Spirited: Ryan Reynolds, Will Ferrell y una vuelta a un clásico de Dickens que deriva en un decepcionante pastiche
El film, que está disponible desde este viernes en Apple TV+, revisita Un cuento de Navidad con un poco feliz resultado
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Spirited (Estados Unidos, 2022). Dirección: Sean Anders. Guion: Sean Anders, John Morris. Elenco: Ryan Reynolds, Will Ferrell, Octavia Spencer, Patrick Page, Sunita Mani, Andrea Anders, Joe Tippett. Duración: 127 minutos. Disponible en: Apple TV+. Nuestra opinión: regular
Casi parece un chiste: un actor popular y carismático, un comediante brillante, una ganadora del Oscar, Charles Dickens y un grupo de consumados bailarines entran a una película navideña y la mezcla resulta en un pastiche de más de dos horas de duración. En este caso, lejos de brillar en conjunto la suma de todas estas excepcionales partes, es toda una decepción. Esa es la impresión que deja Spirited, la película musical protagonizada por Ryan Reynolds, Will Ferrell y Octavia Spencer que intenta darle nueva vida a Un cuento de navidad -el clásico relato decimonónico escrito por Charles Dickens, adaptado para el cine en numerosas ocasiones-, y solo consigue demostrar que a veces innovar no es la mejor opción.
La idea del guionista y director Sean Anders (Guerra de papás), fue trasladar la trama a la actualidad -como ya había Richard Donner en Los fantasmas contraatacan, protagonizada por Bill Murray-, pero además sumarle a ese giro un punto de vista radicalmente diferente del original. Es que este film ya no se enfoca en la historia de redención de Ebenezer Scrooge, el misantrópico comerciante de Dickens, sino en los fantasmas que lo visitan para darle la oportunidad de cambiar su vida. Así, lo que se muestra en Spirited es el detrás de escena de una eficiente empresa que se ocupa de perseguir a las personas más irredimibles. Algo así como el taller de juguetes de Papá Noel pero con el impulso de una producción televisiva organizada al segundo. Además, como si fuera poco conocer el día a día de los fantasmas del presente, pasado y futuro, resulta que en el más allá de la película todo se resuelve con una canción.
Sí, esta es una de esas películas en las que cuando los personajes están preocupados, agobiados o felices por algo se ponen a cantar y bailar. Y eso incluye a Reynolds, Ferrell y Spencer, muy destacados en lo suyo pero apenas pasables cuando se trata de ponerse a interpretar melodías e intentar seguir el ritmo con sus pies. Por eso, aún los espectadores que aprecien los musicales y se entusiasmen con la idea de que las canciones fueron compuestas por Benj Pasek y Justin Paul -el dúo responsable de los temas de las películas La La Land y El gran showman y del musical Dear Evan Hansen-, empezarán a fatigarse cada vez que los protagonistas se pongan a cantar. Aunque probablemente los aficionados al teatro musical logren disfrutar del talento del ensamble de bailarines desplegado en elaboradas coreografías.
Lo cierto, es que más allá de la desatinada idea de poner a sus actores principales en la incómoda tarea de cantar y bailar, Spirited tampoco aprovecha a Reynolds y Ferrell en lo que mejor saben hacer: comedia. El actor de Deadpool interpreta al manipulador Clint, un experto en relaciones públicas que se dedica a crear historias falsas, a alentar los discursos de odio en las redes y a hacer lo que haga falta para beneficiar a sus clientes sin importarle las consecuencias, mientras que Ferrell es el fantasma del pasado, un dedicado servidor público que ve en Clint el candidato perfecto para probar que hasta las peores personas tienen algo de bondad en su interior.
“Es una mezcla de Mussolini y Ryan Seacrest”, dice el fantasma fascinado después de que Clint logra encantar con sus medias verdades y modos maquiavélicos a sus más recientes empleadores. El chiste que describe al personaje de Reynolds como una combinación del Duce con el pasteurizado conductor de American Idol es, tal vez, uno de los pocos que funciona en toda la película que nunca logra captar el encanto de otros films navideños. De hecho, sus constantes guiños metadiscursivos hasta incluyen una referencia a Elf, el duende, el maravilloso Opus dirigido por Jon Favreau y protagonizado por un Ferrell prodigioso, cuya sola mención deja a Spirited aun peor parado.
Por momentos, el film parece haber sido concebido con el secreto objetivo de quitarle toda la magia y encanto a las leyendas navideñas. En su afán por renovar la línea narrativa del relato de Dickens, la película no solo cambia el punto de vista y propone la idea de la existencia del más allá como una corporación sino que además parece celebrar como una gracia cada ocurrencia egoísta, manipuladora e insensible de Clint. Aparentemente, en el proceso de reciclado de la historia original a alguien se le traspapeló el mensaje del cuento. Tal vez los guionistas estaban demasiado ocupados intentando sumar un romance para el personaje de Ferrell que además tiene una historia oculta que, como el resto de la película, seguramente tenía más sentido en la página que del que terminó teniendo en pantalla.
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