Cada visitante de 40 acres and a Mule Filmworks, la productora de Spike Lee en Fort Greene, Brooklyn, es recibido por un muñeco enorme de Radio Raheem, el héroe trágico de Haz lo correcto, su clásico de 1989. Es un recordatorio potente de los temas que recorren la obra del director: la belleza, el absurdo y el horror de ser negro y vivir en Estados Unidos. Casi 30 años después de esa obra maestra, Lee creó un complemento acorde con Infiltrado del KKKlan, basado en la historia real de un policía afroamericano que se infiltró en el Ku Klux Klan en los 70. En mayo, la película ganó el Grand Prix en el Festival de Cine de Cannes, donde Lee dijo públicamente que Trump era "un hijo de puta" por su rechazo a condenar a los supremacistas blancos que habían instado a la violencia en Charlottesville, Virginia, el año pasado. Lee, de 61 años, no estaba mucho menos irascible cuando nos encontramos en su oficina en junio.
Mi interpretación de Infiltrado del KKKlan es que no trata solo sobre el terrorismo blanco, sino sobre el silencio de los blancos.
Estábamos tratando de decirle la verdad al poder. Es una película de época que comenta lo que está pasando hoy, con este tipo en la Casa Blanca. El himno, el muro, "los mexicanos son violadores"... Es una locura. El año que vivimos en peligro, así estamos. Yo vi el maletín.
¿El maletín nuclear?
Lo vimos. Mi esposa Tonya y yo organizamos un evento a beneficio de Barack Obama en nuestra casa, y había un vehículo estacionado en la puerta. Salí a tomar aire, y estaba el tipo en el asiento de atrás. Señalé el maletín, y Obama asintió con la cabeza [risas]. E incluso tratándose de Obama, tuve una pesadilla esa noche.
¿Cómo era la pesadilla?
Había alguien que podía acabar en serio con el mundo. Y ahora con este tipo… Escuché que no le dieron el número verdadero. Como en otras épocas, cuando alguien te podía dar un número falso... Escuché que a él le dieron el número falso. ¡Eso espero!
Esta presidencia es aún más confusa por toda la guerra cultural.
Es una distracción. Una jugada para desviar la atención. Vos pensás que alguien tiene la pelota, y la tiene otro. Y se va derecho a la línea de gol. Así que tenemos que cuidarnos de las tres T: las travesuras, las tretas y las trampas. Eso me lo dijo Mike Tyson.
¿Qué influencia crees que tuvo tu obra no solo en una generación de artistas, como Jordan Peele y Barry Jenkins, sino también de pensadores y activistas?
Es difícil que yo conteste eso. Seguro, mis películas afectaron la cultura. La gente me sigue diciendo que no hubieran ido a una escuela históricamente negra si no hubieran visto Aulas turbulentas. Sé que mi arte va a seguir existiendo mucho tiempo después de mi muerte. Y eso es todo lo que uno puede esperar.
Este año, ir a Cannes fue diferente que cuando fuiste con Haz lo correcto... ¿Finalmente estás recibiendo tu reconocimiento en el escenario mundial?
Creo que el tiempo favoreció a Haz lo correcto. La gente se olvida: la Mejor Película ese año fue Conduciendo a Miss Daisy. ¿Quién mira esa película hoy?
¿Dónde está la urgencia para confrontar problemas raciales con la honestidad que vemos en películas de directores negros, especialmente hoy?
Mi época de decirle a la gente lo que tiene que hacer ya pasó [risas]. Cada uno está en su camino. Algunos en la vereda correcta y otros en la equivocada.
Infiltrado del KKKlan termina con imágenes de archivo de los disturbios en Charlottesville, cuando un supremacista blanco chocó el auto contra una multitud de manifestantes y asesinó a Heather Heyer. ¿Por qué decidiste usarlas?
Cuando ocurrió, yo sabía que iba a ser el final. Sentí que tenía que hacerlo. La gente tenía que verlo. Primero tuve que pedirle permiso a Susan Bro, la madre de Heather Heyer. Es una persona cuya hija fue asesinada en un acto de terrorismo estadounidense. Tan estadounidense como la tarta de manzana, los hot dogs, el béisbol y el algodón de azúcar. La Sra. Bro ya no tiene a su hija porque un terrorista americano manejó su auto contra esa gente en esa calle. E incluso gente que ve que va a pasar eso, cuando lo ve, está muy tranquila. La gente se sienta y escucha a Prince cantando un tema negro y espritual, "Mary Don’t You Weep". ¿Escuchaste esa canción al final?
Reconocí su voz inmediatamente. ¿Cómo pasó eso?
Sabía que necesitaba una canción para los créditos del final. Así que invité a Troy Carter [asesor del legado de Prince] a una proyección. Después, me dijo: "Tengo la canción". Y era "Mary Don’t You Weep", que había sido grabada en casete a mediados de los 80. Prince quería que yo usara esta canción para esta película, eso es lo que creo. Este casete estaba en el fondo de su bóveda, en Paisley Park. ¿Y de repente la descubren? Nah. ¡Eso no es un accidente! [risas].
Claramente no estás feliz con la dirección en la que se mueve Estados Unidos. ¿Es uno de los objetivos de tu trabajo mostrar las fallas para que el país mejore?
Todo se remite a decir: "Despertate". Es algo que estuvo en casi todas mis películas. Estate alerta. No te duermas. Hagamos lo mejor con el tiempo que tenemos en esta Tierra, no entremos en todo este odio y toda esta mierda.
Jamil Smith
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