Swiped: una película machista sobre el lado B de las aplicaciones de citas
Swiped (Estados Unidos, 2018). Dirección y guion: Ann Deborah Fishman. Elenco: Noah Centineo, Kristen Johnston, Kendall Ryan Sanders, George Hamilton, Nathan Gamble, Leigh-Allyn Baker. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: mala.
Si bien la novela de Jenny Han, A todos los chicos de los que me enamoré, ya tenía su base de fanáticos que le aseguraba a su adaptación un éxito instantáneo, gran parte del encanto del film original de Netflix , dirigido por Susan Johnson y protagonizado por Lana Condor, provino de su galán, Noah Centineo . El joven actor fue un verdadero acierto de casting, y se metió a la audiencia en el bolsillo, ayudado por el proceso de transformación que atraviesa su rico personaje, Peter Kavinsky, a quien ya volveremos a ver en la secuela que está en camino.
La fórmula comedia romántica+Noah Centineo le resultó irresistible a la plataforma de streaming , quien lo ubicó como contrafigura de Shannon Purser en Sierra Burgess es una loser, y como protagonista excluyente de La cita perfecta, donde interpretaba a un buscavidas de buen corazón que crea una aplicación para poder ser el acompañante ideal que las mujeres necesitan, y así recaudar dinero para pagar sus estudios.
Swiped, que fue filmada antes del ascenso al estrellato del actor, curiosamente parte de una premisa similar a La cita perfecta: la concepción de una app para que la gente pueda conocerse personalmente, tras una buena primera impresión virtual. Sin embargo, a diferencia de la película de Chris Nelson, en este caso estamos ante una producción que no solo atrasa en su modo de ver las relaciones, sino que también exuda un machismo que nos vuelve incrédulos ante el dato de que el film fue escrito y dirigido por una mujer.
Centineo interpreta a Lance Black, un popular estudiante universitario que aprovecha su estadía en la institución para tener encuentros casuales con mujeres a las que "despacha" a su antojo. De hecho, en una de las primeras escenas lo vemos arrojando a una mujer del balcón de su habitación, lo cual no está abordado con el humor grotesco que ameritaba, sino con la intención de que Lance nos resulte ingenioso. Del otro lado del espectro está James Singer (Kendall Ryan Sanders), el verdadero protagonista del film, un genio de la programación (tímido, retraído, y unos cuantos clichés más) que tiene a Lance como roommate, quien lo termina persuadiendo de crear una aplicación de citas que pretende ser revolucionaria. De todas formas, no estamos ante una sátira sobre el micromundo Silicon Valley, lo que quizá hubiese sido más interesante.
El problema del film es que no se ríe ni cuestiona a tiempo esos rasgos "revolucionarios" de la app llamada Jungla, y que esencialmente consisten en breves cláusulas que benefician a las necesidades masculinas por sobre las femeninas. Es decir, las mujeres no tienen derecho a saber el nombre de la persona con la que se van a encontrar, no pueden hacer preguntas, ni tampoco pueden pedir otra cita porque, de lo contrario, serán castigadas con una suspensión virtual. El mensaje es demasiado violento para una comedia que jamás sabe manejar el tono del género y que, cuando llega al momento de la redención de los hombres - esa deconstrucción que aquí no es tal, dado que el guion carece de argumentos sobre el tópico -, no solo no es verosímil sino que además no encuentra a su audiencia predispuesta.
Tampoco ayuda que los gays sean usados como remates a chistes oxidados, y que el placer femenino sea prácticamente inexistente. Para la película, las mujeres son el género romántico por excelencia, cuya única meta es tener una cita perfecta, con flores, una declaración de amor pomposa, y una cena pagada por el hombre. En consecuencia, su deseo sexual no es explorado.
Para comprender lo mucho que atrasa Swiped solo tenemos que remitirnos a una escena en la que un personaje lee Orgullo y prejuicio de Jane Austen porque admira a las heroínas complejas concebidas por la autora. Si la realizadora Ann Deborah Fishman realmente hubiera tomado cuanto menos un atisbo de la narrativa de la escritora británica, su film no solo hubiese sido cobrado algo de vuelo, sino que la mera mención de esa novela no se sentiría como un paso obligado, un gesto vacío, poco genuino.
Austen, adelantada a su tiempo, entendió más a la mujer en 1813 que una cineasta del siglo XXI, y eso se refleja en Swiped en todo momento.
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