Cómo hacer de una historia contemporánea una obra completamente atemporal. Ese es el principal logro de Red social, la película de David Fincher estrenada hace poco más de una década que, en múltiples revisiones, sigue manteniéndose vigente. Aunque indefectiblemente somos testigos de la gestación de Facebook y los litigios que sucedieron a su puesta en marcha, hay algo reconocible que excede a la empresa, a su CEO Mark Zuckerberg, a sus funcionalidades. Red social nos interpela sobre el pertenecer. Sobre el sentirnos observados, comprendidos. Sobre el ser convocados, llamados. Sobre el formar parte de.
Esa mirada antropológica que traspasa los nombres y los hechos se concibió gracias al trabajo de un binomio que funcionó como un reloj: Fincher detrás de cámara y Aaron Sorkin adaptando la novela de Ben Mezrich, The Accidental Billionaires. De un lado, el hombre obsesionado con protagonistas oscuros, complejos, listos para ser diseccionados. Del otro, el responsable de esas escenas walk and talk gestadas en la serie The West Wing y en sus creaciones posteriores. Red social está ahí para ser vista, claro; pero si por alguna razón desviamos la mirada, sus diálogos suenan como música.
Erica Albright, el perfecto MacGuffin
Un ejemplo del ritmo de Red social es su primera secuencia. Incluso antes de ver los rostros, ya estamos escuchando un diálogo, un intercambio incesante entre Zuckerberg (Jesse Eisenberg) y su novia, Erica Albright (Rooney Mara, quien al año siguiente volvería a trabajar con Fincher en La chica del dragón tatuado) en la mesa de un bar repleto de gente. La conversación fluctúa entre la compulsión de Mark por ser comprendido por su pareja en su anhelo por formar parte de los final clubs (aquí es donde por primera vez escuchamos una diatriba sobre el querer ser), y la búsqueda de Erica de una charla más relajada, que no la obligue a estar todo el tiempo en el mismo registro que su novio. "Salir con vos es como salir con una cinta de correr", le dice la joven en un tramo de esa secuencia que Fincher filmó más de cien veces.
El invento es moderno, pero la historia no: aborda temáticas como la amistad, la lealtad, la diferencia de clases y el poder
Finalmente, cuando Erica se agota, el director cierra el plano y se ve cómo su boca verbaliza una de las frases más importantes de la película. "Vas a vivir tu vida pensando que no les gustás a las chicas porque sos un nerd y quiero que sepas, desde el fondo de mi corazón, que eso no es verdad: es porque sos un idiota". Albright dispara el misil y se retira. A partir del despecho, Zuckerberg crea, esa misma noche, Facemash, una página exclusiva para Harvard profundamente sexista, donde los hombres elegían entre una estudiante u otra según su belleza.
Erica es el perfecto MacGuffin que salió de la pluma de Sorkin y que no estaba en el libro original en el cual se basa el film. Es decir, nunca existió esa joven en el mundo de Zuckerberg: es un personaje creado como suerte de reemplazo del espectador, quien dice lo que muchos, seguramente, estemos pensando. Como Red social se construye mediante estructuras firmes, las intervenciones de Erica fueron calculadas casi matemáticamente. Albright aparece al comienzo del film como pareja de Mark, en el medio para seguir exponiendo verdades ("Internet no está escrito con lápiz, está escrito con tinta"), y sobre el final de manera virtual, cuando Mark sucumbe al Ctrl + F5 tras enviarle una solicitud de amistad mientras suenan los Beatles con "Baby, You're a Rich Man". Perfecto último plano. Perfecto aporte de Sorkin.
"Lo que me atrajo del proyecto fue que no tenía nada que ver con Facebook", explicó el guionista y realizador. "El invento es moderno, pero la historia no: aborda temáticas como la amistad, la lealtad, la diferencia de clases y el poder", añadió Sorkin, quien tardó hasta encontrar la estructura para su guion, hasta que finalmente supo cómo debía esbozarla: con dos flashbacks de dos demandas diferentes contra Mark, y el presente que es el preludio a esas batallas legales. Red social va y viene, no descansa: es, en gran medida, una película que se mueve a la misma velocidad que su protagonista.
Eduardo Saverin y el toque shakespeariano
Como asevera Sorkin, Red social tomaba una historia moderna. Al momento del rodaje, Facebook gozaba de una enorme popularidad entre la gente joven. De todos modos, los tópicos eran universales, como extraídos de una obra shakespeariana. Si la ficcional Erica Albright venía a propulsar el desarrollo de Facebook, el Eduardo "Wardo" Saverin que interpreta Andrew Garfield viene a mostrar el costado despiadado de Zuckerberg. "Wardo" es el prototipo de amigo leal que acompaña a Mark en la creación de Facebook y busca financistas para su puesta en marcha. Cuando su amigo conoce a Sean Parker –un perfecto Justin Timberlake–, el brillo de la armadura de Eduardo se pierde y Zuckerberg se encandila ante los monólogos de venta del fundador de Napster. Como consecuencia, le suelta la mano a Wardo y a su pasado para poder ser un nuevo Mark. Para poder pertenecer, como siempre quiso, y como Eduardo siempre pudo. Facebook era, en algún punto, el símbolo de la venganza.
La traición que muestra el film y su excepcional clímax en las oficinas de Facebook es una de las aristas más importantes de la historia. Sorkin trabaja mucho la base de esos celos que Mark sentía hacia su amigo como para que la estocada final sea "justificada". Por otro lado, sus encuentros ante los abogados denotan arrepentimiento, enojo y amor, emociones por las que navegan Eisenberg y Garfield con una enorme facilidad. Es en esa historia donde Fincher se pone más sentimental que lo habitual, pero lo hace de manera contenida, manejando muy bien los tonos. A fin de cuentas, Red social también tiene su cuota de cinismo, y aborda con misantropía el mundo de los negocios. Eduardo recupera su estatus de cofundador de Facebook, pero la amistad se desvanece.
Conectando los puntos
Si hay algo que hace funcionar a Red social luego de tantos años, es su perfecto engranaje, la más hermosa casa de naipes que logra mantenerse en pie. Todo comienza con Fincher y Sorkin, prosigue con Mara en el rol apócrifo de Erica, con Garfield y una perfecta interpretación de Saverin, y con Timberlake haciendo lo propio. Pero hay más, claro. En la película nos encontramos nada menos que con el comienzo de la trifecta conformada por Fincher y los músicos Trent Reznor y Atticus Ross, cuya banda sonora aquí exuda melancolía desde ese inicio con el piano y luego con un abordaje menos minimalista al mostrar el funcionamiento de los final clubs. Por otro lado, el film cuenta con un Armie Hammer por partida doble, también elegido cuidadosamente para su tarea: la de interpretar a los gemelos Cameron y Taylor Winklevoss –los Winklevii, como los llama Mark– quienes también demandan a Zuckerberg por inspirarse para Facebook en su idea de red social, Harvard Connection, posteriormente conocida como ConnectU.
Hammer –apuntalado por Josh Pence en el rodaje como doble de cuerpo– se luce sin emitir palabra en la extraordinaria competencia de la regata, un momento musicalizado de manera memorable por Reznor-Ross -a través de un remix de "In the Hall of the Mountain King" de Edvard Grieg- y con Fincher a la altura de las circunstancias. Para tratarse de una película propulsada por el veloz guion de Sorkin, los instantes sin diálogo son igual de trascendentes. El final es el ejemplo más claro de ese logro.
La reacción de Zuckerberg. Red social, desde su título, propone la expansión. Sin embargo, al momento de su estreno, todos estaban aguardando "la biopic sobre Facebook". Como era de esperarse, tanto Fincher como Sorkin tomaron lo que más les servía para narrar lo que explicaba su guionista: una paradoja sobre el creador y el objeto creado. Mark se queda solo, mientras su red social se expande, y la gente se conecta. La ironía fincheriana ingresa al film como una bomba con ese desenlace y esos ojos perdidos de Eisenberg.
"Es ficción", dijo Zuckerberg ante tanta exposición. "La película me hace quedar como que hice Facebook para conseguir chicas y no fue así: para mí, se trataba de construir algo", explicó en una charla en la universidad de Stanford. "Sí le acertaron en las remeras que uso", apuntó. Asimismo, se cruzó brevemente con Eisenberg en un monólogo de Saturday Night Live.
Volver perdurable lo efímero
La velocidad con la que las preferencias de los usuarios van mutando se traduce en nuevas redes, nuevas aplicaciones, nuevas maneras de adaptarse a lo efímero de las necesidades. Red social se estrenó en septiembre de 2010 y fue una respuesta perdurable a lo fugaz. El largometraje de Fincher fue nominado a ocho premios Oscar y ganó tres: mejor guion adaptado, banda sonora y edición para Angus Wall y Kirk Baxter. Contra todos los pronósticos, perdió en las categorías de mejor película y mejor director contra El discurso del rey.
Los appletinis que toma Sean Baker. Las flip flops que usa Mark. El brote de enojo de Eduardo. La tarjeta que dice "Soy CEO, bitch". Red social no necesitó del Oscar para instalarse en la cultura popular. En un punto, ya no necesita de Facebook tampoco. Su perdurabilidad reside en cómo nos habla a todos y nos pincha en ese punto débil con una pregunta directa: ¿a qué lugar te gustaría pertenecer?
Como diría Erica, Red social está escrita con tinta.
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