Sonia Braga: "Envejecer, como actriz, es algo muy interesante"
Sonia Braga es un torbellino apasionado de definiciones, respuestas, convicciones, recuerdos y anhelos de futuro. En la conversación que establece con LA NACION, vía Skype, desde su residencia neoyorquina, la carismática actriz brasileña lleva cada respuesta a lugares inesperados. Una breve pregunta puede abrirle la puerta, casi, a un manifiesto sobre su vida entera y una declaración acerca del porvenir. Interrumpirla sería un sacrilegio, sobre todo cuando contagia a su interlocutor de esa intensidad vital que es capaz de transmitir.
"Envejecer como actriz es algo muy interesante, sobre todo para alguien como yo, que lleva toda la vida haciendo las mismas cosas. Si nada cambió entonces, nada va a cambiar para mí ahora", dice Braga, pura sonrisa, pura expansión. La imagen que entrega desde la escueta pantalla, con una pequeña biblioteca detrás suyo, contrasta con la amplísima geografía en la que se mueve su personaje de Bacurau, película que Maco Cine estrenará hoy jueves en las salas. La película llega a la Argentina después de ganar el Gran Premio del Jurado en el último Festival de Cannes y de ser exhibida por primera vez entre nosotros a principios de diciembre, durante la semana de cine dedicada a esa muestra presentada y programada por su responsable artístico, Thierry Fremaux.
Bacurau es un relato sorprendente e imposible de clasificar con cualquier categoría convencional. Marca la segunda colaboración entre Braga y el director Kleber Mendonça Filho, quien hizo lucir como nunca en los últimos años a la actriz de 69 años en la magnífica Aquarius. Ahora en compañía de su colaborador de siempre, Juliano Dornelles, como codirector, Kleber vuelve a narrar una historia en la que alguien está dispuesta a rebelarse contra el poder de adversarios muy codiciosos, pero en un escenario muy diferente al de Aquarius, e igual de inesperado.
"Aunque parezca una ficción, Bacurau es un lugar que existe en la realidad por más que lleve otro nombre. Lo más importante es el entorno. Lo primero que uno ve cuando llega es a los chicos que revolotean por el lugar. Y esos mismos chicos son los que aparecen en la película. No son otros, son ellos. Allí cada persona tiene su nombre y su apellido. A la gente se la llama gente", explica Braga.
Braga y el resto del elenco y del equipo de filmación se instalaron durante casi un mes en una zona rural desértica de Rio Grande do Norte, el corazón del inmenso sertão brasileño, y especialmente en la pequeña localidad de Barra (municipio de Parelhas). "Es un paisaje parecido al de los westerns, ¿no te parece?", interroga Braga. La película tiene mucho de un western casi fantasmagórico, mezclado con ciencia ficción (casi un homenaje a la distopía inventada por John Carpenter en ¡Sobreviven!) con el cine rural brasileño y un inesperado baño de terror sanguinolento.
Detrás de esa amalgama hay un mensaje político bien explícito, alusivo al "futuro cercano" en el que transcurre la acción y en el que la batalla entre locales y extranjeros invasores gira alrededor de un recurso cada vez más escaso como el agua. A diferencia de Aquarius, Braga no es aquí la protagonista excluyente de la historia, sino un personaje más dentro de un relato de claros perfiles corales. Uno de esos extranjeros (estadounidenses, para más datos) está personificado por el veterano actor alemán Udo Kier, legendario villano de infinidad de coproducciones europeas.
"Mi personaje se llama Domingas y es la doctora del pueblo. Una mujer grande, que aparece en escena no de la mejor manera, cargada de dolor, pena y enojo al enterarse de la muerte de alguien que ella quería mucho. No sabemos casi nada de lo que une a esas dos mujeres, pero a lo largo de la película empezamos a saberlo. A mí me pasó algo extraordinario. Es la primera vez que veo una película mía con la perspectiva completa del personaje que interpreto. No soy yo quien observa Bacurau, es Domingas a través de mis ojos", cuenta Braga con un convencimiento desbordante.
Y agrega: "Tuve con esta película una experiencia abrumadora, extraordinaria. Fuera de todo registro y de todo cálculo. Me encontré con la realidad de un espacio habitado por gente olvidada. Cuando llegamos a ese lugar tan seco nos enteramos de que hacía ocho años que no llovía por allí. ¿Te imaginas algo así? Chicos de ocho años que no tenían la más mínima experiencia de lo que significaba llover. Lo habían visto en imágenes, tenían la idea de lo que era ver caer el agua desde arriba en una ducha, pero nunca experimentaron lo que es llover. Hasta que la lluvia apareció poco antes de empezar a filmar y en ese momento el camino para llegar al lugar se hizo imposible. ¡Toda una experiencia!".
Para Braga, la lucha por el agua de la que habla la película representa para los habitantes del lugar en el que transcurre la acción una verdadera lucha por la vida. Durante el rodaje, la actriz experimentó situaciones conectadas con ese tema y también peripecias curiosas como el momento en que Kier la invitó a almorzar. "Podríamos decir que fue una cita –cuenta con elegancia–. Udo es una persona maravillosa y un actor extraordinario. ¿Quieren creer que cuando llegó al lugar en el que yo estaba apareció vestido de traje de la cabeza a los pies? Y yo estaba casi en piyama, le dije que no podía salir así. Al final insistió y tuvimos un hermoso almuerzo. ¡Qué persona encantador y qué grandísimo actor!"
El contacto con la gente del lugar sensibilizó a la actriz. "Yo no entiendo muy bien lo que pasa en este momento del mundo. No entiendo por qué hay chicos apartados por la fuerza de la casa de sus padres, no entiendo por qué esos padres son privados de sus derechos, no entiendo por qué no hay comida en unas cuantas mesas, y sobre todo no entiendo por qué a cada vez más personas se les restringe el derecho elemental de apreciar y disfrutar las cosas más elementales de la vida", se cuestiona.
"Yo nací en los años 50, en un hogar en el que mi padre era el único hombre. No teníamos abundancia, pero tampoco privaciones. Siempre hubo comida en la mesa. Pero desde ese momento hasta ahora lo que veo es que el mundo en que vivimos empeoró. El planeta se está muriendo, hay millones de refugiados en todas partes buscando techo y comida", agrega.
La sensibilidad de Braga vuelve a aflorar desde un par de recuerdos personalizados. El primero está dirigido a Marielle Franco, la concejala lesbiana y de raza negra reconocida por su militancia en favor de los derechos humanos, cuyo asesinato en marzo de 2018 todavía sigue sin esclarecerse. "Antes de filmar la película me encontré con ella y me conmovió su compromiso. Cuando me enteré de que la habían matado no podía respirar. Mi personaje en Bacurau, Domingas, está dedicado a ella y a su memoria", dice.
El segundo es más cercano y tiene que ver con la Argentina. Desde que filmó El beso de la mujer araña, adaptado de la novela de Manuel Puig, y dirigida por nuestro compatriota Héctor Babenco, Braga vivió una amistad muy cercana con Patricio Bisso, multifacético personaje (actor, periodista, escenógrafo, músico, dibujante) que trabajó en ese film como diseñador de vestuario. Bisso falleció de un infarto a los 62 años en octubre último y el recuerdo de una pérdida tan cercana deja a Braga casi sin palabras. "Más allá de los dolores, yo siempre encaro la vida con un espíritu positivo. Cada nuevo día está para ser disfrutado. Hago una hora de gimnasia al día, pase lo que pase, y también me gusta salir a caminar. Ahora hace frío en Nueva York, pero eso no es un obstáculo. Para nada", destaca.
Braga cuenta que recibe de tanto en tanto la visita de estudiantes de cine que le preguntan sobre su carrera y le piden consejos. "Siempre les digo lo mismo –responde–. Estudien, atiendan todo lo que les dicen sus maestros, lean mucho. Pero lo académico es solamente el diez por ciento de la receta. El resto consiste en hacer vida pura y prestarle atención a lo que les muestra la vida. Si tienen que interpretar a un mendigo pónganse a la altura de él. No lo miren desde arriba. Sean vida ustedes mismos todo el tiempo. Una vez me preguntaron si era una actriz que creía en el Método. Mi método es muy sencillo. Es la vida".
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