Destin Daniel Cretton propone una aventura que combina la espectacularidad de Marvel con un relato de influencias del cine de artes marciales más tradicional
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El universo Marvel en cine continúa su expansión. Luego de Avengers: Endgame, que representó un momento de coyuntura en la continuidad de estas historias, comienzan a aparecer nuevos héroes y heroínas, dispuestos a iniciar sus propios caminos. Y de esa manera, llega Shang Chi y la leyenda de los diez anillos, una aventura basada en una propuesta que nació hace casi cincuenta años en los cómics, y que ahora busca su correlato en el cine. Y para saber más sobre este film y su protagonista, LA NACIÓN dialogó con su director, Destin Daniel Cretton.
Un héroe marcial
A comienzos de los setenta, Bruce Lee se convertía a paso acelerado en una de las estrellas más atractivas del cine. Aunque con pocas películas en su haber, su inconfundible estilo, su encantadora arrogancia y su sofisticada manera de comprender la lógica de la lucha (dentro y fuera de la pantalla), lo convirtieron en la punta de lanza de una moda vinculada a las artes marciales. En ese contexto, un joven guionista de Marvel llamado Steve Englehart creó a un personaje que heredó parte de ese espíritu. Englehart se encontraba en una fiesta junto a Jim Starlin (uno de los dibujantes y guionistas más importantes de la editorial), cuando uno de los invitados puso en la televisión un capítulo de Kung Fu, una serie que se había estrenado por esos días, y de la que aún nadie sabía demasiado. En un artículo periodístico, Englehart recordó esa noche: “Nos sentimos cautivados. Vimos el episodio completo y rápidamente coincidimos con Starlin en que queríamos hacer algo así. Se lo propusimos a nuestro editor, que no se enganchó demasiado con la idea, pero sí con nuestro entusiasmo”. La única condición impuesta desde Marvel, era que el nuevo héroe debía estar vinculado a Fu Manchú, un villano muy popular de la literatura pulp, cuya presencia podía atraer a los lectores.
En septiembre de 1973, y en la revista Master of Kung Fu, debutó Shang Chi, experto en artes marciales, y un villano leal a las órdenes de su padre, el poderoso Fu Manchú. Pero luego de matar a un enemigo de su clan, el joven descubre que esa figura paterna es una de las mayores amenazas de la humanidad. Atormentado por todo lo que eso significa, Shang Chi cambia de bando, y comienza una nueva vida dedicada a luchar contra distintos rivales, entre quienes se encuentra su propio padre.
El cómic no fue un boom de ventas, aunque como muchos títulos Marvel de esa época, le permitía a sus autores experimentar nuevas formas de aventuras. Shang Chi era un héroe de una moral muy distinta a la del Capitán América, y sus peleas tenían que ver con desafíos callejeros, o con enemigos milenarios. Pero como recuerda en su artículo el propio Englehart, ese encanto tan discreto logró mayor trascendencia gracias a un factor externo: “La serie Kung Fu se convirtió en un furor, y terminó por impulsarnos. Nuestro editor pidió más héroes en esa línea, y así aparecieron figuras como Iron Fist, mientras que nosotros pudimos hacer más historias de Shang Chi en una revista hermana que se llamó Deadly Hand of Kung Fu”. A pesar de gozar de un relativo éxito en medio de la fiebre por las artes marciales, Shang Chi nunca fue de los grandes personajes de la editorial. El paso del tiempo sepultó sus aventuras, sus historietas se discontinuaron y su presencia en Marvel quedó relegada a esporádicas apariciones en series como Los Vengadores o los X-Men. De esa manera, y casi desde su nacimiento, este héroe es seguido por “el nicho del nicho”. Pero el estreno de su primera película dentro del universo cinematográfico de Marvel puede que cambie eso para siempre.
Su debut en la pantalla grande
En Marvel, se necesitan héroes que se conviertan en íconos, y Shang Chi (interpretado por Simu Liu) llega con esa aspiración. Claro que para su debut en cine, este luchador fue adaptado a una historia moderna que a pesar de sufrir varias modificaciones, conserva muchos de sus elementos tradicionales. Desde la óptica de Destin Daniel Cretton, que no solo dirigió sino que también escribió el guion del film, el héroe tiene muchas posibilidades de desarrollo: “Shang Chi expandirá el universo Marvel, y creo que abrirá muchas puertas hacia otros lugares que serán muy interesantes para explorar. Una de las cosas más maravillosas que hace este estudio es actualizar estos personajes y hacerlos relevantes al momento que estamos viviendo”.
Uno de los aspectos más interesantes de este justiciero, y que lo distingue de otros héroes, es que él está muy lejos de ser un dios de Asgard, un genio de la tecnología o un monstruo verde. Un poco más en sintonía con Spider-Man, Shang Chi es un joven que a pesar de comenzar un camino que lo llevará hacia lugares inesperados, en su interior se enfrenta al conflicto de enfrentar su verdadero destino. Y para Cretton, ese rasgo es su principal virtud: “Este personaje no es un superhéroe que se encuentra en un pedestal con el que no podemos identificarnos, sino que es un héroe que sufre, como sufrimos nosotros. Con el fin de modernizar a Shang Chi, yo sabía que debíamos hacer algo con lo que todos pudiéramos conectar, y haber logrado ese objetivo nos enorgullece mucho”.
Buscar el equilibrio perfecto
En el caso de Shang Chi y la leyenda de los diez anillos establecer influencias es un ejercicio inevitable. Por su secuencia inicial, sus escenas de combate y hasta la presencia de algunos nombres, es evidente el homenaje a viejos films en la línea de A Touch of Zen, o las producciones de los hermanos Shaw (como Las 36 cámaras del Shaolin, entre otras tantas). Pero este film no es un ejercicio de nostalgia gratuito, sino que es la búsqueda por conectar la sensibilidad de esos títulos de artes marciales con la lógica cinematográfica de Marvel. Y para Cretton, ese fue uno de los desafíos más atractivos: “Buscar ese equilibrio fue muy divertido, como también lo fue mostrar un mundo en el que se rindiera homenaje a muchas de esa obras clásicas del género que tanto amamos, como las de Jackie Chan o los viejos films de artes marciales. Y yo siempre sentí que el universo cinematográfico de Marvel era el lugar perfecto para experimentar con todos estos temas”.
Muy consciente de sus influencias, Cretton ubica en su film un guiño a dos grandes películas, The Warriors y Kung Fusión, dos historias que si bien son muy distintas entre sí, ejercieron una influencia decisiva en Shang Chi y la leyenda de los diez anillos: “Esas películas obviamente fueron inspiraciones. Fue muy divertido hacer un film que tuviera algo del espíritu de Kung Fusión, uno de mis largometrajes favoritos. Incluso fuimos capaces de tener actores que fueron parte de su elenco, y eso fue increíble”.
Por su esencia anclada en el mundo de las peleas, Shang Chi y la leyenda de los diez anillos tiene grandes escenas que hacen de las peleas cuerpo a cuerpo, uno de sus grandes atractivos. Y en ese sentido, destaca una impactante escena dentro de un colectivo, que fue una de las obsesiones del director durante la realización de este film: “Fue una escena muy divertida. Había fantaseado con una secuencia de acción que transcurriera en un ómnibus de San Francisco, en el que el héroe debía intentar pelear, manejar el colectivo y salvar a todos los pasajeros. Pero pensé que no iba a poder incluirla en la película, y la escribí más como una expresión de deseos. Pero al final la hicimos, y cuando la veo en pantalla grande, descubro lo divertida que es la coreografía creada por Brad Allan y Andy Cheng, quienes son parte del equipo coreográfico de Jackie Chan. Quedó increíble”.
Sin lugar a dudas, Shang Chi y la leyenda de los diez anillos es la promesa de un nuevo horizonte dentro de Marvel, uno al que pronto se unirán Los eternos y Doctor Strange in the Multiverse of Madness, piezas que prometen explorar otros rincones y otras formas de contar historias dentro de este universo. Mientras tanto, este film de artes marciales buscará repetir el pequeño fenómeno que vivió el propio Shang Chi en las historietas, allá por comienzos de los 70.
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