Shelley Duvall, la actriz de El Resplandor, volvió a filmar tras dos décadas de ausencia en la pantalla grande
Quien personificó a Wendy en el celebrado film de Stanley Kubrick vuelve a incursionar en el género de terror, luego de permanecer veinte años retirada de los medios
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A pesar de que hace dos décadas que decidió retirarse del mundo de la actuación, Shelley Duvall sigue estando presente en el imaginario popular gracias a su genial participación en El Resplandor. Tanto es así que su rostro expresivo se convirtió en un meme utilizado por personas de todas las generaciones, incluso de las que nacieron luego de su retiro. Esta semana, los medios estadounidenses se hicieron eco de un sorprendente -y a la vez esperado- anuncio: la actriz volvió a su gran amor, el cine, y nada menos que como parte del elenco de una película de terror.
El film, The Forest Hill, del escritor y director independiente Scott Goldberg será el que marque el regreso de Duvall, de 73 años, a la pantalla grande. Su última aparición había sido en Manna from Heaven, de 2002. Y, a diferencia de lo que ocurrió con Stanley Kubrick, esta vez la relación de la actriz con el realizador parece haberse desarrollado en un clima de armonía y respeto. “Fue increíble trabajar con Shelley”, resumió Goldberg en diálogo con TooFab. Y agregó: “Dirigirla fue un verdadero placer, porque soy un gran admirador de El Resplandor”.
Según Deadline, el primer medio estadounidense en dar la noticia de la presencia de Duvall en la película, el film gira en torno a un “hombre perturbado que está atormentado por visiones de pesadilla”. A primera vista, la sinopsis podría resultar bastante similar a la película en la que la actriz compartió cartel con Jack Nicholson, pero en este caso, a diferencia de lo que le ocurría a Jack Torrance, las alucinaciones se deben a un traumatismo de cráneo que el protagonista sufrió mientras acampaba en las montañas Catskill. Según trascendió, Duvall interpretará a la madre de este hombre y, según los informes, actuará como una especie de “voz interior”.
El amor del director por el género de terror lo llevó a contar con otras estrellas del rubro en el elenco: Edward Furlong (Cementerio de animales 2, Terminator 2) y Dee Wallace (Aullidos, ET). “Me aseguré de elegir y conectarme con el talento que realmente amo y ha sido increíble trabajar con todos”, reveló Goldberg. Y agregó: “Dee Wallace y Edward Furlong también son muy talentosos y estoy agradecido por su interés y los papeles que han interpretado en la película”.
Para el gran público estadounidense, la última aparición de Duvall en la televisión dejó un gusto amargo. La actriz fue, en 2016, invitada a participar del programa El Show del Doctor Phill, conducido por el polémico psicólogo experimental Phil McGraw, quien fue condenado por el público por haber “explotado” el estado mental de la actriz e intentar que fuera atendida por psiquiatras. “Descubrí el tipo de persona que es por las malas”, recordó ella tiempo después. “A mi madre tampoco le caía bien. Mucha gente, como Dan, decía: ‘No debiste haber hecho eso, Shelley’”. Dan Gilroy es su pareja desde 1989 y con quien comparte su residencia en Texas.
En aquel programa, Duvall habló abiertamente de los “trastornos mentales” que padece, y apuntó a esa patología como el motivo de su sorpresivo retiro. Además, la mujer aseguró que se sentía “muy enferma” e hizo un doloroso pedido de ayuda para poder mejorar su condición. Vivian Kubrick, hija del fallecido director, reaccionó de inmediato al tomar conocimiento de la entrevista: a través de su cuenta en Twitter, publicó una misiva en la que critica a la decisión del McGraw de exponer mediáticamente a Duvall, asegurando que se trata de un “espectáculo sensacionalista, explotador y horriblemente cruel”.
Ese gesto de la hija del realizador sorprendió a muchos fanáticos del mítico film de 1980. Es que, según cuentan las crónicas de rodaje, Kubrick fue extremadamente duro con Duvall. La actriz definió aquella filmación como “enloquecedora” e “insoportable”, y lo cierto es que motivos le sobraban. Como se puede observar en el extraordinario y extenso documental sobre el realizador A Life in Pictures - dirigido por el cuñado y frecuente colaborador del cineasta, Jan Harlan -, Kubrick no ocultaba su exasperación ante cualquier equivocación que cometiera Duvall, ya sea olvidarse una línea de diálogo, ingresar tarde a la toma, o bien no prepararse lo suficiente para la misma. Por su parte, la actriz no comulgaba con lo que era una de las marcas registradas del cineasta: la filmación sistemática de una misma escena, obsesión heredada por David Fincher.
Una secuencia en la que Wendy, el personaje de Duvall, debía subir llorando por las escaleras fue rodada más de 127 veces, al punto tal de que el llanto final captado por el director era más realista que ficticio. Como la mujer que debía personificar la actriz estaba constantemente al borde del colapso, la intensidad del rodaje fue demasiado para Duvall, quien terminó sufriendo verdaderos problemas de salud, desde deshidratación hasta pérdida de cabello.
Sin embargo, con el tiempo la mirada de la actriz tenía sobre el realizador se suavizó: “Él era un director querible que podía ser cruel porque pensaba que el fin justificaba los medios. Aun así, no cambiaría la experiencia por nada del mundo. ¿Sabés por qué? Por Stanley”, subrayó.
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