musicales (risas) Pero en el rodaje me volvió a sorprender por cómo su mente iba a toda velocidad, es una persona muy creativa, que además se mete en la riqueza de los personajes para encontrar lo emotivo, y yo quedaba totalmente deslumbrado”, remarcó el director, quien sabía que, de no poder construir los pasajes musicales a la perfección, todo se iba a derrumbar.
“Los musicales son una herramienta muy poderosa para cautivar a la audiencia”, apuntó King. “Es increíble que el cine te permita usar estas bandas sonoras tan enormes, que muchas veces pasan inadvertidas, y las de Wonka se asemejan a la película de 1971, son parte del conocimiento cultural que tenemos, que resistieron al paso del tiempo y que siguen conmoviendo, pero también trabajé con un compositor increíble como lo es Joby, porque necesitaba canciones emocionales que te lleven de viaje, además de ser divertidas. El uso de la risa en las canciones es poco frecuente, pero ya lo hacía Cole Porter cuando componía, él siempre escribía metiendo muchos chistes, es hermoso jugar con la música de ese modo, abrazando la tontería, y mucho de eso hay Wonka, el disfrute de la locura en un contexto navideño, con guiños a lo musicales de MGM”.
Para Chalamet, la dupla actor-director que conformó con King tuvo un gran impacto en su cotidianidad. “Esta película fue un desafío hermoso, con un nuevo tono para mí, una obra colorida, ambiciosa, con un humor sarcástico, que también me recuerda visualmente a los trabajos de Wes Anderson, es muy simétrica, y brinda una sensación de calidez, nunca se pasa al terreno oscuro”, añadió el actor.
Wonka es un largometraje que se guía por la emoción. Una historia que, como la de Paddington, como las de Capra, también tiene en el centro a un héroe sin espada que combate al villano (el cinismo) con la fabricación de esos chocolates que forjan la comunidad. “Quise hacer esta película para brindar alegría a las nuevas generaciones, y terminó alegrando mi propia vida”, compartió Chalamet en su charla con LA NACION. “Yo venía de filmar una historia muy dura sobre dos caníbales (Hasta los huesos) y de repente me trasladé a un clima esperanzador, que me cambió como actor, hizo más ligero en mi método de trabajo, me relajó, por eso espero que al público le pase lo mismo. Wonka fue un regalo para mí, y ahora quiero que sea un regalo para el mundo”.
Wonka, de Paul King, se estrena este jueves 7 en salas.
Más notas de Entrevista exclusiva
Ada de Maurier. Es joyera, vive entre Argentina, Uruguay y Estados Unidos y recuerda su encuentro con Sinatra en Buenos Aires
"No volvería a casarme". Fue modelo de alta costura en los ochenta, tuvo dos maridos y se reinventó como interiorista
Vivió la fama en la TV. “Todo era desesperante. Un día le dije a mi mamá: ‘No quiero vivir más así’”
Más leídas de Cine
Una edición austera. Mar del Plata, una ciudad casi ajena al Festival de Cine que está por comenzar
Thierry Frémaux, director del Festival de Cannes. “El cine argentino es tenido en cuenta en todo el mundo, hay que sostenerlo”
¿Qué podía salir mal? El Mago de Oz: el largo camino de un fracaso al éxito y el detrás de una historia adelantada a su tiempo
Favoritas de la crítica y candidatas al Oscar. Seis de las mejores películas argentinas de los últimos años llegan al streaming