Tetris: un atrapante thriller detrás de los orígenes del videojuego que marcó una época
La película cuenta uno de los episodios más confusos del mundo de los videojuegos: cómo Tetris llegó al mundo, y los muchos obstáculos que atravesó un programador para comprar los derechos de ese título creado en Moscú, durante los años más tensos de la Guerra Fría
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Tetris (Estados Unidos, Inglaterra/2023). Dirección: Jon S. Baird. Guion: Noah Pink. Fotografía: Alwin H. Kuchler. Edición: Martin Walsh. Música: Lorne Balfe. Elenco: Taron Egerton, Nikita Efremov, Toby Jones, y Anthony Boyle. Disponible en: Apple TV+. Duración: 118 minutos. Nuestra opinión: muy buena.
Con Taron Egerton en la piel de Henk Rogers, la película Tetris recrea la épica de ese empresario en su búsqueda por comprar los derechos para comercializar el popular videojuego creado por un programador ruso llamado Alexey Pajitnov (Nikita Afremov). Claro que detrás de esa propuesta, el director Jon S. Baird tiñe de cine de género un nuevo capítulo de la batalla ideológica entre Estados Unidos y Rusia.
Cuando Pajitnov inventó el Tetris, jamás imaginó que se iba a encontrar en el centro de una pesadilla que involucraría a Rusia, Estados Unidos, Inglaterra e incluso Japón. El ingeniero ruso, que durante las noches programaba solo por diversión, tuvo una idea tan sencilla como adictiva: la de un juego que consistía en formar líneas horizontales, con distintos tipos de piezas que caían al azar. Y cuando en 1984, el programador y distribuidor de videojuegos Henks Rogers descubrió el Tetris, dio inicio uno de los capítulos más insólitos en el marco de la Guerra Fría.
Rogers se entera del Tetris de forma casual, durante una exposición de software en Las Vegas. Rápidamente intuye las enormes posibilidades comerciales de ese videojuego, y por ese motivo comienza a indagar quién tenía los derechos para ese programa por fuera de Rusia. Sin saberlo, el hombre tira de una soga en la que se encuentra con varios empresarios que aseguraban ser los dueños del Tetris en determinados formatos y para distintos países. Con el fin de desenredar esa madeja, Rogers viaja a Rusia para comprar de primera mano los derechos del Tetris para el Game Boy, la primera consola portátil de Nintendo, que prometía ser un boom de ventas. Pero una vez allí, el protagonista descubre que la lucha alrededor del Tetris era aún más compleja de lo esperado, y que el gobierno comunista no iba a vender de buena gana (ni por poco dinero) una de sus mejores patentes a un representante de varios países capitalistas. De ese modo, Rogers termina involucrado en un conflicto que lo lleva a medir fuerzas con políticos rusos y empresarios ingleses, y todo por llevar a buen puerto su intención de hacer un negocio millonario.
Tetris es un largometraje que se construye a partir de un eje claro, y es la épica de Rogers por adquirir los derechos del juego, en medio de los absurdos laberintos administrativos rusos (”administrativos” en el mejor de los casos, porque en el ring en el que luchó el protagonista también recibió varias golpizas y aprietes por parte de la KGB). Y esa enrevesada historia que la película explica de forma didáctica, apoyándose en una narrativa concisa que hasta juega con la iconografía de los 8 bits, el director la convierte en un apasionante thriller. Hay escenas de gran tensión, juegos de espionaje y hasta una última persecución en autos, que revela la astucia del realizador por apoyarse en los géneros cinematográficos. Baird sabe que su película debe parecerse más al Out Run que a un documental, y allí está su ingenio. Pero debajo de esa primera capa que tracciona la acción del film, se encuentra una segunda mirada que tiene que ver con la batalla cultural que simboliza el Tetris.
El largometraje es un colorido panfleto que resucita el recuerdo (quizá menos pasado de lo que suponemos) de la Guerra Fría y las bondades del sistema capitalista por sobre los comunistas, aquí representados como villanos de una complejidad digna del Skeletor de He-Man. Y si bien es cierto que los verdaderos Alexey Pajitnov y Henk Rogers (dato no menor, ambos productores de la película) solo pudieron ser felices una vez que dejaron Rusia atrás, es innegable que Tetris funciona como un eslabón más en la cadena de relatos que ensayan la victoria simbólica de Estados Unidos sobre Rusia.
Como en el cine, muchos videojuegos necesitan también historias sobre heroicas batallas, en escenas atravesadas por la adrenalina de las persecuciones y las peleas, todos esos ingredientes que esta película contiene y que maneja con astucia (en un ejercicio que remite a Argo, otro film de género marcado por un retrato político del pasado que repica en el presente). Tetris triunfa más en su forma que en su contenido, y de esa manera se revela como un largometraje que se divierte con la adrenalina de la aventura, y con el ser consciente del caricaturesco retrato político que representa.
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