Recomendados: en el campo o en la ciudad, el skate también es cosa de chicas
Una película, un cortometraje y una serie dejan que claro que las patinetas dejaron hace tiempo de estar reservadas para los varones de zonas urbanas
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La pasión por el skate estuvo durante mucho tiempo mayormente reservada a los varones de zonas urbanas. Nadie lo decretó, pero los condicionamientos sociales así lo impusieron. Sin embargo, esa tendencia (como muchas otras) fue cambiando en los últimos años y las patinetas y las pistas ya no son de dominio exclusivo de los niños, adolescentes y jóvenes a partir de un progresivo y hoy imparable acceso de las mujeres.
Las productoras de documentales y de ficciones, siempre atentas a los cambios, no han desaprovechado las posibilidades de abordar esta temática y es así que han proliferado en pantalla las historias de empoderamiento femenino dentro del universo del skateboarding. Netflix, por ejemplo, acaba de estrenar Chica skater (Skater Girl), coproducción entre los Estados Unidos y la India dirigida por Manjari Makijany sobre Prerna (la debutante absoluta Rachel Saanchita Gupta), una adolescente de la casta social más baja que sufre no solo los efectos de la pobreza extrema sino también el machismo imperante en el pueblo de Rajasthan. En medio de una típica historia de iniciación, la llegada al lugar de Jessica (Amy Maghera) y su amigo Erick (Jonathan Readwin) le darán a la joven heroína nuevas perspectivas para encontrar en el skate una forma de trascender el destino que los demás le imponen.
Si la India rural y conservadora no es precisamente el ámbito más estimulante para las niñas, qué decir entonces de la convulsionada Afganistán. Allí está ambientado Aprendiendo a patinar en zona de guerra, cortometraje ganador del premio Oscar que hace unos meses estrenó la señal Lifetime. El film dirigido por Carol Dysinger cuenta la historia de unas niñas y adolescentes que aprenden a leer, escribir y andar en patineta en medio de las complicaciones que sufre a diario la ciudad de Kabul.
Ya en el ámbito de las grandes ciudades (el mismo donde Gus Van Sant había dirigido la influyente Paranoid Park; y Jonah Hill, la autobiográfica En los 90) está ambientada Betty, notable serie de HBO creada y dirigida por Crystal Moselle que ya va por su segunda temporada (serán solo seis episodios de media hora cada una). Las hoy estrellas, heroínas e íconos generacionales Nina Moran como Kirt, Dede Lovelace como Janay, Moonbear como Honeybear, Rachelle Vinberg como Camille y Ajani Russell protagonizaron primero un corto de 2016, luego participaron de un largometraje en 2018 (Skate Kitchen) y finalmente Moselle las convocó para una primera temporada de la serie en 2020.
El regreso de Betty (va por su segundo episodio) tienen un plus no menor, ya que a las historias afectivas, sexuales, laborales, familiares y deportivas de las chicas en un contexto machista se les suma el hecho de que se filmó durante los últimos meses de 2020; es decir, en medio de la pandemia que golpeó con dureza a la ciudad de Nueva York. Por eso, los dilemas, contradicciones y angustias de vivir en medio del Coronavirus también forman integral parte de la trama. Que las chicas (y chicos) deban usar en muchas escenas mascarillas no impide en absoluto que la serie mantenga su encanto, su verosimiltud, su empatía y su lirismo.
Las jóvenes patinando por las calles de Manhattan o Brooklyn sigue siendo la postal de la serie, pero aquí hay conflictos propios de los tiempos de pandemia como el cierre de un centro comunitario (donde hay pistas de skate pero también se cocina cada día para las personas de escasos recursos) porque el dueño decide no alquilar más el inmueble en medio de la crisis de COVID-19. La creciente e imparable gentrificación de Nueva York es otro de los principales temas de una serie que ofrece una diversidad de problemáticas y una audacia en sus enfoques no demasiado habituales en el panorama contemporáneo.
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