Ryan Gosling revolucionó San Sebastián: todo por una foto con él
SAN SEBASTIÁN.- Ryan Gosling revolucionó la 66 edición del Festival de Cine de San Sebastián. Una multitud de fans –en su mayoría chicas de no más de veintipico- acompañó fervorosamente al actor canadiense ya desde su aterrizaje en superficie donostiarra, el domingo por la noche, cuando pasó largo rato firmando autógrafos, posando en innumerables selfies y saludando a sus seguidores, apiñados junto a las vallas que rodean el acceso al Hotel María Cristina, donde se alojan los invitados más destacados del festival.
El actor, director, escritor y músico canadiense apareció con un look casual, desenfadado: cabello y barba recortado prolijamente, campera roja de cuero corta, remera gris, chupines negros y su inseparable collar dorado con una medalla en honor a su perro George.
En la mañana del lunes, con clima fresco y algo nublado, Gosling cumplió con otros de los rituales del festival: el photocall frente a la playa de La Zurriola. Llegó acompañado por Claire Foy , popularizada por interpretar a Isabel II en la serie The Crown, que se emite en Netflix. Juntos presentan First man (El primer hombre), que participa en la sección Perlas y que cuenta la llegada del primer hombre a la Luna, Neil Armstrong, personificado por el actor canadiense.
Afable, vestido con un traje azul, suéter de rombos en blanco, negro y amarillo y zapatos negros, Gosling terminó de meterse al público en el bolsillo cuando dijo que de San Sebastián solo conocía lo que había visto desde la ventana del hotel, pero que le había gustado. Y que le encantaría volver en otro momento.
Desde allí se dirigió a la sala de prensa, donde –como en todo su trayecto- una multitud (esta vez, de periodistas) invadió el ámbito. "Encarnar a Neil (Armstrong) no fue sencillo –reconoció el protagonista La La Land, que en First man repite dupla con el director Damien Chazelle-. Era un hombre con muchas capas. Fue un desafío intentar trasmitir las múltiples capas de su personalidad, la cantidad de humildad y valentía. Intentamos quitarlas y mostrar el hombre tras el mito. Reflejar eso me benefició como actor. Creo que lo importante fue centrarnos en las historias de Neil y Janet. Para mí fue un honor revelar muchas de las capas que tenían los dos."
La película se basa en una biografía escrita por James R. Hansen, a partir de entrevistas con el propio Armstrong. Allí se revela el esfuerzo y sacrificio que supuso su hazaña para él, su familia y sus compañeros. "Centrarnos en la experiencia más personal es lo que hace que la película sea única: del viaje a la Luna se leyó mucho, pero no tanto de cómo lo vivieron sus protagonistas", describió el canadiense.
Si para rodar La La Land aprendió a tocar el piano en tres meses, para esta película Gosling se propuso aprender a pilotear. Llegó a tomar algunas clases, pero aunque desistió, en el film sobrevuela esa intención. Se pretende transmitir al espectador el peligro real que implicaban las misiones espaciales, metiéndolo en la cabina de mando con los astronautas y mostrando la precariedad de la tecnología de aquella época. "Estuvimos en la NASA, y además en el set había gente que había estado en la Luna y que nos transmitían lo que sintieron. Todo lo que nos rodeaba se acercaba lo máximo posible a lo que había vivido Armstrong. En ese sentido ha sido sencillo. La mayoría de las conversaciones de la película son transmisiones. Estoy emocionado de que la mayoría de la gente lo pueda ver".
Gosling marcó la diferencia entre este largometraje y el musical estadounidense La La Land: "La responsabilidad de equivocarse fue el principal desafío. En una película de ficción se puede crear lo que uno quiera, pero aquí los hijos y la mujer de Neil iban a ver la película y había que honrar a su padre". Misión que, al menos desde su actuación en el film, Gosling puede dar por cumplida.
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