Disney+: Soul propone a la vida como una suma de pequeños placeres
Soul (EE. UU./2020). Dirección: Peter Docter. Guion: Peter Docter, Kemp Powers, Mike Jones. Fotografía: Matt Aspbury, Ian Megibben. Música: Jon Batiste, Trent Reznor, Atticus Ross. Edición: Kevin Nolting. Elenco: Jamie Foxx, Tina Fey, Angela Bassett, Graham Norton. Duración: 100 minutos. Disponible en: Disney+. Nuestra opinión: muy buena.
Desde sus títulos iniciales, Soul se entrega al placer de la música. Mientras aparece en pantalla el icónico logo de Pixar, se escucha de fondo una insoportable orquesta de jazz de sonidos desafinados y falta de armonía. Se trata de una desanimada banda estudiantil, cuyos alumnos tocan con nula pasión. Ese cuadro frustra a Joe Gardner (la voz de Jamie Foxx en el original en inglés), el maestro de esos adolescentes. De toda la banda, solo una niña muestra amor genuino por la música, y por un instante, eso parece alcanzarle a Joe para sentir que no está allí perdiendo el tiempo. Porque en el fondo, él no puede dejar de soñar con dedicarse profesionalmente al jazz. Más conciertos, y menos aulas.
Esa misma tarde, el protagonista recibe la llamada que esperó toda su vida, para convocarlo a una prueba para integrarse a un respetado cuarteto de jazz. Joe se presenta, convence a la jazzista Dorothea (Angela Bassett) de su talento, y ella lo acepta en el grupo. Su euforia es infinita: finalmente podrá vivir de su vocación, que al parecer, es lo único capaz de llenar su vida. Todo va perfecto, hasta que en ese mismo momento sufre un accidente y queda en coma. A partir de allí, el alma de Joe es trasladada a un limbo en el que se encuentran las esencias de las personas que dejan este mundo. Lejos de resignarse, él escapa de un destino que considera injusto, y busca la manera de revertir su situación. Con la ayuda de 22 (Tina Fey), un alma que aún no nació y que está en proceso de completar su personalidad, Joe intentará regresar a su cuerpo, un proceso que le permitirá examinar su vida desde una óptica renovada.
En 2001, Peter Docter dirigió Monsters Inc., esa obra maestra de Pixar que recreaba un mundo con sus propias reglas. A esa realidad llegaba una niña humana que destruía accidentalmente el orden preestablecido, y les permitía a los ciudadanos de Monstruópolis descubrir nuevas reglas, más sencillas, pero también más plenas. Y algo de ese espíritu de Monsters Inc, es el que Docter retoma con Soul.
El mundo de este film, ese limbo en el que se unen el después de morir y el antes de nacer, es una fábrica dueña de una lógica propia, con sus rutinas y sus encargados de sector. Allí nada se deja al libre albedrío, y todos estos sistemas propuestos por Docter –también responsable de Intensamente– son infiernos burocráticos cuidadosamente delineados (y sino, basta recordar cuan harto del papelerío estaba Mike Wazowski). Son lugares en los que todo funciona a la perfección, hasta que sucede lo impredecible y ese orden se desestabiliza. Y en Soul, la posibilidad de volver de la muerte, o de llegar a la Tierra sin haber nacido, es aquello que desestabiliza la balanza. Claro que ese acto de rebeldía es el que le permite al protagonista rever sus prioridades, y quizás encontrar el verdadero disfrute en cuestiones tan sencillas, que parecían insignificantes.
Puede que Soul amenace con tener filosofía de señalador (de hecho, hay un personaje construido para parodiarla), a ese dogma tan gastado sobre la importancia de "tener tiempo para detenerse a oler las rosas". Pero lejos de eso, el film presenta aspectos que lo sacan de ese pantano, y resignifican aquello que atraviesa su protagonista. Una parte tiene que ver con que Soul cuestiona la idea tradicional sobre qué es la vocación, y el entender el trabajo como la única forma posible para la autorrealización. La historia transmite una idea sobre cómo el empleo no es el fin, sino el medio hacia cosas presuntamente menos elevadas, pero sí más satisfactorias. En sentido literal y figurado, Joe lucha por bajar a la Tierra, y esa cruzada le permite valorar la importancia de pequeños placeres como escuchar un buen disco, heredar el amor por el arte o la perfección de tomar un café en el momento justo.
Quiso el destino que esta nueva película de Pixar llegara sobre el final de un año atravesado por una pandemia, un 2020 en el que justamente muchos actos sencillos se convirtieron en fenómenos (momentáneamente) extintos, como asistir a un recital o ir al cine. Soul logra tender puentes en un momento atípico para el mundo, en el que muchos se encuentran extrañando pequeños actos cotidianos, que el protagonista de esta película, logra mirar con ojos renovados. Probablemente sin buscarlo, Docter entrega una película que inevitablemente nos ilusiona con dejar atrás todo lo que penamos este 2020, y nos pone en la piel de Joe cuando nos alienta a esperar con entusiasmo algo de esa vieja normalidad que tanto nos aburría, pero que quizás era mucho más importante de lo que creíamos.
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