Quién es quién en el star system francés
Marion Cotillard, a quien veremos finalmente a partir de mañana en Dos días, una noche, de los hermanos Dardenne, es una de las reinas del cine galo, pero hay muchas otras estrellas, de Isabelle Huppert a Catherine Deneuve, que ya tienen sucesoras en las más jóvenes Lea Seydoux y Eva Green, muy exitosas además fuera de su país
En 2014, el cine francés logró algo que no había logrado en más de 50 años: las cuatro películas más vistas del año fueron locales. Más allá de que la cuarta en cuestión se trataba de Lucy, producción francesa con dirección francesa pero con protagónico de Scarlett Johansson, hablada principalmente en inglés y con idiosincrasia global. Las tres primeras del ranking, sin embargo, son películas con actores francesas y habladas en francés: Qu'est-ce qu'on a fait au Bon Dieu? (estrenada aquí el pasado enero como Dios mío, ¿qué hemos hecho?); La famille Bélier, también vista en la Argentina; y Supercondriaque, de Dany Boon, inédita aquí. Boon es el mismo Bienvenidos al país de la locura, otro megaéxito de hace unos años, esa sí distribuida localmente.
Pero más allá de cuál film se estrene y cuál no, lo cierto es que nuestra relación con el cine francés–y el italiano, y el español– es hoy distinta a cómo era en décadas como los 60 o los 80, en las que teníamos más claro cuáles eran los actores y actrices estrella de cada cinematografía. Entre estas últimas, seguro que conocemos a algunas de las más famosas, en general las que han tenido reflectores del Oscar, pero hay muchas que integran la primera línea de popularidad, o que las serán en el futuro, y las conocemos poco. Un cine que tiene estos éxitos necesariamente posee una serie de actores y actrices con el suficiente reconocimiento como para sostenerlos. Este es un pequeño panorama –necesariamente incompleto– para volver a acercarnos a las actrices francesas, a las de larga trayectoria, a las consagradas en el siglo XXI y las que serán las grandes del futuro cercano.
Las estrellas con gran trayectoria
Hay muchas más para nombrar, como Emmanuelle Béart, Fanny Ardant, Sabine Azéma, Brigitte Bardot, Béatrice Dalle, Isabelle Adjani, Sophie Marceau y un largo etcétera, pero estas cinco intérpretes combinan grandeza, reconocimiento y permanencia, con grandes roles también en los últimos años.
Juliette Binoche. Desde los ochenta en lugares de privilegio (Yo te saludo, María, de Godard, Apasionados, de Téchiné; La insoportable levedad del ser), fue la musa del primer Leós Carax (Mala sangre, Los amantes de Pont Neuf), en los noventa fue casi sinónimo de Francia en Bleu, en una película de un polaco como Kieslowski; fue dirigida por Louis Malle en su tormentoso romance junto a Jeremy Irons en Una vez en la vida y protagonizó la película más mainstream de Chantal Akerman, Un diván en Nueva York. La ha dirigido gran cantidad de nombres grandes del cine mundial (entre ellos Kiarostami) y ha tenido varias incursiones en Hollywood, con lo exitoso y/o lo premiado. Insoslayable, gigante, vigente, siempre es su mejor momento.
Catherine Deneuve. El rostro del cine francés -y del cine de grandes directores- durante varias décadas. Solo basta decir Los paraguas de Cherburgo, Belle de jour, Repulsión, Tristana, El último subte, las películas con Manoel de Oliveira y Raúl Ruiz, Bailarina en la oscuridad, la muy recomendable y no tan vista Place Vendome y todas esas decenas y decenas de películas que la han convertido en un ícono inmediatamente reconocible en todo el mundo.
Isabelle Huppert. Otra inoxidable, el eterno misterio, ese toque de maldad que puede encarnarse en un cuerpo que puede aparentar fragilidad y ferocidad con mínimos cambios. La puerta del cielo de Cimino, cuyo fracaso perjudicó su posible carrera posterior en EE.UU., su asociación con Claude Chabrol en muchas películas, su erotismo en Passion, de Godard, su vigencia en Bella addormentata, de Bellocchio; su poder de shock en La profesora de piano, de Haneke y una cantidad de directores-desafíos apabullante.
Audrey Tautou. Antes del cambio de siglo ya había conseguido protagónicos. Y su explosión como estrella fue con Amelie, 2001. A partir de ahí, mucho trabajo y algunos roles fuera de Francia, como Negocios entrañables, de Stephen Frears y en la global El código Da Vinci, junto a Tom Hanks. No continuó en Hollywood luego de la adaptación del best seller. En Francia ha trabajado con Alain Resnais, Michel Gondry y muchos otros nombres importantes y/o famosos del cine galo.
Emmanuelle Devos y Valeria Bruni Tedeschi. Sí, es trampa, son dos, pero son dos presencias fundamentales y físicamente complementarias: sus rostros distintos, sus miradas divergentes (la tristeza sexy y acuosa de Devos, la más filosa y determinada de Bruni Tedeschi), ambas nacidas el mismo año (1964), han actuado con grandes directores (Desplechin, Audiard, Ozon, Spielberg) y Bruni Tedeschi también ha dirigido, con una mirada singular, tres películas elogiadas.
Las estrellas globales del siglo XXI
Marion Cotillard. Esta semana la veremos en Dos días, una noche, de los hermanos Dardenne, por la que recibió una nominación al Oscar, premio que ya había ganado por La vie en rose, en 2008. Jugadora de primera línea en el cine mundial, estuvo en Medianoche en París, de Woody Allen, Batman: el caballero de la noche asciende y El origen, de Christopher Nolan, y en Enemigos públicos, de Michael Mann.
Cécile de France. Nació en Bélgica, sí, pero a los 17 años se fue para París y se convirtió en estrella con una película de terror que se ha convertido en de culto: Alta tensión, de Alexandre Aja. En Hollywood actuó en la fallida La vuelta al mundo en 80 días, y dentro de una carrera singular, suma un crédito nada menos que con Clint Eastwood, en la subvalorada y magistral Más allá de la vida. También ha actuado para sus compatriotas los hermanos Dardenne en El chico de la bicicleta.
Léa Seydoux. Nieta del jefe de los poderosos estudios Pathé, Léa está por estos días en las afiches de Spectre junto a Daniel Craig. Es decir, chica Bond, luego de una carrera en ascenso vertiginoso desde su protagónico de La belle personne de Christophe Honoré. Sus créditos internacionales incluyen Bastardos sin gloria, Robin Hood, Medianoche en París, Misión imposible IV, El Gran hotel Budapest. Y, claro, protagonizó La vida de Adele.
Mélanie Laurent. Luego de su inolvidable Shosanna en Bastardos sin gloria, apunta a lo más alto. Estuvo en la vibrante Nada es lo que parece, en El hombre duplicado, y aparecerá en By the Sea, la película con Brad Pitt y de y con Angelina Jolie. Y en Francia liderará Eternité, junto a otras dos estrellas francesas globalizadas: Audrey Tautou y Bérénice Bejo (sí, nacida en Buenos Aires).
Eva Green. Probablemente la menos "francesa" de las estrellas francesas globales del siglo XXI. Del debut a chica Bond en sólo tres años. Bueno, con un debut rutilante como el de Los soñadores de Bernardo Bertolucci. En el medio, Cruzada, y luego algunas películas que no hicieron el ruido que se esperaba. Se lució en Sombras tenebrosas de Burton, y luego estuvo en dos secuelas, un éxito como 300: el nacimiento de un imperio y un fracaso como Sin City: Una mujer para matar o morir. Hoy, además de trabajar en TV (Penny Dreadful, de HBO) volvió a filmar a las órdenes de Burton, Miss Peregrine's Home for Peculiar Children.
Al borde del estrellato
Clémence Poésy. Fue Fleur Delacour en Harry Potter y las reliquias de la muerte partes 1 y 2, y también actuó –claro, brevemente– en 127 horas de Danny Boyle. Más tarde deslumbró junto a Michael Caine en Mr. Morgan’s Last Love (acá estrenada como El último amor). Y es la protagonista gala de la serie anglofrancesa The Tunnel.
Géraldine Nakache. Recientemente vista en Argentina en la comedia multiestelar Ellas saben lo que quieren, Nakache –de ascendencia argelina– tiene un carisma y una capacidad para el timing cómico evidentes. Además, escribió y dirigió dos películas (la celebrada Tous ce qui brille y la no tanto Nous York).
Fanny Valette. De especial belleza y fotogenia, Valette fue protagonista –hace 10 años– de La pequeña Jerusalén. Construyó una carrera variada, con películas de acción como High Lane (Vertige), la comedia Cambio de dirección y diversas series.
Roxane Mesquida. Era la hermana flaca de Fat Girl, de Catherine Breillat, y antes ya había actuado con Isabelle Huppert en La escuela de la carne. Volvió a actuar con la polémica Breillat en Sex is Comedy y en Une vieille maîtresse (junto a Asia Argento) y luego con varios importantes cineastas independientes y/o de culto como Quentin Dupieux, Gregg Araki y Philippe Grandrieux. Y también en títulos de más alto perfil como Sheitan, con Vincent Cassel.
Adèle Exarchopoulos. Catapultada al reconocimiento global por la Palma de Oro en Cannes de La vida de Adele, Exarchopoulos todavía no ha tenido otro éxito similar, otra oportunidad tan clara de lucimiento y reconocimiento. Pero ya llegará: estuvo rodando, en Sudáfrica, dirigida por Sean Penn, The Last Face, junto a Charlize Theron, Jean Reno y Javier Bardem. Y ese es uno sólo de los varios proyectos en los que está involucrada.
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