En 2003 la comedia romántica no estaba pasando por su mejor momento. La década de grandes películas y enormes ganancias en taquilla del género ya se había transformado en los confines de Hollywood en un manojo de films valorables y muchos otros que repetían fórmulas pasadas sin un ápice del encanto del pasado. El género ya no formaban parte de los planes de los grandes estudios preocupados por buscar y encontrar la próxima gallina de oro que les diere ganancias aseguradas. Y en ese contexto desde Inglaterra apareció Realmente amor, una película de elenco coral que mezclaba a figuras consagradas con actores casi desconocidos para el público global, un cuento navideño inocente y optimista, un clásico de la temporada de fiestas que podría haber sido muy distinto si su director y guionista, Richard Curtis, hubiese seguido con sus planes originales.
Reconocido por su trabajo como escritor de Cuatro bodas y un funeral, Un lugar llamado Notting Hill y El diario de Bridget Jones, Curtis empezó a pensar en la trama de Realmente amor viendo las muestras de afecto y cariño en la terminal de llegadas del aeropuerto de Los Ángeles y decidió que allí había una historia para contar. Que todo transcurriera durante la época navideña fue una idea posterior en parte inspirada por los mensajes positivos y las moralejas que ese tipo de películas suele dejar a sus espectadores.
La Pulp Fiction del romance. Un poco en broma y otro poco en serio Curtis cuenta que imaginó la película sobre diez muy diferentes historias de amor en Londres como su propia versión de la película de Quentin Tarantino. Entusiasmado con la idea de entralazar catorce relatos en un mismo film, el realizador pronto descubrió que el proyecto era demasiado complicado para llevarse a cabo de esa manera así que finalmente descartó cuatro de las historias que había imaginado, incluso habiendo filmado varias escenas que luego no llegaron al corte final. Una estaba relacionada con el hijo de Emma Thompson y la directora de su escuela y otra transcurría en África dónde dos mujeres discutían sobre la vida amorosa de sus hijas.
Un elenco con presente y futuro. En el momento de empezar a elegir a los actores que interpretarían a los personajes principales de las diez historias que integran la película, Curtis y su equipo armaron un seleccionado combinando estrellas con actores que recién comenzaban. El realizador sabía que quería a Hugh Grant y Thompson para el papel del primer ministro y su hermana, pero para el resto de los papeles decidió aventurarse con algunos intérpretes que, curiosamente, quince años después, son grandes estrellas globales por derecho propio. Así sucedió con Martin Freeman que al tiempo en que interpretó al extra cinematográfico que encuentra el amor con una colega en el más incómodo rodaje imaginable era un actor de televisión reconocido en su país pero que luego de Realmente amor expandió su carrera en el cine hasta llega a ser, entro muchos otros personajes memorables, Bilbo Bolsón en El Hobbit y el doctor Watson en Sherlock, por nombrar apenas dos de sus trabajos más destacados. Algo similar puede decirse de Chiwetel Ejiofor que en Realmente amor apenas tiene un par de escenas como el marido de Keira Knightley y que ahora es uno de los actores más solicitados de Hollywood con una nominación al Oscar en su haber por su papel en 12 años de esclavitud. De hecho, quién interpreta a su amigo y "rival" en ese segmento de la película es Andrew Lincoln, que puede haber tenido su primer coqueteo con la fama gracias al film pero que consiguió el trabajo de su vida años después al encabezar el elenco de The Walking Dead como el policía Rick Grimes. Otra actriz que pasó de virtual desconocida en Realmente amor a la fama gracias a la televisión es January Jones, más conocida como la Betty Draper de Mad Men.
Entre gallos y medianoche. Preocupados por la logística de tener que filmar diez historias diferentes con muchas escenas en exteriores, la producción decidió filmar casi toda la película de noche para evitar los amontonamientos de gente y las miradas de los curiosos. Así se hicieron, por ejemplo, las tomas de compras navideñas de la historia de Thompson y Alan Rickman. En el caso de las imágenes que abren el film, los encuentros y reuniones de gente en el aeropuerto de Heathrow, se rodaron con cámaras ocultas que captaron todo lo que sucedía allí durante una semana. Cuando un integrante del equipo veía que estaban filmando una escena interesante para la película corría para asegurarse que las personas involucradas firmaran un permiso que autorizara incluirlos en ella.
Fuera de libreto. Una de las escenas más emblemáticas de Realmente amor y del cine romántico en general es la que muestra a Thompson llorando a moco tendido con la canción Both Sides Now de Joni Mitchell como perfecto acompañamiento. Se trata del momento en que su personaje confirma la infidelidad de su esposo, interpretado por Rickman. Según contó Curtis en el guion no se especificaba que el personaje debía llorar en ese momento, que fue la actriz la que decidió ir en esa dirección narrativa y que le llevó siete tomas lograr la inolvidable escena. Como explicó hace unos meses Thompson al sitio The Huffington Post, la potencia de esa secuencia surge del hecho de que "es algo por lo que todo el mundo ha pasado". Y luego aclaró que ella misma había tenido que superar la infidelidad de su ex marido, Kenneth Branagh."Ken me rompió el corazón así que yo sabía cómo se sentía encontrar un collar que no era para mí. No es que me haya pasado exactamente eso pero todos sabemos lo que se siente".
El ministro danzante. Cuenta la leyenda que la relación entre Curtis y Hugh Grant no comenzó de la mejor manera. Es que, según admitió el guionista, él estuvo en contra de que Grant interpretara a Charles en Cuatro bodas y un funeral, una opinión que por suerte no fue tomada en cuenta por Mike Newell, director de aquella película. Lo cierto es que después de verlo en pantalla el guionista admitió su error y lo reclutó para Notting Hill y la saga de Bridget Jones y escribió el papel de primer ministro para él. Y todo fue muy amable y amistoso hasta que apareció la escena del baile. Es que a Grant le parecía que ese segmento le quitaba integridad a su personaje y se resistía a interpretarlo de esa manera al punto de que hasta último momento se negó a ensayar la escena. "El seguía postergando el rodaje. De hecho, no la filmamos hasta el último día pero al empezar a hacerla se entusiasmó tanto que hasta se puso a cantar la canción, algo que no habíamos planeado en un principio y le dio un toque especial a todo el asunto".
Los amigos americanos. Más allá de los actores británicos que forman parte del elenco, también aparecen, en papeles fundamentales para la trama, los norteamericanos Laura Linney y Billy Bob Thornton. En el caso de la actriz, Curtis decidió mandarle una carta en la que le contaba que durante un tiempo había estado buscando a una actriz "tipo Laura Linney" para interpretar a la tímida diseñadora Sarah y que se había dado cuenta de que no había nadie mejor que ella para el papel. Al punto de que su esposa y socia, Emma Freud le había sugerido: "¿Y si convocas a Laura Linney?". El intento funcionó y la actriz contó que se había sentido especialmente conmovida por la carta. En el caso de la contratación de Thornton las cosas fueron un poco complicadas debido a las curiosas fobias que sufre el actor. "Billy Bob Thornton es un hombre peculiar con fobias peculiares. El nos advirtió que la más extraña es que siempre se sintió especialmente inquieto por las fotos del antiguo primer ministro británico Benjamin Disraeli. Para su desgracia en la escena que tuvo que filmar como el presidente norteamericano que visita a su par inglés una foto del mismísimo Disraeli formaba parte del decorado. Entonces un asistente de producción debía acompañarlo cada vez que pasaba frente a ella.
Casting sorpresa. Uno de los personajes de la película que más simpatía genera de un grupo mayormente encantador es Billy Mack, el irreverente rockero que interpreta Bill Nighy. Un actor ya maduro que para 2003 no había logrado ingresar a la industria del cine británica, Nighy no sabía que estaba audicionando para el film cuando una prestigiosa directora de casting lo invitó a un ensayo a leer el papel de Mack. "Cuando Mary Selway, una gran directora de casting, me pidió que fuera pensé que se trataba de hacerle un favor a ella que durante mucho tiempo, y sin ningún éxito, había intentado conseguirme trabajo en cine. Me imaginaba que simplemente se trataba de que ella necesitaba alguien que leyera el guion en voz alta para darse una idea del actor que debía contratar. Y, para mi enorme sorpresa, me dieron el trabajo", contó Nighy al sitio Daily Beast cuando se cumplió el décimo aniversario de la película. Entonces y ahora cada vez que alguien le pregunta por su inspiración para crear al carismático Billy Mack, el actor admite algo que suele decepcionar a los fanáticos de la película. "No hubo una persona en particular que haya tratado de emular al interpretar a Billy Mack. Se supone que tenés que dejar de leer la revista NME (New Musical Express) cuando cumplís 39 años pero yo la dejé recién a los 54. Estaba obsesionado con las estrellas de rock así que mi personaje es una amalgama de varias".
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