Shirley MacLaine: la señora y sus distinciones
No es que a Shirley MacLaine le falten honores ni distinciones. Ni el Oscar, que ganó en 1984 por La fuerza del cariño, ni el Globo de Oro (tiene cinco), ni las de grandes festivales (dos copas Volpi en Venecia, dos Osos de Plata en Berlín). Ni siquiera la Legión de Honor francesa, que recibió en París hace poco más de un mes. Tampoco es que haga falta rescatarla de ningún olvido: a los 77 años, sigue tan activa como siempre: ya filmó este año con Richard Linklater (Bernie, al lado de Jack Black y Matthew McConaughey), y tiene otros cuatro compromisos en películas que están ahora en rodaje o en preproducción. No, no es por nada de eso que el American Film Institute ha decidido entregarle en una gala por realizarse en junio próximo su premio a la trayectoria. Es que la entidad lo destina a aquellas figuras que hayan enriquecido la cultura norteamericana a través del cine y la televisión, y MacLaine, según reza el comunicado, "es una personalidad poderosa que ha iluminado durante casi seis décadas la pantalla grande y la pequeña (…). Hay sólo una Shirley MacLaine y es un honor para el AFI distinguirla en la 40ª entrega del premio".
Nadie discutirá sus merecimientos, pero a muchos les resultará difícil aceptar que ella es una sola. ¿Cuál? ¿La frágil suicida frustrada de Piso de soltero es acaso la misma que la romántica y crédula Charity del corazón de oro? ¿La mamá madura de Momento de decisión que quiso ser bailarina y ahora busca materializar aquel sueño a través de su hija es la misma que Irma la dulce, la trotacalles parisiense monopolizada por un solo cliente de uniforme? ¿Y también la joven esposa que cree haber asesinado a su marido en El tercer tiro; la excéntrica Madame Sousatzka de las abrumadoras lecciones de piano; la abuela que media entre las dos nietas peleadoras de En sus zapatos; la madre alcohólica y posesiva de Recuerdos de Hollywood; la aparentemente virtuosa hermana Sara que atraviesa el desierto con un mercenario, o la viuda neurótica y sobreprotectora que le dio el Oscar después de haberse quedado con las ganas en otras cinco oportunidades? Supongamos que sí, que es la misma y que si puede asumir todos esos roles, por muy graciosos o dramáticos que sean, y además sabe bailar y cantar y jugar la comedia como pocas y lucirse en papeles grandes y pequeños, es porque tiene carisma, talento y un oficio completísimo. Y porque es hiperprofesional y pone al servicio de cada personaje toda su sabiduría.
Quien lo dude que haga un poco de memoria o consiga una copia de La señora y sus maridos (1964), que es todo un festival MacLaine en el que debe vérselas con galanes como Paul Newman, Robert Mitchum, Dean Martin, Gene Kelly, Robert Cummings y Dick Van Dyke. Menuda prueba.
Puede ser que el AFI también haya querido equilibrar un poco la balanza: sólo seis de los 39 galardonados hasta ahora han sido mujeres y, en los últimos años, exactamente desde que Meryl Streep lo recibió en 2004, hubo una seguidilla de varones premiados, entre ellos Warren Beatty, el hermano menor de Shirley.
Si así fue, de todos modos, no pudo haber elegido mejor.
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