"Sangre", el film más personal de César
"Sangre" (Argentina/2003). Dirección: Pablo César. Con Ivonne Fournery, Emiliano Alonso, Guillermo Pfening, Natalia Maseroni, María Ayelén Doti y otros. Libro: Pablo César, Juana Falcón, Mike César y Agustín Oroz. Fotografía y cámara: Abel Peñalba. Ambientación: Leonello Zambón. Presentada por Mike y César Producciones. Duración: 124 minutos. Calificación: sólo apta para mayores de 13 años.
Nuestra opinión: buena
"Sangre" es, sin duda, el film más personal de Pablo César. Después de su anterior filmografía, volcada a una temática que transitaba por veladas sensaciones y por cierta actitud experimental, el realizador decidió ahora dar un viraje a su obra insertándose en una historia realista que descorre los más intrincados laberintos del alma.
Para eso tomó como eje de su relato a una madre y a sus dos hijos volcados al recuerdo de un padre muerto en circunstancias que nunca fueron aclaradas, y en torno de ese tema elaboró un clima de dudas, de sospechas y misterio.
Martín, uno de los hijos, desea hacer una película que sea la metáfora de aquellos sucesos de su niñez. Con su cámara imagina las infinitas versiones de una muerte que nunca le contaron en detalle. Nicolás, por su parte, diseña páginas en Internet y busca recuerdos en el mundo nocturno, mientras trata de relacionarse con aquellos que conocieron a su progenitor. Frente a ellos está la madre que, como figura omnipresente, los ampara, los contiene en sus momentos de desesperación, los convierte casi en esclavos de su existencia teñida de hondos rencores y de una soledad que siempre intenta romper dentro de ese micromundo que es su enorme casona, sus discos de reiterada música y su inacabable cuota de cigarrillos.
Entre secretos
En esa atmósfera asfixiante los tres sufren en silencio. Desean saber cuáles fueron las causas de la muerte de su padre e indagan en tiempos idos de felicidad y de amor, pero la madre es muda frente a las preguntas, es prisionera de un secreto bien guardado. En el fondo de estas relaciones casi torturantes el relato insinúa una pasión incestuosa y una sexualidad reprimida. Pero es, quizás, la imaginación la que permite que los hijos se refugien en la madre para superar el dolor y la culpa que les provoca aquella muerte.
Con una historia que podría desbordar en melodrama, Pablo César y sus coguionistas elaboraron una trama de enorme calidez y una atmósfera que, lentamente, va convirtiendo a su contenido en una espiral que gira en torno de la imposibilidad de los hijos de llevar una existencia autónoma y del silencio de la madre. "Sangre" consigue hasta aquí su noble propósito de mostrar con pulcritud y hondura esa imagen de familia silenciada por el temor y la culpa.
Situaciones superfluas
Pero el relato carece de síntesis ya que se detiene en situaciones superfluas. Las secuencias en que aparece Juan Carlos Calabró, que aquí ofrece su calidad interpretativa y su humor zumbón, o las reiteradas visitas que hace uno de los hijos a clubes nocturnos, o el viaje a Jujuy del aspirante a cineasta, para rodar imágenes de su película, poco o nada agregan a la trama.
Sin embargo, se ve que el director. sabe construir atmósferas y rodearse de gente de primera calidad en los rubros técnicos -la fotografía es excelente, la música se convierte en un elemento esencial del relato y la ambientación aporta mucho de grandeza visual sin caer en exageraciones- y, en este caso, eligió acertadamente a Ivonne Fournery para convertirla en esa madre que, con apenas breves diálogos y gestos de ternura, la revelan como una gran actriz hasta ahora desaprovechada por el cine.
Interesante experiencia
El resto del elenco no es tan sólido, ya que Emiliano Alonso y Guillermo Pfening, a pesar de sus esfuerzos, no lograron alcanzar del todo la carnadura humana que necesitaban sus personajes.
"Sangre" queda como una interesante experiencia de Pablo César en su intento por recorrer otros caminos más próximos a la emoción cotidiana. Y si bien aquí no lo consigue del todo, bien vale alentar al director en una búsqueda que habla de su afán por conectar su obra con un público más amplio y dispuesto a insertarse en una temática que se aferra a la cotidianidad del dolor.