The First Slam Dunk: llegó al cine este apasionante retrato del básquet, en clave animé
La trama centrada alrededor de un inexperto jugador se revela como una conmovedora historia de autosuperación
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A finales de los años ochenta, la industria del cómic japonés y del animé atravesó un momento de oro. Las historietas apuntadas al público juvenil contaron con títulos que se convirtieron en fenómenos mundiales, en la línea de Dragon Ball, Los caballeros del Zodíaco o El puño de la estrella del norte, pero lejos de esas sangrientas batallas, también hubo una fábula deportiva que conquistó a los lectores japoneses y que estaba centrada en un estudiante de secundaria que encontraba en el básquet su razón de ser.
El récord de Hanamichi
Alumno del secundario Shohoku, Hanamichi Sakuragi lleva la peor de las medallas: la de haber sido rechazado cincuenta veces por distintas mujeres. Decido a canalizar su frustración de la manera más destructiva posible, el muchacho no pierde oportunidad de meterse en cuanta pelea callejera le es posible aunque no por eso renuncie a la posibilidad de encontrar el amor. Y así llega a su vida Haruko, una compañera de colegio de la que él se enamora perdidamente, aunque por miedo al rechazo prefiere acercársele solo como su amigo. La relación entre ambos avanza y el protagonista fantasea con declararle su amor hasta que descubre que Haruko está enamorada de Rukawa, otro compañero que se revela como uno de los mejores jugadores de básquet del club del colegio.
Con el objetivo de enamorar a Haruko, Sakuragi decide también jugar al básquet y demostrar que es superior a Rukawa. Pero claro que no lo es. El protagonista no tiene habilidad para ese deporte, no entiende las reglas básicas y su instinto violento lo lleva a jugar de forma bruta y sin prestarle demasiada atención a las amonestaciones que recibe cada vez que pone un pie en la cancha. De carácter necio y con muy pocas pulgas, Sakuragi no logra ni que Haruko lo mire como algo más que a un amigo ni ganarle a Rukawa, quien le demuestra una y otra vez su superiordad. Sin embargo, a lo largo de este camino de frustraciones, el protagonista encuentra un destino impensado.
A fuerza de luchar por superar sus propias marcas, anotar algunos puntos y bloquear las maniobras rivales, Sakuragi se involucra más y más en ese nuevo mundo. De este modo, el sentimiento de grupo comienza a ser más importante que el enamorar a Haruko. El protagonista hace un camino en el que logra redefinirse a través de su rol como basquetbolista, dentro de un universo que se convierte en su lugar de pertenencia. Pero más importante aún, es que Sakuragi se demuestra a sí mismo que es alguien valioso porque hay un motor del cual él es un engranaje clave y que su mejor versión se encuentra en cualquier cancha de básquet.
La fórmula de Takehiko Inoue
Durante varios años, Slam Dunk era votada siempre como la historieta favorita del público japonés. Por sobre Dragon Ball y otros imbatibles del rubro, la saga del joven basquetbolista se confirmaba como la lectura predilecta y eso tenía que ver con el estilo de su creador, Takehiko Inoue. Desde que inició su publicación en la revista antológica Shonen Jump, Slam Dunk fue un éxito casi instantáneo gracias a la elegancia del estilo de Inoue, que podía alternar escenas de comedia absurda, con otras de gran emocionalidad o marcado dinamismo. Inoue sabía imprimirle verdad a sus dibujos y transmitirle a sus lectores los sentimientos que atravesaban a cada uno de sus personajes. Y así Slam Dunk se convirtió además en una obra de alcance mundial.
El cómic se publicó en Japón entre 1990 y 1996, con una adaptación animada que comenzó en 1993, pero que luego de 101 episodios dejó la historia por la mitad. Durante esos años 90, Japón se rindió a la fiebre Slam Dunk y rápidamente se agotaba cualquier tipo de merchandising vinculado, como discos con la música incidental de la serie, videojuegos o muñecos. Pero la conclusión de esta historieta no marcó en absoluto el fin de su popularidad, que en los años posteriores alcanzó a lectores de todo el mundo. A comienzos del siglo XXI, la Argentina también se rindió ante el fenómeno de Slam Dunk. El canal infantil Magic Kids estrenó la serie animada en 2001 y actualmente se publica con gran éxito una versión revisada de esa historieta. Y sin lugar a dudas, el creciente interés por las ficciones japonesas que se vive en este país, hizo de este relato de básquet un éxito que habilitó la llegada de su largometraje.
The First Slam Dunk: la magia del básquet al cine
El pasado jueves se estrenó en las salas argentinas, el largometraje The First Slam Dunk. La película retoma la historia desde el punto en el que terminó la serie animada con el Shohoku frente a uno de los partidos más importantes de su carrera, en el que debe medir fuerzas contra la escuela Sannoh Kogyo. Pero como es habitual en esta obra, los conflictos personales se mezclan con la épica deportiva y de esta manera la trama hace foco en Ryota Miyagi, una de las piezas clave del equipo central. El jugador de 17 años, que carga con un pesado drama familiar, encuentra en ese deporte una vía de escape, un espacio de redención que le permite aliviar sus dolores personales. Y en ese contexto, reaparece Hanamichi Sakuragi, la gran estrella de esta historia.
Si bien The First Slam Dunk es una cita obligatoria para los fans de esta obra, puede que quienes no conocen esta historieta supongan que la película les resulte más hermética. Pero consciente de esta barrera, el film ensaya una trama autoconclusiva, que intenta no ser indescifrable para los ajenos a este universo. Y puede que logre ese objetivo a través de una animación fascinante y de un relato de autosuperación que a fin de cuentas es el verdadero corazón de Slam Dunk.
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