Sofia Coppola: "A veces lo que no se ve resulta más aterrador"
La realizadora ganadora del premio a la mejor directora en el Festival de Cannes habla sobre El seductor, su última película
A los 46 años y con una carrera que incluye seis largometrajes y varios otros trabajos para la pantalla chica (y últimamente también en la ópera), Sofia Coppola se ha convertido en una de las artistas más elogiadas del cine norteamericano. Todo un mérito no sólo porque las mujeres siguen siendo una minoría dentro de la industria audiovisual norteamericana, sino también porque tuvo que luchar el doble para demostrar que era bastante más que "la hija de" ( Francis Ford Coppola ).
Favorita desde siempre del Festival de Cannes, la realizadora de Las vírgenes suicidas, Perdidos en Tokio, María Antonieta, la reina adolescente, Somewhere: En un lugar del corazón y Adoro la fama estrenó allí en mayo último El seductor (The Beguiled), drama histórico que le valió nada menos que el premio a la mejor dirección.
Muchos se sorprendieron cuando Sofia anunció que filmaría una nueva transposición de la novela de Thomas P. Cullinan publicada en 1966. ¿Una remake a cargo de una de las artistas más creativas, inclasificables y sorprendentes del cine independiente? Sí y no. Sí porque en 1971 Don Siegel ya había filmado The Beguiled (El engaño), con Clint Eastwood como protagonista, y no porque Coppola Jr. habla de una "reinterpretación" de esa historia y con el punto de vista masculino de la historia original ahora cambiado a una nueva perspectiva "feminista". "Dos caras de una misma moneda", resume.
La película -ambientada en 1864, plena Guerra de Secesión- narra las desventuras de un soldado de la Unión (Colin Farrell) que es encontrado malherido por una de las cuatro niñas que todavía permanecen en un seminario de una zona de Virginia tomada por la guerra civil. Junto a las alumnas (la más grande está interpretada por Elle Fanning) conviven en esa casona la responsable del lugar (Nicole Kidman) y la maestra (Kirsten Dunst). Las seis mujeres, de muy distintas maneras y en diferentes grados, se verán obsesionadas (algunas con pasión, otras con desprecio, otras con simple curiosidad infantil) por el recién llegado, un "enemigo" al que se niegan a entregar a las fuerzas secesionistas.
El seductor combina el trasfondo bélico, cierta estética de western y elementos propios de los cuentos de hadas (la niña que junta hongos en el bosque) con el intenso drama de un universo cerrado femenino que se ve invadido y viciado con esa inesperada presencia masculina. El film va del erotismo y el voyerismo al más puro gore, del melodrama de época a la comedia negra y perversa con los aludidos toques feministas que ella misma destacó. Lo bueno es que Coppola -aun en terrenos hasta ahora inexplorados en su cine- parece desenvolverse con absoluta elegancia y convicción.
En diálogo con algunos medios internacionales en Cannes (incluida LA NACION), la realizadora admitió que no conocía la novela ni la película original hasta que su habitual diseñadora de arte, Anne Ross, le recomendó verla: "Quedé impactada y las imágenes permanecieron en mi cabeza durante mucho tiempo. Me interesó mucho ese ambiente femenino en tiempos de guerra, un grupo de mujeres de diferentes edades aisladas del mundo, como si fueran monjas de clausura, y las técnicas de supervivencia que deben aplicar", indicó. Y agregó: "No me gusta dar explicaciones sobre cómo interpretar la película, simplemente quise contar una historia que para mí es relevante de una forma jugosa y que al mismo tiempo resultase entretenida".
Coppola se dio el gusto -en plena revolución digital y con serias limitaciones de presupuesto (contó con apenas 10 millones de dólares para un film histórico plagado de figuras)- de rodar en Nueva Orleans en el viejo pero aún insuperable formato de 35 milímetros.
"Con el director de fotografía francés Philippe Le Sourd trabajamos mucho en conseguir las atmósferas necesarias para una película como ésta, que está pensada desde cada encuadre para ser disfrutada en pantalla grande, no en una tableta o un celular. Es una experiencia para dejarse llevar, para sumergirse, una celebración de la cinefilia".
A la directora se la vinculó varias veces con distintos proyectos industriales, aunque nunca pasó de figurar en la lista de candidatas: "No sé si haría una película de Marvel o Disney -dice- porque significan demasiadas reuniones, demasiada gente en el medio, demasiadas presiones artísticas y económicas. Prefiero seguir filmando con presupuestos mínimos, pero en proyectos en los que pueda sostener mis decisiones y enfocarme en los actores, en las locaciones".
Finalmente, explicó algunas apuestas esenciales de este film en particular y de su forma de entender el cine en general: "En algunas escenas opté por el fuera de campo, por omitir algunas cosas que en la película original eran explícitas. Si bien me seducía algo del gore y del gótico sureño, en muchos casos prefiero recurrir a la imaginación del espectador. En cine, a veces, lo que no se ve resulta más aterrador. En ese sentido, la música también juega un papel esencial. Traté de hacer algo parecido a una película de género, pero sin resignar mi estilo. Espero que esa mezcla haya resultado en algo interesante".
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