Rebelde con causa: cuatro películas para conocer a Robert Altman
"No queremos que parezca tanto una película de Altman". Esta frase la dijo un ejecutivo de Warner y no llamaría la atención si no fuera porque se la dijo al propio Robert Altman, mientras discutían un proyecto que el director había presentado al estudio.
Más allá del poco tacto del ejecutivo en cuestión, la anécdota refleja la potencia de Altman como autor. Cada una de las películas de su extensa filmografía –con mayor o menor éxito artístico o comercial– lleva sus indelebles marcas de estilo y la rebeldía contra las reglas, emanen de Hollywood o del sistema en general, como bandera.
"Nadie tuvo una carrera tan exitosa como la mía –dijo Altman, en una entrevista con The Independent, que tuvo lugar cuando el director y guionista estaba por cumplir 80 años–. No podes nombrar a otro cineasta, hice 40 películas y varias millas de televisión, que haya sido más exitoso. Porque nunca vas a ver anunciado El corte del director del gran film de Altman de los 70. Porque nunca vieron una película mía que no fuera el corte del director. Nunca lo permití".
Una verdadera declaración de principios que ilustra la personalidad de Altman y resume su carrera. Esa férrea determinación a hacer un cine propio, sumado a un temperamento incendiario, le trajo innumerables problemas con productores, co-guionistas y actores. Pero fue también lo que lo convirtió en uno de los directores que revolucionó a la industria del cine en los 70. Altman fue el hermano mayor del Nuevo Hollywood, era más grande que sus colegas cuyas carreras despegaron en esa época y para ese entonces ya tenía una amplia experiencia en televisión. A partir de MASH, el director se dedicó a desarmar los géneros cinematográficos y rearmarlos a su gusto, desafiando a los mandatos que los regían. Los diálogos que se superponen y el trabajo con las actuaciones de sus elencos corales son dos herramientas clave que utiliza el realizador para acentuar un realismo particular, que quiebra con la fantasía hollywoodense. Los planos de composición armónica contrastan muchas veces con la acritud de las situaciones que presenta. Y, sin embargo, siempre hay lugar para un humor ácido que también es un arma contra el sistema.
Este año MASH, su película más exitosa, cumple 50 años y Nashville, considerada el pináculo de su estilo, cumple 45. Es una buena excusa para revisar la obra de un director prolífico que ayudó a cambiar al cine en los 70; tuvo una recaída artística en los 80 después del fracaso de su Popeye, protagonizado por Robin Williams; un regreso en los 90 con películas celebradas, como Ciudad de ángeles, basada en cuentos de Raymond Carver, y Las reglas del juego, una sátira de Hollywood, que incluye uno de los mejores planos secuencia de la historia; sorprendió en 2001 con su versión de un policial inglés en Gosford Park; y siguió filmando, recibiendo un Oscar honorario y terminando su último film, Noches mágicas de radio, pocos meses antes de su muerte, en 2006.
Es un tanto difícil acceder a su filmografía en la actualidad, al menos en las plataformas de streaming disponibles en la Argentina. Acá van algunas recomendaciones de las películas que se pueden ver en casa para descubrir a Robert Altman:
1. MASH (1970)
Con la guerra de Vietnam en pleno desarrollo, Altman hizo esta comedia sobre la vida cotidiana de un grupo de médicos del ejército norteamericano en la guerra de Corea. La distancia temporal entre ambas guerras le permite establecer un paralelismo con la actualidad del momento y ser crítico con la participación de las fuerzas armadas norteamericanas en conflictos bélicos en otros países.
Basada en la novela de Richard Hooker, la película tiene un espíritu anti-guerra expresado con humor negro y cinismo. Elliot Gould, Donald Sutherland y Tom Skerrit encabezan el elenco, interpretando a cirujanos del ejército asignados a una base militar durante la guerra de Corea. El film, que tuvo un caótico rodaje, retrata las actividades de los médicos, que incluyen atender a los heridos pero también jugar al golf, tomar alcohol y hacer bromas pesadas, sobre todo a una enfermera que consideran enemiga. El mayor éxito de taquilla en la carrera del director no envejeció bien por su tratamiento de los personajes femeninos. Aún así se puede apreciar lo revolucionaria que fue para la época, con su forma de reírse de la burocracia militar, sus antihéroes protagonistas y el nivel de gore de las escenas en las que los médicos tienen que tratar a los heridos. La guerra es sangrienta y la muerte está siempre presente, pero también lo está el humor: esa parece ser la perspectiva agitadora de Altman para reformar al género bélico patriótico. Disponible en YouTube, Google Play, Apple TV+
2. McCabe & Mrs Miller (1971)
Una vez que su carrera había despegado gracias al éxito de MASH, Altman se ocupó del western, otro género ligado a la identidad norteamericana. Ya desde la primera secuencia se ve que el oeste de McCabe & Mrs Miller es distinto al de la mitología construida por figuras como John Ford y John Wayne. A un pueblito del noroeste, lluvioso y verde, sucio y lleno de barro, llega McCabe, un jugador que quiere instalar un negocio de juego y prostitución. Pronto llega al mismo lugar Mrs. Miller, una prostituta adicta al opio, que le propone a McCabe asociarse. Sus distintas formas de pensar los enfrentan pero su relación va creciendo, junto con el éxito de su negocio, hasta ser muy íntima y cercana. En una película de Hollywood sería un romance tradicional, pero no en "una de Altman".
Warren Beatty y Julie Christie, quien ganó el Oscar a Mejor Actriz por su excelente trabajo en el film, olvidan su estatus de estrellas para mostrar a sus personajes como humanos, sonándose los mocos y comiendo desaforadamente. Sus figuras son tan poco míticas y heroicas como la violencia sin sentido que los rodea. Esa violencia que es aún peor cuando una corporación quiere quedarse con el negocio que ambos construyeron, en otro ejemplo de la postura anti-establishment de Altman.
Hay un avance en este film en el tratamiento de los personajes femeninos, especialmente en el de la señora Miller y en la visión de las complejidades de la prostitución, presentada como explotación pero también como uno de los pocos modos de subsistencia de las mujeres en ese contexto. Altman construye su propia poética del western, apoyándose en la fotografía a cargo de Vilmos Zsigmond y las canciones de Leonard Cohen, que contribuyen a la belleza y tono melancólico del film. Disponible en Apple TV+, YouTube, Google Play
3. Un adiós peligroso (1973)
Dos años antes del estreno de Barrio chino, Altman entregó su versión propia del film noir. La adaptación de la novela de Raymond Chandler estuvo a cargo de la talentosa Leigh Brackett, quien ya había trabajado sobre la obra del escritor norteamericano en el guión de Al borde del abismo, de Howard Hawks. Del máximo ejemplo del noir clásico de los 40, con Humphrey Bogart como el Philip Marlowe definitivo, la guionista pasó a la deconstrucción de géneros preferida por Altman y a un Elliot Gould como "el modelo 73" del famoso detective privado.
Un adiós peligroso, uno de los films más notables de la carrera de Altman, sigue una trama que contiene detalles típicos del policial negro, con una muerte que investigar y la aparición de una mujer misteriosa, pero los presenta de una forma nueva que elude las reglas del género, establecidas durante su época de esplendor. El tiempo que se toma el director para mostrar a Marlowe en su peculiar departamento intentando alimentar a su gato y la relación con sus vecinas hippies ligeras de ropas es una de las maneras en las que el director impone su estilo sobre el material. El Marlowe de Gould tiene otro tipo de encanto de perdedor, desprolijo y menos canchero que Bogie, más parecido a los antihéroes que protagonizan las películas del Nuevo Hollywood. Incluso Los Ángeles, con su lado oscuro escondido bajo sus palmeras y un sol brillante, se ve distinta bajo el foco de Altman y acompañada por el fabuloso tema musical compuesto por John Williams y Johnny Mercer. Disponible en Qubit.tv, Apple TV+
4. Prêt-à-Porter (1994)
Lejos de sus películas más disruptivas y sobresalientes, Prêt-à-Porter es una muestra de algunas de las características que la filmografía de Altman fue tomando en las décadas siguientes a su racha de excelentes films de los 70. El director pone su ojo crítico sobre un universo que carga con prejuicios de superficialidad: la moda. Con la semana de la moda en París como excusa narrativa para unificar varias historias, el cineasta escarba para encontrar qué hay detrás de la carísima y hermosa ropa de diseñador y esa industria que mueve millones. Las historias corales son una marca de buena parte del cine de Altman y a esta altura de su carrera se pudo dar el lujo de armar un elenco repleto de las estrellas de la época, como Julia Roberts, Tim Robbins y Kim Basinger; algunas leyendas como Marcello Mastroianni,Sophia Loren y Anouk Aimée; además de numerosos cameos de grandes figuras de la moda internacional. No es una de las imprescindibles de la obra del director pero tiene humor y captura, con un manto de acidez, la era del reinado de las marcas de lujo y las supermodelos. Disponible en Apple TV+
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