Thierry Frémaux presenta la Semana del Festival de Cannes en Buenos Aires: “Es un momento muy importante y también peligroso para el cine”
El máximo responsable artístico del encuentro cinéfilo elogia la creatividad de los cineastas, pero advierte que todo lo que se ve por streaming es” televisión”
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Al final de un año que define como “peligroso” para el mundo del cine, Thierry Frémaux no se asusta ni pierde las esperanzas en un futuro mejor. De regreso en Buenos Aires, una ciudad que siempre definió como su segundo hogar, el máximo responsable del Festival de Cannes se prepara a partir de este lunes para cumplir con la tradición que lo trae hasta aquí cada año en estas fechas: presentar algunos de los títulos más destacados de la edición 2021 de la muestra en la Semana de Cannes de Buenos Aires, que el propio Frémaux seleccionó y podrá verse hasta el domingo 8 en la sala principal del complejo Gaumont.
“Un festival es un espectáculo vivo. La dimensión humana es la más importante de todas”, le dice Frémaux a LA NACION en una charla mano a mano que transcurre en un salón del hotel de Puerto Madero en el que se aloja. “Yo nunca vi películas en mi computadora. Antes viajaba todo el tiempo para encontrarme con el cine de cada país, pero desde hace un tiempo puedo verlas sin salir de mi país a través de la activación de un código que me permite acceder a ellas y verlas en pantalla grande. Pero siempre es mejor estar presente en un lugar para vivir esa experiencia. No solo para ver películas. También para estar, para visitar a los artistas y los productores. Vernos, intercambiar ideas, información. No es lo mismo que hablar por teléfono”, agrega con esa rara expresión que identifica a un hombre hiperactivo que a la vez disfruta muchísimo todo lo que hace, casi como un chico constantemente asombrado por un nuevo descubrimiento.
-¿Hay una “nueva normalidad” ya instalada a partir de la pandemia en la industria del cine y sus actividades?
-Estamos en un momento muy importante y también peligroso para el mundo del cine. Se lo debemos a la fuerza del poder digital y a la existencia del streaming. En el momento en que las salas empezaban a cerrarse por el Covid ya se había instalado con más fuerza que nunca la costumbre de ver películas en casa.
-¿Qué opinión tiene hoy del streaming?
-El streaming es televisión. No es otra cosa que quedarse en casa para ver películas. Allí también hay muchas producciones con mucho talento detrás, robado al cine. ¿Por qué? Porque el cine hizo todo. Construyó su propia mitología, que las plataformas encuentran exclusivamente allí y no en otro lado. Alfonso Cuarón, Martin Scorsese, David Fincher, Paolo Sorrentino, Jane Campion, que trabajan para Netflix, y Sofia Coppola y Todd Haynes, que trabajan para Apple, son todos artistas de cine. Pero por varias razones el cine no puede conservarlos en su propio territorio.
-¿Cuál fue la enseñanza más importante que le deja este año?
-Que el cine está más vivo que nunca, goza de excelente salud. La creatividad, las intenciones y los deseos de los artistas de cine siguen intactas. A eso lo llamo democracia artística. Mientras tenemos esta conversación, alguien en algún lugar del mundo escribe el guion de una película o la filma por poco dinero. Ese artista va a ser la nueva Lucrecia Martel, el nuevo Apichatpong. Y esas personas cuentan historias que solo podrían existir en una pantalla grande.
-¿Quedó satisfecho con los resultados de Cannes 2021?
-La selección completa de películas fue increíble. Y las ocho que vamos a mostrar acá también lo son. En términos de creatividad estamos en un punto máximo. Pero al mismo tiempo creo que el modo tradicional de ver cine está en un punto más bajo que antes. Decía que este es un año peligroso porque veo que la gente tarda bastante en volver a las salas. Y eso es preocupante.
-Vuelvo a las plataformas de streaming. ¿Cuánto tienen que ver con ese nuevo escenario?
-Ante todo no se trata de una lucha, sino de un diálogo. Nosotros hemos exhibido en el Instituto Lumiére y la Cinemateca Francesa siete películas de Netflix, dirigidas por Campion, Sorrentino, Rebecca Hall, Maggie Gyllenhaal. Y nos criticaron mucho los dueños de los cines en Francia. Creo que no corresponde hacerlo, porque llevamos muchos años trabajando en favor de los artistas, del cine y de las salas. Las nuestras no son salas comerciales, sino espacios para pensar la creación cinematográfica. Y prohibir no es la solución. Hay que hablar, evaluar la realidad, considerar las alternativas y sobre todo hablar con los streamers para convencerlos de la necesidad que tenemos de ver algunas de sus obras en pantalla grande.
-¿Cuáles?
-El documental de Todd Haynes sobre la Velvet Underground, de Apple TV+ merece la pantalla grande. Es increíble. En cambio, Get Back, de Peter Jackson, que es una gran obra, es una película para televisión. Es muy larga, pensada como una miniserie por su manera de hacer el montaje. Nosotros necesitamos concentrarnos y olvidarnos del mundo y de nuestra vida cuando vamos al cine. Ahí no hay ningún botón que diga “pausa”. Yo no conozco a mi vecino de asiento, ni sé quién se sienta del otro lado, pero comparto con ellos la misma magia creada por los hermanos Lumiére. En ese momento había mucha gente técnicamente preparada para la misma creación. Pero a diferencia de Edison, por ejemplo, los Lumiére inventaron el cine para que pudiera ser visto en pantalla grande. Hoy, dentro de la gran familia del cine, las plataformas son por ahora unas primas un poco lejanas que queremos acercar y convertir en nuestras hermanas.
-Una familia donde hay algunas relaciones bastante complicadas.
-Necesitamos en el cine los recursos que tienen los streamers. Ellos están logrando un gran éxito comercial y artístico con la mayoría de sus películas de autor. Una película montada sobre una plataforma llega en un minuto al mundo entero. Pero así como se queda para siempre en esa plataforma, por lo general la olvidamos después de dos semanas. Y una película vista en un cine, en cambio, puede permanecer allí a lo mejor dos semanas, pero después permanece para siempre en nuestra memoria.
-¿No alcanza con estrenar, como está haciendo Netflix ahora, sus películas de autor en los cines una o dos semanas antes de que estén disponibles para todos en su plataforma?
-¿Por qué nada más que una semana? Podríamos hacer lo mismo arrancando tres meses antes, para darle suerte a la película y para que pueda encontrar al público que siempre está dispuesto a ir a las salas. Estamos en el siglo XXI y las costumbres cambian, pero todavía queda mucha gente que quiere ir al cine. En Francia tenemos la suerte de contar con programas en las escuelas acerca de lo que es una película y el lenguaje de las imágenes. Cuando yo era joven, nuestro primer contacto con la imagen animada siempre estaba en la pantalla grande de un cine. Hoy, en cambio, llegamos ahí como última instancia después de pasar por el celular, Google, YouTube y las plataformas, que, insisto, son televisión.
-¿Cómo está la situación en Francia con los cines?
-Por la pandemia perdimos un 30% de las salas que teníamos. Para recuperarlas tenemos que formar y educar. Y también inventar más gente como yo [risas]. Mi trabajo consiste en organizar eventos culturales alrededor del cine. En Lyon, mi ciudad, con el Festival Lumiére tuvimos 145.000 espectadores mirando películas clásicas. Y logramos salvar en los últimos cinco años tres salas de arte y ensayo que funcionan muy bien. Esa es una tradición que también tuvo la Argentina, con muchas salas de arte y el trabajo de los cineclubes. Tenemos que volver a eso.
-En la Argentina, además, hay una franja de espectadores habituados a disfrutar del cine en el cine que sostenía ese tipo de espacios, pero ahora, por la pandemia, duda bastante en volver. Todavía tiene miedo.
-No hay ninguna sala de cine en el mundo que se haya convertido en un foco de contagios. Repito, ninguna sala de cine en todo el mundo. En el cine no se habla. En Cannes hicimos 60.000 testeos en todo el festival y tuvimos menos de 100 casos positivos. No hay ningún peligro relacionado con el Covid dentro de un cine.
-Con la aparición de la variante ómicron volvieron en Europa los temores y la posibilidad de que vuelva a haber restricciones. ¿Cómo vislumbra los próximos meses?
-Venimos de años peligrosos. Lo fue el 2020, también este año, y quién sabe lo que pasará en 2022. Yo me estoy por vacunar por tercera vez. En Francia la situación está más o menos bien, y no creo que vayamos de nuevo hacia un cierre o una cuarentena como las del pasado. En Inglaterra pasa algo parecido. Hace dos días estaba en Londres y lo pude comprobar. Pero en Alemania y en Austria es cierto que las cosas se complicaron un poco. Así que veremos.
-¿Qué puede pasar en Cannes 2022?
-Tenemos fechas ya fijadas para mayo, el momento tradicional en que hacemos el festival, y también para julio en caso de un plan B. Hemos aprendido muchas cosas este año que seguiremos aplicando, como la venta de tickets electrónicos digitales, que es un mecanismo muy sano y seguro, y que fue muy bien recibido por nuestros espectadores habituales. Hicimos otro experimento para convocar a la franja de 18 a 28 años, con la idea de formar nuevos públicos y estimular a nuevos profesionales. Sumamos allí 4000 jóvenes, que a veces durmieron en la playa o en un coche, como yo cuando era joven. Lo único que me importaba era estar ahí.
-¿Tendremos de nuevo cine argentino en la competencia oficial? ¿Cómo observa hoy a nuestra pantalla?
-Era algo obvio no contar este año con películas latinoamericanas, no solo argentinas. La situación con la pandemia era terrible, algo que también ocurrió en China y otros países de los que no tuvimos material. Pero tengo enormes esperanzas en el cine argentino mirando hacia el futuro. Santiago Mitre, por ejemplo, hizo una película en Francia.
-Y acaba de terminar otra aquí, sobre el Juicio a las Juntas en 1985.
-Por eso mismo tengo muchas esperanzas puestas en lo que pueda hacer hacia adelante esa generación increíble de cineastas argentinos. Quiero ver historias policiales ambientadas en Buenos Aires, historias contadas en la Patagonia o en otros lugares. Espero lo mejor de estos directores y directoras. Y también estoy esperando que aparezca algún milagro.
Qué películas se verán en el ciclo
Todas las funciones de la Semana de Cine del Festival de Cannes 2021 comenzarán a las 20, con entradas generales a 90 pesos (estudiantes y jubilados, 45 pesos), en la sala 1 del Gaumont, Av. Rivadavia 1635. El ciclo comenzará hoy con una apertura a cargo de Frémaux y la proyección de The Worst Person in the World (Noruega), de Joachim Trier, la tragicómica peripecia de Julia, una mujer que está por cumplir 30 años mientras trata de ordenar su vida y encontrar una estabilidad laboral y afectiva junto a un exitoso escritor de 45 años. Todo cambia cuando se cruza con otro hombre, mucho más joven y de irresistible poder de seducción. Su protagonista, Renate Reinsve, ganó el premio a la mejor interpretación femenina (121 minutos).
El martes 30 se verá Vortex (Francia-Bélgica-Mónaco), del argentino Gaspar Noé, que relata los últimos días de la existencia de una pareja de ancianos que sufren cuadros de demencia, personificados por el director italiano Dario Argento y Francoise Lebrun. “La vida es una fiesta corta que pronto será olvidada”, es la frase que guía la nueva película del controvertido realizador radicado en París (146 minutos).
El miércoles 1°, Compartment N° 6 (Finlandia-Rusia-Alemania-Estonia), del finlandés Juho Kuosmanen, una road movie que transcurre a bordo de un tren que se dirige hacia las cercanías del Círculo Polar Ártico. Allí, una joven finlandesa cuyo destino es un yacimiento arqueológico se ve obligada a compartir su cabina con un completo desconocido y atravesar el largo viaje en una convivencia que los unirá de las maneras más inesperadas (107 minutos). La película es una de las ganadoras del Gran Premio del Jurado (107 minutos)
El jueves 2, Ahed’s Knee (Israel-Francia-Alemania), del israelí Nadav Lapid, una crónica agitada y comprometida de un momento de la vida de un cineasta que llega a una remota y desértica aldea para participar de la proyección de una de sus películas. Durante ese tiempo, además de conocer a una funcionaria del Ministerio de Cultura israelí, emprende una feroz campaña política con posturas muy críticas hacia algunas posiciones oficiales y a la vez debe afrontar conflictos personales. Una de las ganadoras del Premio del Jurado (109 minutos).
El viernes 3, A Hero (Francia-Irán), de Ashgar Farhadi. El laureado director de La separación y El viajante cuenta ahora la historia de un hombre condenado a prisión por una deuda que no puede pagar. Logra un permiso de dos días durante el cual trata de convencer a su acredeor para que desista al menos de una parte de ese reclamo, con resultados completamente inesperados. Es la otra ganadora del Gran Premio del Jurado (127 minutos).
El sábado 4, Drive My Car (Japón), de Hamaguchi Ryusuke, que tiene como protagonista a un dramaturgo y director teatral que en medio de una crisis personal acepta viajar a Hiroshima para montar allí una versión de Tío Vania, la obra de Chejov. Quienes lo convocaron lo obligan a usar a una mujer como chofer para sus traslados. En los largos y constantes viajes que comparten, ambos comienzan a revisar en profundidad sus respectivos (y conflictivos) pasados. 179 minutos. Ganadora del premio a mejor guion. (179 minutos)
El ciclo se cierra el domingo 5 con la película ganadora de la Palma de Oro, Titane (Francia), de Julie Ducournau, una historia provocativa y violenta, mezcla de relato de género (fantástico y de ciencia ficción) con cine de autor, que se desarrolla a partir de una sucesión de inexplicables crímenes y el hallazgo que hace un padre de su hijo, que permanecía desaparecido a lo largo de los últimos 10 años. (108 minutos)
Ventana Sur
La presencia en Buenos Aires, una vez más, de Thierry Frémaux tiene que ver con otro acontecimiento ya habitual del calendario anual de la industria del cine en la Argentina. Este lunes también se pone en marcha Ventana Sur, el mercado más importante de América latina para la producción audiovisual, creado a impulso del Marché du Film de Cannes y el Incaa, que funciona ininterrumpidamente en Buenos Aires cada comienzo de diciembre desde 2008.
La programación de este año incluye proyecciones para la industria, anticipos de proyectos de animación, un espacio dedicado a los videojuegos y a las nuevas tecnologías inmersivas y, como novedad, la Semana de Sitges, ciclo integrado por películas programadas desde el Festival de Cine Fantástico de Cataluña, uno de los más importantes del mundo en esa especialidad. Se exhibirán películas brasileñas, españolas, colombianas y la argentina El apego, de Valentín Javier Diment.
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