Las lecciones de la taquilla: qué tiene que pasar para que los cines argentinos se llenen en 2023
La industria busca continuidad para que la experiencia de ver cine en las salas resulte intransferible, como ocurrió en 2022 con Avatar 2 y Top Gun: Maverick; los títulos más esperados que se vienen
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El cine encontró un motivo puntual para levantar la copa y festejar con cierta satisfacción el cierre de 2022. A Avatar, el camino del agua le alcanzaron nada más que dos semanas para alcanzar y superar la marca del millón de entradas vendidas en los cines argentinos. Con el sustancial aporte de la película de James Cameron se redondeó en cifras para el mercado local un año en el que se vendieron casi 33 millones y medio de entradas (33.466.121 al 30 de diciembre, según los números de Ultracine).
Por las boleterías de los cines de nuestro país pasaron este año muchísimas más personas que en 2021. Hace doce meses, la aparición de esa cifra daba cuenta de las restricciones que debía soportar todavía la actividad, condicionada por la emergencia sanitaria del Covid-19. Ahora, en busca de recuperar por completo la normalidad extraviada por la pandemia, el cine sueña con volver a aquellos años normales en los que, como ocurría en 2019, se llegaron a vender en la Argentina 47 millones de entradas.
¿Qué tendría que pasar para que vuelvan esos tiempos tan añorados? Primero, lograr que el público se persuada de que ir al cine es una experiencia intransferible, porque va a encontrar allí lo que no podría ver del mismo modo en otras pantallas. Es lo que ocurre con Avatar 2 y también ocurrió no hace mucho con Top Gun: Maverick, películas que adquieren en los cines una potencia expresiva, visual y sonora imposible de replicar fuera de las salas.
Segundo, lograr que sus productos más exitosos sostengan en el principio de su recorrido una convocatoria que por lo general (lo sabemos desde hace tiempo) responde a fórmulas probadas, aunque la historia nos diga que nadie tiene en su poder esa llave infalible capaz de garantizar de antemano un resultado ganador.
Este factor, lo sabemos, es el pilar del funcionamiento del mercado en el sentido más industrial y comercial del término. De los diez títulos más vistos del año en los cines argentinos, nueve responden con exactitud a la definición del éxito probado que busca repetirse para mejorar los números anteriores. Siete son secuelas hechas y derechas: Minions: nace un villano; Jurassic World: Dominio; Thor: amor y trueno; Doctor Strange en el multiverso de la locura; Avatar, el camino del agua; Spider Man: sin camino a casa y Sonic 2. Los tres restantes son una precuela (Lightyear), la nueva versión de un clásico (Batman), y, por fin, la gran excepción que confirma toda regla: Argentina, 1985.
En la película de Santiago Mitre, la novedad más importante del cine argentino de los últimos años, se encuadran dos elementos configurativos del tercer factor desde el que se proyecta un potencial crecimiento del público en las salas. Un factor que, además, tiene que ver casi siempre con la producción nacional. Por un lado, el carácter de verdadero acontecimiento social y cultural de dimensiones múltiples alrededor del cual se explica buena parte de la impresionante convocatoria lograda por Argentina, 1985, una de esas películas que quieren ver en el cine hasta aquellas personas que nunca van al cine. Y por el otro, la necesidad de contar con un flujo importante de películas argentinas que puedan llenar las salas.
Este primer aspecto es siempre azaroso, circunstancial e imposible de transformarse en tendencia, porque responde a circunstancias completamente atípicas y especiales, de esas que rompen moldes y solo se explican por sí mismas. Pasó hace algo menos de una década con otra gran película nacional, Relatos salvajes. Encontró ahora una nueva manifestación en la muy valiosa película de Mitre (reconocida cada vez más fuera de nuestras fronteras) y seguramente regresará en 2024 con el esperadísimo largometraje de Los Simuladores.
El segundo elemento es el más incierto. En 2022 solo dos películas nacionales estrenadas en los cines resultaron éxitos masivos. Una fue Argentina, 1985. La otra, 30 noches con mi ex, protagonizada y dirigida por Adrián Suar, que por otra parte se preocupó de manera expresa en crear las condiciones para que su ópera prima se estrenara en los cines y no directamente en streaming. 30 noches con mi ex quedó en el puesto 13 entre las películas más vistas del año, con 783.993 entradas vendidas.
Debajo de ellas, en la estadística de convocatoria del cine nacional durante 2022, hay casi un abismo. ¿Razones? El tipo de producción nacional que antes de la pandemia encontraba en el cine una respuesta amplia del público ahora se vuelca cada vez más a las plataformas. Algunos de los más recientes artífices de películas locales exitosas como Pablo Trapero, Juan José Campanella, Sebastián Borensztein, Ariel Winograd y el dúo Mariano Cohn-Gastón Duprat privilegian en el momento actual de sus carreras, aquí o en el exterior, un modelo de producción de amplio rango (películas, miniseries, episodios de series) y de gran factura técnica y artística, concebido en su gran mayoría desde y para el streaming.
Seguramente en la cabeza de todos ellos siempre está el deseo de volver a dirigir películas pensadas para ser vistas en los cines, pero la realidad en la que se mueven es otra. Y esa realidad lleva a que el público argentino, a partir de una serie de cambios visibles en sus hábitos culturales precipitados por la pandemia, haya desplazado su interés por la producción nacional hacia el streaming, respaldando títulos como El encargado, Iosi, Santa Evita o algunos de los largometrajes estrenados por Netflix.
No aparece por ahora en el radar del plan de estrenos en los cines para 2023 un número sustancial de películas argentinas con aspiraciones masivas. El título que parece acercarse más a ese perfil es La extorsión, de Martino Zaidelis, con Guillermo Francella, estreno previsto en los cines para comienzos de abril.
Mientras tanto, lo que sí se verifica en todos los adelantos es la posibilidad cierta de que se replique la misma foto de 2022 en cuanto al cuadro de las películas más vistas. La avalancha de secuelas y nuevos capítulos de algunas de las fórmulas más probadas de la historia reciente por los estudios de Hollywood así lo anticipa. Tendrá contornos parecidos a los de este año.
Con la perspectiva de un de un escenario tan conocido, lo más probable es que también tengamos otros doce meses marcados por una tendencia hacia la máxima concentración en la cartelera. Otra vez pocos títulos maximizando sus posibilidades y acaparando la mayor porción de la convocatoria.
La diversidad, de nuevo, es la principal víctima de este cuadro de situación. Cada vez hay menos espacio en las salas para la llegada de películas ajenas a estas líneas generales en las que se mueve la estrategia de los principales actores del mercado. Las válvulas de escape frente a tanta uniformidad hay que buscarlas por el lado de algunos géneros (el terror siempre funciona en los cines, y en 2022 tuvimos pruebas satisfactorias como El teléfono negro y Sonríe, de muy buena respuesta en la taquilla), el llamado “contenido alternativo” (dos de los recitales de Coldplay en River fueron seguidos en los cines, en tiempo real, por casi 40.000 personas) y las inevitables sorpresas que siempre nos acerca la cartelera.
Para certificarlo por anticipado basta con echar un vistazo a la lista de los estrenos más ambiciosos (y seguramente más esperados) del nuevo año: La sirenita (ahora con personajes de carne y hueso), Ant Man 3, Creed 3, John Wick 4, Guardianes de la galaxia 3, Rápidos y furiosos 10, Indiana Jones 5, Misión Imposible 7, El justiciero 3, Megalodón 2, Duna 2, Aquaman 2, El juego del miedo 10, The Flash. Junto a todos ellos, la mayor incógnita de la temporada que viene es la llegada a la pantalla grande del mundo de Barbie, la muñeca más famosa de todos los tiempos.
¿Ocupará alguna de ellas el lugar que en 2022 tuvieron Top Gun: Maverick y Avatar, el camino del agua, producciones que reivindicaron como ninguna otra en tiempos recientes lo que significa ver cine en un cine y no a través de cualquier otro dispositivo? ¿O acaso ese lugar será ocupado por Oppenheimer, el retrato del “padre de la bomba atómica” que Christopher Nolan, fiel a sus obsesiones, concibió para que se viviese, una vez estrenada, como una experiencia cinematográfica única?
Es posible que solo por este lado encontremos a lo largo de 2023 alguna auténtica novedad o la aparición de un hecho inesperado en medio de un panorama general bastante previsible. Pero una cosa es el diagnóstico y otra es la realidad dentro de un universo como el del cine, en el que siempre hay lugar para lo que no se imagina. Nunca es ocioso regresar a la iluminada frase del guionista William Goldman, a quien una vez le pidieron que explicara con fundamentos por qué algunas películas se convierten en éxitos colosales cuando nadie lo espera y otras, planificadas para triunfar, sufren fracasos estrepitosos. A Goldman le alcanzaron tres palabras para responder: “Nadie sabe nada”.
Las diez películas más vistas en 2022
Cantidad de entradas vendidas del 1° de enero al 30 de diciembre en los cines de la Argentina
- Minions: nace un villano 4.566.438
- Jurassic World: Dominio 2.414.573
- Thor: amor y trueno 2.083.032
- Doctor Strange en el multiverso de la locura 1.997.554
- Lightyear 1.592.303
- Spider-Man: sin camino a casa 1.567.623
- Batman 1.267.734
- Sonic 2 1.282.889
- Avatar, el camino del agua 1.076.332
- Argentina, 1985 1.068.142
Fuente: Ultracine
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