Sin Maradona en la alfombra roja, su documental ya es un éxito en Cannes
CANNES.- La primera mitad de la 72° edición del festival alcanzó una intensidad inusitada incluso para los cánones ya de por sí frenéticos que tiene el principal festival del mundo. Pasaron los zombis de Jim Jarmusch en la apertura, Elton John y su biopic Rocketman, Alain Delon y una Palma de Oro a la trayectoria cargada de controversias y varias actividades ligadas a la Argentina: desde el debate por el aborto (se proyectó Que sea ley, de Juan Solanas) hasta un documental sobre Maradona . Hoy será el turno de la que probablemente sea la película más esperada de la competencia por la Palma de Oro: Érase una vez... en Hollywood, de Quentin Tarantino.
Tras los multipremiados Senna y Amy (estrenada en Cannes y luego ganadora del Oscar), el londinense Asif Kapadia presentó aquí su notable documental Diego Maradona. Pese a que el protagonista finalmente no vino, el film ya es un éxito de crítica y de ventas con inminentes lanzamientos en salas del Reino Unido, España y Francia. Además, HBO ya la adquirió para Estados Unidos y DirecTV, para América Latina.
Las más de dos horas de película se concentran en su época de esplendor y derrumbe en Nápoles (1984-1992). Si bien hay un prólogo de unos cinco minutos sobre sus muy humildes orígenes en Villa Fiorito y una coda sobre sus intentos de recuperarse de la adicción a la cocaína, casi todo el relato está enfocado en su llegada al Napoli luego de su frustrante paso por Barcelona y cómo logró que un equipo casi quebrado en lo económico y acostumbrado a pelear por no descender en lo futbolístico terminara ganando dos campeonatos italianos superando a los poderosos del norte (Juventus y Milan) y hasta la copa de la UEFA en el plano europeo.
Con la típica estructura de surgimiento, apogeo y caída, Kapadia construye con su habitual solvencia y potencia un arco narrativo que tiene varios hallazgos: las imágenes en muchos casos inéditas tomadas en su intimidad por dos camarógrafos entre 1981 y 1987; el amor apasionado y desbordante de los habitantes de la ciudad hacia su ídolo (su "dios"); la relación cada vez más cercana y peligrosa con la Camorra napolitana; los estragos de la droga en su vida personal y los excesos de su vida nocturna; la creciente tensión con el presidente del club, Corrado Ferlaino; su larga historia de encuentros y desencuentros con Claudia Villafañe; el conflicto con Cristiana Sinagra por una paternidad que el astro tardó 18 años en reconocer, y la vendetta de la que fue víctima tras eliminar por penales con la selección argentina a Italia en la semifinal del Mundial de 1990.
Relato intenso y compacto
Dos veces vencedores de la Palma de Oro, los hermanos Dardenne, creadores de Rosetta, trajeron este año Young Ahmed, desgarradora historia del personaje del título, un niño de trece años que en la Bélgica actual se debate entre la integración social que le proponen tanto su familia como su maestra de la escuela y el fanatismo religioso con el que lo manipula el imán de la mezquita a la que acude. La pregunta es inevitable: ¿estamos ante un posible terrorista jihadista en el futuro? Si bien no se ubica entre los mejores trabajos de estos notables realizadores, se trata de un film compacto, intenso y provocador en su mirada a una problemática cada vez más acuciante en la Europa contemporánea.
Terrence Malick, otro ganador de la Palma de Oro (en 2011, por El árbol de la vida), presentó A Hidden Life, película inspirada en la historia real de Franz Jägerstätter, un campesino austríaco que se convirtió en objetor de conciencia, se negó a jurar lealtad a Hitler y fue encarcelado, enjuiciado y fusilado. El film tiene la habitual mixtura de hallazgos y excesos del cine de Malick. Una duración de casi tres horas, una omnipresente voz en off (lectura de cartas de amor, los pensamientos íntimos del protagonista), música sinfónica de cuerdas y coros, elegías, simbolismos religiosos y bellísimas tomas de la naturaleza captadas en muchos casos con un gran angular que deforma en parte la imagen.
Este épico y solemne melodrama antibélico (algo así como el opuesto complementario de La delgada línea roja) engloba lo mejor y lo peor de Malick, aunque el resultado es bastante más estimulante y convincente que sus últimos trabajos. Esta reflexión sobre el sacrificio de un hombre de vida armoniosa y feliz que es capaz de darlo todo por sus convicciones no será una obra maestra, pero sí regala unos cuantos momentos de gran cine.
Ayer también se presentó en la competencia oficial el nuevo trabajo del talentoso director norteamericano Ira Sachs, responsable de Love is Strange y Por siempre amigos. Jackie, más allá de su título, que remite al personaje de una exitosa actriz que interpreta Isabelle Huppert, es en verdad una película de estructura coral rodada en la bellísima ciudad portuguesa de Cintra y alrededores con personajes de varias nacionalidades (además de Huppert, Marisa Tomei, Brendan Gleeson, Greg Kinnear, Pascal Greggory y Jérémie Renier encabezan el elenco) en busca de amores, reconciliaciones, separaciones, despedidas, redenciones y hasta algún milagro. Un film encantador, construido a partir de situaciones tragicómicas en un entorno maravilloso y con un auténtico seleccionado actoral.
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