¿Qué veo? Tres películas con amores trágicos para ver en Netflix
Desde un film basado en la obra de Nicholas Sparks a una historia de amor con el sello de W. Somerset Maugham, repasamos tres largometrajes que nos imploran tener pañuelos a mano
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Si tenemos en cuenta lo vasto que es el catálogo de Netflix, es muy factible que ciertas producciones pasen inadvertidas en la plataforma de streaming. En este caso, hacemos un recorrido por tres largometrajes que no escatiman en componentes trágicos y que, a pesar de sus diferencias, tienen un común denominador: todos ellos hablan de las segundas oportunidades con un tono taciturno y grandes trabajos de sus protagonistas.
*Noches de tormenta
Cuando uno se dispone a ver Noches de tormenta puede estar seguro de dos cosas. Por un lado, de que al tratarse de un largometraje basado en una novela de Nicholas Sparks (Diario de una pasión, Querido John, En nombre del amor), el romance de la pareja protagónica no estará exento de turbulencias y momentos lacrimógenos. Por el otro, una certeza que se desprende a priori del visionado es la indudable química de sus protagonistas, Diane Lane y Richard Gere. Recordemos que los actores trabajaron juntos por primera vez en Cotton Club, en 1984, y se reencontraron en 2002 para el thriller erótico de Adrian Lyne Infidelidad, por el que la actriz recibió una nominación al Oscar. Seis años después, la dupla se unió para este drama romántico de George C. Wolfe en el que se muestra el encuentro fortuito entre dos individuos de vidas quebradas que se ayudan mutuamente para salir adelante y sanar viejas heridas.
La película está ambientada en la localidad de Rodanthe, en Carolina del Norte, más precisamente en un hotel ubicado frente a la playa al que acude Adrianne Willis (Lane) a pedido de la dueña del lugar, su mejor amiga Jean (Viola Davis), quien necesita que reciba a un huésped que va a ingresar próximamente. La protagonista, abrumada por un proceso de divorcio que está afectando notablemente a sus hijos, decide que ese pedido es una oportunidad para permanecer lejos del mundanal ruido en ese idílico lugar. Cuando llega dicho huésped, el médico Paul Flanner (Gere), se muestra reticente a establecer un diálogo con Adrienne y la película va mostrando sus cartas con flashbacks en las que atestiguamos cómo la muerte de una paciente lo afectó tanto como para dejar su carrera y volverse parco con su entorno.
Con el correr de los días, Adrienne y Paul empiezan a hablar de sus miedos y preocupaciones, y la atracción no tarda en surgir. Sin embargo, el pasado de ese hombre y su anhelo por actuar por una culpa que arrastra sobre sus hombros condicionarán ese romance de la peor de las formas.
*Al otro lado del mundo
Adaptar la magistral novela El velo pintado de W. Somerset Maugham no es una tarea fácil (ya se había traspolado al cine en 1934 y 1957), y en este caso quien tomó la batuta fue Ron Nyswaner, nominado al Oscar por el guion del film de Jonathan Demme, Filadelfia, quien realizó un gran trabajo en la producción de John Curran. Ambientada en 1920, Al otro lado del mundo se centra en el matrimonio entre Walter Fane (Edward Norton), un bacteriólogo que se aboca con gran dedicación a su trabajo, y Kitty Fane (Naomi Watts), una mujer de la alta sociedad que se casa con Walter por las razones equivocadas. La unión trastabilla desde el inicio, no solo porque Kitty no está enamorada de su esposo sino porque además se encandila con Charles Townsend (Liev Schreiber), un político casado con quien mantiene una relación extramatrimonial que Walter no tarda en descubrir.
Si bien ella le pide el divorcio, cuando advierte que Charles no dejará a su esposa, acepta la propuesta de Walter de viajar a un pueblo rural chino donde se desata una epidema de cólera. El viaje de dos semanas irrita a Kitty porque la enfrenta a su naturaleza caprichosa, a cómo siempre vivió en una burbuja en la élite británica, y a cómo no supo ver a tiempo todas las cualidades de su marido. La experiencia de ayudar al otro transforma a esa mujer, quien no se limita a ser solo la asistente de Walter sino que se involucra en lo que les sucede a los habitantes de ese lugar.
En cierto modo, Al otro lado del mundo (cuyo título original alude con precisión a esa imposibilidad de ver la realidad cuando algo obnubila la percepción) es una película coming of age sobre Kitty y, al mismo tiempo, es la historia de una pareja que disfruta por primera vez de su relación en un escenario adverso que hará mella en ambos.
*Y nadie más que tú
La película de Stephanie Laing con guion de Bess Wohl nos plantea, desde el comienzo, su triste premisa. Esa gran actriz que es Gugu Mbatha-Raw (Black Mirror: San Junipero; Loki) interpreta con luminosidad a Abbie, una mujer a quien, en el mejor momento de su vida, le diagnostican cáncer. Cuando advierte que el panorama no es nada alentador y que los tratamientos no mejoran su salud, se propone disfrutar del tiempo que tiene y allí entra en escena su mejor amigo desde que era pequeña, quien luego se convierte en su pareja y prometido, Sam (Michiel Huisman). Con una narración en off de Abbie se nos muestra el inicio de esa relación tan genuina como encantadora, con flashbacks de los personajes en su juventud.
Y nadie más que tú tiene un approach incuestionablemente indie, con un guion sin estridencias ni grandes revelaciones. En este caso, la clave no reside en si la protagonista sobrevivirá o no sino en cómo decide pasar los últimos momentos de su vida, ya sea entablando una entrañable amistad con el personaje que interpreta Christopher Walken como planeando el futuro de Sam, buscando a la candidata perfecta para su marido cuando ella ya no esté. Si bien esa subtrama se aborda con un toque de humor negro que no funciona del todo, la película encuentra sus mejores momentos cuando deja al descubierto el profundo lazo que une a los protagonistas. Mención especial para las intervenciones secundarias de Brian Tyree Henry, Jackie Weaver, Steve Coogan y Kate McKinnon.
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