La película de 2005 del realizador Ang Lee, protagonizada por Heath Ledger y Jake Gyllenhaal, ayudó al director a superar una depresión y adquirió una trascendencia indiscutible
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La mirada de Ennis Del Mar por la ventana mientras enciende un cigarrillo y lo carcome la impaciencia. El beso posterior, testimonio de ese deseo latente por años. “Ojalá supiera cómo dejarte”. Las camisas guardadas en el placard con una postal de Brokeback Mountain. Dos personas, momentos en el tiempo, un mismo lugar. La guitarra de Gustavo Santaolalla suena en el final con la composición “The Wings” como si estuviera llorando con Ennis y por Jack Twist. Secreto en la montaña, estrenada en 2005, se sigue manteniendo inoxidable, un film romántico tamizado por la homofobia y el miedo.
Basada en el cuento de Annie Proulx incluido en su colección Close Range: Wyoming Stories -adaptado por Larry McMurtry y Diana Ossana- y con la dirección de un Ang Lee que comprendió desde el inicio que captar el contexto era clave para comprender ese vínculo que perduró a lo largo de las décadas, Secreto en la montaña es una obra tan inmensa como el escenario en el que, en 1963, Ennis (Heath Ledger) y Jack (Jake Gyllenhaal) cruzaban miradas por primera vez antes de empezar a trabajar juntos y enamorarse en el proceso con ese mantra del primero sobrevolando su derrotero. “Si no podés solucionar algo, tenés que aguantarlo”. Ennis, el pragmático, el racional, pero también el cauto, el que fue expuesto a la violencia que se quedó con él. Jack, el impulsivo, el apasionado, el sensible, quien sueña con una vida mejor (“Una vez tuve una mejor idea...”).
Nominada a ocho premios Oscar y ganadora de tres (mejor guion adaptado, música original y director), Secreto en la montaña fue vencida en 2006 por Vidas cruzadas de Paul Haggis en una de las decisiones más cuestionadas de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood.
La película por la que Ang Lee no dejó el cine
Luego de un infructuoso intento de uno de los rostros del New Queer Cinema, el realizador Gus Van Sant, de llevar a cabo el film, el guion le llegó al taiwanés Ang Lee, quien estaba atravesando uno de los mejores momentos de su carrera y, al mismo tiempo, uno de los más extenuantes de su vida personal, tanto así que contempló dejar la dirección por al agotamiento que le produjo la realización de El tigre y el dragón y Hulk. Sin embargo, luego de leer la adaptación de Ossana y McMurtry, decidió volver al ruedo a lo grande, aunque con miedo a la mirada crítica. Lee venía de estrenar Hulk, cuya pobre recepción había afectado su salud mental.
“Me sentía raro, esa película generó mucha bronca en la gente y yo me sentía mal anímicamente, no dormía... Un día lo vi a mi papá y me preguntó qué me pasaba, me dijo que me veía en un estado de depresión. Estamos hablando de alguien que nunca me alentaba a filmar, incluso después de ganar un Oscar [por El tigre y el dragón, en la categoría de mejor película extranjera], pero esa vez me dijo: ‘No estás bien, no sos una persona de 50 años, ¿qué vas a hacer por el resto de tu vida? Tenés que hacer otra película’. Entonces, cuando me ofrecieron Secreto en la montaña, más allá de cómo me encontraba psíquica y físicamente, acepté el proyecto y mi papá murió dos años después”, contó el director en diálogo con About Film.
Si bien al revisitar el largometraje su naturaleza inconmensurable es lo que lo vuelve distintivo, Lee expresó que, teniendo en cuenta de dónde venía, el rodaje fue “encontrarse con la calma”. “Me sentía relajado”, apuntó el director. De todos modos, había algo que sí lo atormentaba: serle fiel al texto de Annie Proulx. “Sentía que debía ser leal a lo que había escrito, resolver desde lo visual ciertas secuencias, como el beso en la carpa. Es más, le dije: ‘Annie, tu prosa es muy difícil de traspolar al cine’ y me respondió con una sonrisa: ‘Bueno, ese es tu problema’”. De acuerdo al testimonio de Lee, Secreto en la montaña también logró esas imágenes indelebles gracias a la visión clave de su director de fotografía, el mexicano Rodrigo Prieto, quien además hace un cameo en el film como uno de los amantes de Jack.
“Lo que hizo en la película fue totalmente opuesto a sus trabajos previos [con Alejandro González Iñárritu], nada sórdido ni cámara en mano, yo quería algo trascendental, sereno, cristalino, y él llegó y demostró quién era. El talento es el talento y eso se nota”, declaró el cineasta, quien le brindó un protagonismo incuestionable a los paisajes.
De hecho, Secreto en la montaña empieza con el amanecer, con Ennis bajándose de un autobús, una figura pequeña en lo vasto de Wyoming, y concluye con él mismo cerrando ese armario y con la cámara detenida en un paisaje, pero esta vez sin figuras habitándolo, y contemplado a través de una ventana. Ese viaje cíclico muestra lo efímera que es la vida (y la culpa de Ennis por no haber apostado a lo que sentía) y cómo todo puede empequeñecerse cuando no hay amor. Sin cursilerías, Lee y Prieto lograron esa trascendencia buscada con la versatilidad como as bajo la manga y en una filmación que comenzó en 2004 en Alberta, Canadá y no en Wyoming, por cuestiones de presupuesto.
En cuanto a la temática, su realizador se explayó sobre lo que más lo conmovió de la historia. “Siempre me pareció una historia sobre la ilusión del amor, sobre la idea”, explicó Lee. “Ellos querían volver a algo que no terminaban de entender del todo, incluso cuando están allí, en Brokeback Mountain, nunca alcanzan lo que buscan. El momento pasa. Ese fue el tópico que me atrapó y que quería mostrar. Quería que se viera a Brokeback Mountain como un espacio tan dramático como romántico y sugestivo, al menos así lo filmamos”. Asimismo, el ganador del Oscar expresó cómo Secreto en la montaña es el relato “del amor más puro que existe” en una época “de gran presión social” en la que -como verbaliza Ennis- si algo no podía cambiarse, “había que soportarlo”.
Los actores impensados, la química perfecta
Cuando Gus Van Sant estaba vinculado al proyecto a finales de los 90, ya tenía en mente a los actores para interpretar a Ennis y a Jack. En cuanto al personaje que luego caería en manos de Ledger, se lo ofreció a su amigo Matt Damon, con quien ya había trabajado en En busca del destino, una de sus películas más mainstream. Sin embargo, Damon rechazó el papel. Por otro lado, el rol de Jack fue para Joaquin Phoenix, quien estaba dispuesto a trabajar nuevamente con Van Sant tras esa gran colaboración que fue Todo por un sueño (algunos reportes indican que Joaquin niega haber recibido la oferta, pero hay versiones encontradas).
Finalmente, Van Sant no puede llevar adelante el film y cuando Lee, en cambio, lo logra tiempo después, el panorama había cambiado y los nombres elegidos eran los de Heath Ledger y Jake Gyllenhaal. Este último no dudó cuando supo que el actor de Cambio de vida iba a ser su partenaire. Ledger, por su parte, se sintió atraído por el personaje de Ennis ya que lo encontraba más complejo y desafiante. “Las pocas palabras que dice para expresarse, su incapacidad para amar... Me interesaba interpretar eso”. Ang Lee contó que Ledger se preparó de manera metódica, mientras que Gyllenhaal era más espontáneo, lo que iba de la mano con sus personajes. “Heath tenía que trabajar con los cambios sutiles y Jake tenía que mantener cierta inocencia hasta que se la arrebataran. Esa era la clave”, remarcó el cineasta.
En lo que fue una apuesta de Lee que podría haber fallado, decidió que los actores no hicieran el casting juntos, algo impensado en la actualidad, donde se trata de garantizar la química. De todas maneras, ese no es el estilo del director. “La química la imagino en mi cabeza y yo me los imaginaba juntos. Jake era la contracara de Heath en cierto punto y eso iba a funcionar para los personajes, lo vi muy claro la primera vez que estuvimos los tres en el mismo lugar, fuimos a cenar en Los Ángeles y supe que no me había equivocado”, apuntó el realizador. Gyllenhaal también habló de cómo se sintió profundamente movilizado por lo que, bajo su mirada, era el corazón del relato.
“Lo que unía a Jack y a Ennis no era solo el amor sino la soledad. Ambos se sentían profundamente solos. Eran dos personas que estaban buscando ser amados desesperadamente y eso surge en una intimidad muy especial. Esto pasa en todos lados, y a veces no estamos abiertos a verlo por lo que puede provocar”, manifestó el actor quien, junto con Ledger y Michelle Williams, fueron nominados al Oscar por sus interpretaciones. El fallecido actor de Batman, el caballero de la noche, se enamoró de Williams en el rodaje y en 2005 fueron padres de la única hija que tuvo el actor, Matilda Rose. Dos años después se separaron.
“Verlos enamorarse en el rodaje le sumó una chispa a la historia y todos nos dimos cuenta de lo que estaba pasando. Hay una escena en la que Ennis le enseña a Alma a andar en tobogán y ambos se caen. Michelle se torció el tobillo en esa secuencia y lloraba mucho, y Heath no la dejó nunca sola, la acompañó al hospital, le acariciaba el pelo, la miraba de una forma, con los ojos bien abiertos, que dejaba en claro que se había enamorado de ella, creo que fue amor a primera vista”, recordó la coguionista y productora del film, Diana Ossana.
El legado de Heath Ledger
Cuando Lee recordó el proceso en el que se barajaban los nombres de los protagonistas, declaró que muchos se mostraban “incómodos” por el guion. “Tuve entrevistas con varios y podríamos decir que estaban incómodos y miedosos de aceptar”, añadió. Asimismo, Ossana, desde su rol de productora, debió escuchar de boca de los agentes de prensa de ciertos artistas que aceptar uno de esos papeles era el equivalente a “matar sus carreras”. “Era totalmente ridículo lo que escuchábamos”, remarcó. Entre esos actores se encontraba Mark Wahlberg, quien le expresó a los productores que el guion era “demasiado explícito” para sus preferencias.
Gyllenhaal y Ledger, en cambio, tenían otra mirada. “Heath era una persona extremadamente seria cuando hablaba del tópico político del film”, contó Jake en una ocasión. “Muchas veces debió escuchar chistes sobre la película y se ponía muy vehemente, no quería que la gente se burle de ella”. Como ejemplo nos encontramos con la forma en la que le respondió a un periodista en una conferencia de prensa cuando este le consultó acerca de qué les diría a quienes consideran que Secreto en la montaña era una película “desagradable”.
Ledger fue directo: “Me parece una lástima. Primero, es inmaduro decir eso, totalmente inmaduro. En segundo lugar, me apena quienes se toman el tiempo de expresar opiniones negativas sobre cómo dos personas se aman la una a la otra. Si vas a usar tu voz, hacelo para cuestionar a quienes usan la violencia y se agreden mutuamente, ¿no es eso más importante?”, manifestó Ledger, quien murió el 22 de enero de 2008, a los 28 años.
Cuando se les consulta a los actores sobre el film, el impacto que tuvo Heath en ellos es ineludible. “Lo extraño como ser humano y extraño trabajar con él”, declaró Gyllenhaal, quien compartió la mayoría de las escenas con Ledger y Anne Hathaway. “Me genera dolor que el mundo no pueda seguir viendo la belleza de sus expresiones”, añadió en una charla con el programa Fresh Air.
“Perder a Heath luego de haber filmado una película en la que éramos una familia te hace apreciar mucho más lo que estás haciendo y dejar de lado lo que no tiene tanta importancia”, reflexionó Gyllenhaal, quien obtuvo el BAFTA por su interpretación de Jack Twist. Además actrices como Kate Mara (quien interpretó a la hija de Ennis) y Linda Cardellini (quien personificó a una pareja del personaje), lo recordaron con sentidas palabras. “Cuando me dieron el papel, me dieron la posibilidad de trabajar con gente talentosa como Heath Ledger. Fue un regalo, un privilegio”, expresó la actriz de Muertos para mí.
El beso inolvidable y el destino de la camisa celeste
Una de las escenas más extraordinarias e icónicas del film es la del reencuentro entre Ennis y Jack después de cuatro años sin verse. Tras un abrazo, Ennis pone a Jack contra la pared para besarlo apasionadamente como una forma de recuperar el tiempo perdido. Para los momentos de intimidad, Annie Proulx, autora del cuento, les recomendó a Gyllenhaal y a Ledger libros de Will Fellows, autor abiertamente gay que escribió sobre cómo era vivir una relación queer en el Medio Oeste de los Estados Unidos.
Los textos de Fellows acompañaron la experiencia del rodaje y le brindaron capas a las secuencias más intimistas, como las de los besos y las de las charlas nocturnas en Brokeback Mountain cuando Ennis y Jack colisionaban en qué querían para su futuro.
Y si hablamos de escenas inolvidables, ese final con las camisas y los ojos vidriosos de Ennis, es desgarradora. Luego del estreno del film, el historiador Tom Gregory compró ambas en la web por más de 100 mil dólares. “Son los zapatos de Dorothy de El mago de Oz de nuestra generación”, expresó. Por otro lado, Secreto en la montaña ganó el León de Oro de Venecia y, cuatro años atrás, fue seleccionada por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos para ser preservada en el Registro Nacional de Cine “por ser significativa a nivel cultural, histórico y estético”.
En cuanto al miedo de Ang Lee sobre la apreciación de Annie Proulx de la traspolación de su obra, este disipó en el momento del estreno: “Es una película monumental y poderosa. Yo pensaba que después de mi cuento Ennis y Jack iban a desaparecer, pero ahora perdurarán por siempre”.
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