El género biopic presenta una contradicción: por un lado debe mostrar la singularidad de su objeto, aquello que lo hace particular y digno de una película, y, por el otro, debe presentar un conjunto de situaciones codificadas para ubicarse en el género y lograr una narración que funcione a partir del material crudo de una vida. Esta película resuelve esa contradicción eliminando cualquier rastro de singularidad. La historia de Freddie Mercury va saltando de tópico en tópico en escenas de una generalidad tal que podrían pertenecer a cualquier biografía musical: está la escena en la que el padre tradicionalista se opone a que el hijo tenga una banda de rock; también la escena en la que la banda tiene una idea "revolucionaria" que los enfrenta a un ejecutivo que dice cosas como "¿Están locos? ¡Nunca se hizo algo así!", solo para que luego se demuestre que está abrumadoramente equivocado; y también la escena en la que el narcisismo y el éxito llevan al líder a traicionar sus orígenes y a romper el grupo; y así se podría seguir.
No hay ningún aprendizaje, evolución, ni descubrimiento en los personajes: desde que los vemos por primera vez, ya son como serán el resto del film (excepto por la tardía aceptación de su sexualidad por parte de Mercury) y sus ideas y su música aparecen como iluminaciones perfectamente formadas que obturan cualquier conjetura acerca de su proceso creativo o de por qué son especiales o cautivantes.
Salvo la ocasional hipérbole acerca de su grandeza, esta película sobre un grupo de rock no tiene nada que decir acerca de su música. Pero lo más insólito de este film que, recordemos, se trata acerca de Queen (una forma habitual en inglés para referirse a un gay), cuyo cantante es un ícono gay y que está dirigido por un realizador abiertamente gay, es que sea tan notablemente homofóbico. La película enfrenta dos períodos en la vida de Mercury: el heterosexual, caracterizado por el amor romántico, la amistad, la creatividad y el éxito y el que sobreviene tras la aceptación de su homosexualidad, caracterizado por la soledad, la traición, la decadencia y la enfermedad. Aunque se dice que esta es una etapa disoluta, de orgías y excesos, jamás se ve ningún momento de placer: Mercury vive su homosexualidad como una carga que debe sobrellevar. Además, ni se insinúa que obviamente fue determinante sobre su obra, es decir, que si bien pudo haber sido causa de dolor, también lo fue de su éxito.
A favor del film hay que decir que la caracterización de Rami Malek (Mr. Robot) es muy buena y que la recreación del show en Live Aid en el climax es irreprochable. Para los fans que todavía pagan entradas para ver a Brian May y Roger Taylor junto al ex American Idol Adam Lambert interpretar los viejos hits, acaso esto sea suficiente.
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