Scarlett Johansson vs. Disney y James Gunn vs. Scorsese: las peleas en Hollywood se volvieron virales
La enorme maquinaria de relaciones públicas de la industria del cine no impide que los juicios, críticas y pases de factura dominen la campaña de promoción de tanques cinematográficos como Black Widow y Escuadrón suicida
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En la noche de los tiempos del cine de Hollywood, los grandes estudios controlaban cada detalle del negocio. Todo, desde la elección de las estrellas, los guiones y los directores de sus películas quedaba bajo la estricta vigilancia de los conglomerados, que distribuían el entretenimiento desde Los Ángeles al resto del mundo. Pero, claro, las cosas cambiaron. Y ahora, en poco menos de dos semanas, una actriz consagrada puede demandar al estudio más grande del negocio y éste arrastrar el conflicto público a terrenos personales, mientras un realizador en plena campaña de promoción de su nuevo film puede atacar a un respetado colega alimentando la sed de polémica y sangre de la que viven las redes. De Scarlett Johansson y su enfrentamiento con Disney a la reavivada pelea entre Martin Scorsese y Marvel cortesía del director de El escuadrón suicida, James Gunn, la industria cinematográfica está cada vez más acostumbrada a ventilar sus trapitos sucios al sol.
En plena campaña de promoción de su nueva película basada en las historias de los supervillanos de DC, el director de Guardianes de la galaxia participó del podcast “Happy, Sad, Confused” y allí volvió sobre una discusión que parecía olvidada: las críticas de Scorsese sobre las películas de superhéroes. “Me parece muy cínico. Salió a criticar a Marvel y fue lo único que le dio prensa para su película así que siguió haciéndolo para conseguir más. Estaba creando su film a la sombra de las películas de Marvel y usó eso para lograr la atención que quería”, dijo Gunn durante la charla de más de 45 minutos, en la que también opinó también que “Scorsese es uno de los más grandes cineastas que haya existido” y que está de acuerdo con “muchas de las cosas que dijo sobre las películas de Marvel”.
Also for the record, Martin Scorsese is probably the world’s greatest living American filmmaker. I love & study his films & will continue to love & study his films. I disagree with him solely on one point: That films based on comic books are innately not cinema, that’s all. 🙏 https://t.co/By9IBe8HAm
— James Gunn (@JamesGunn) August 4, 2021
Pero, por supuesto, no fueron los puntos que ambos directores tienen en común los que se regaron como pólvora en las redes, sino la suposición de Gunn sobre el cinismo y la necesidad de atención de Scorsese para El irlandés, película que estaba promocionando en 2019 al tiempo de la polémica con Marvel.
Que Gunn escribiera en Twitter -red social en la que tiene presencia constante y casi un millón de seguidores- una suerte de clarificación de sus dichos hizo poco por apagar el incendio, aunque reiteró su admiración por Scorsese, “amo y estudio sus films y seguiré haciéndolo. Estoy en desacuerdo con él en un solo punto: su idea de que las películas basadas en cómics no son cine por naturaleza”. Aunque sí distrajo la atención del hecho de que parte de la promoción de la nueva El escuadrón suicida estuviera apoyada en las críticas contra la fallida película de la saga dirigida por David Ayer en 2016. El cinismo y la sombra de Marvel, parece, no solo le cabrían a Scorsese.
Aunque aquello de que “todo tiempo pasado” fue mejor suele oler a reaccionaria naftalina, lo cierto es que los conflictos más recientes salidos del corazón de Hollywood hacen añorar esos aires de misterio que solían rodear a los actores y sus proyectos. En un mundo regido por la lógica y la velocidad de Google, ya no alcanza con teasers, trailers e imágenes del detrás de escena de las películas en proceso, ahora los espectadores, lo quieran o no, ya forman parte de las discusiones de un negocio que disfrutan pero cuyos mecanismos internos hasta ahora desconocían. Esa exposición extrema lleva a problemas inimaginables hace un par de décadas.
No es que no hubiera luchas de poder o autobombos apoyados en las críticas al rival real o imaginado, de hecho la historia de la industria está repleta de ejemplos de esos enfrentamientos: antes de Johansson y su reclamo a Disney había estado Bette Davis y el juicio que le entabló a los estudios Warner en los años 30 para lograr ser liberada de un contrato que le quitaba toda opción de elegir sus propios papeles. “Esta es una muchacha desobediente que lo que quiere es más dinero”, dijo en aquel momento refiriéndose a Davis el abogado que defendía al estudio. 85 años después la reciente respuesta de Disney a los reclamos de Johansson suena, lamentablemente, demasiado parecida. La diferencia es que ahora el público, a través de las redes y catalizado por la atención de los medios, forma parte de la pelea, convirtiendo en viral lo que se discutía a puertas cerradas.
Esa progresiva transparencia en los mecanismos del poder en la industria cinematográfica inclina un poco la balanza en favor de los artistas, pero esa ventaja puede ser momentánea. Y quien lo experimentó en carne propia fue el propio Gunn, que ahora parece haber olvidado que su carrera estuvo a punto de desaparecer en el aire cuando en 2018 Marvel decidió que sus ofensivos tuits de una década de antigüedad eran demasiado ofensivos para mantenerlo bajo contrato.
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