¿Qué veo? El “mejor Robert De Niro” según Scorsese, en la película más amarga e incomprendida del director
Se cumplen 40 años de El rey de la comedia, una película que hasta los seguidores más fieles del director tardaron en reivindicar; protagonizada por De Niro y Jerry Lewis, influyó fuertemente décadas después en el Guasón de Joaquin Phoenix
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Hace casi cuatro décadas para esta época del año, el 7 de mayo de 1983, Robert De Niro, Jerry Lewis y Martin Scorsese presentaron en Cannes El rey de la comedia (The King of the Comedy). Era la tercera vez que una película de Scorsese integraba la competencia oficial después de Alicia ya no vive aquí (1975) y Taxi Driver (1976), finalmente ganadora ese año de la Palma de Oro.
El rey de la comedia no tuvo la misma suerte. Esa vidriera estuvo lejos de funcionar como ayuda en su carrera posterior, porque se convirtió en uno de los grandes fracasos comerciales de toda la filmografía de Scorsese. Es lo que menos cuenta frente a los valores perdurables de la película, que se mantienen intactos 40 años después de su estreno.
Se dijo muchas veces que hasta muchos entusiastas (y expertos) seguidores del cine de Scorsese tardaron un buen tiempo en darle a El rey de la comedia el reconocimiento más justo y preciso. Por varias razones no parece haber mejor momento que el actual para recuperarla. En primer lugar, por el aniversario redondo de su lanzamiento que se cumple en 2022. Segundo, porque el streaming permite recuperar una obra poco vista, casi invisible respecto de otros títulos notables del realizador. Y tercero, porque Scorsese llegó a decir en esos años que la actuación de De Niro en esta película había sido hasta ese momento la mejor de toda su carrera.
Cuando todavía tenemos muy fresco en nuestra memoria el paso de Robert De Niro por Buenos Aires y el modo en que despertó la atención general durante toda la semana que transcurrió entre nosotros para sumarse al rodaje de la serie Nada, de Mariano Cohn y Gastón Duprat, junto a Luis Brandoni, revisar o descubrir lo que el actor entrega como protagonista de El rey de la comedia adquiere todavía más relieve.
Era la quinta vez que De Niro encabezaba el elenco de una película de Scorsese. Ya lo había hecho de manera memorable en los cuatro títulos anteriores (Calles peligrosas, Taxi Driver, New York, New York y Toro salvaje) y volvería a hacerlo después de El rey de la comedia en Buenos muchachos, Cabo de miedo, Casino y El irlandés. La décima colaboración entre actor y director llegará este año a través de Killers of the Flowers Moon, producción de Apple TV+ que se estrenará este año.
Lo primero que Scorsese dijo para desconcierto de algunos sobre El rey de la comedia es justamente que no se trata de una comedia. Como lo señalaron no pocos comentaristas y estudiosos de su obra, se trata de una de las películas más amargas de toda su carrera, un retrato triste y desesperanzado acerca de la fama y la necesidad de ser reconocido. Todavía más que eso, la película explora las inquietantes y delicadas conexiones entre esa búsqueda y la enajenación que experimentan sus protagonistas durante el proceso.
Queda desde esta perspectiva bien a la vista la influencia que ejerce El rey de la comedia en la idea y en la trama de Guasón. El cine más temprano de Scorsese pesa fuerte en la mirada que Todd Philips hace del villano icónico de Batman en la película de 2019. Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) se transforma en Guasón a partir de un resentimiento acumulado que no encuentra válvula de escape hasta su estallido.
Fleck es un comediante incomprendido. Pertenece a la misma raza que Rupert Pupkin, el personaje que interpreta De Niro en El rey de la comedia. A Pupkin lo vemos en el comienzo de la película pendiente de la salida de su ídolo, Jerry Langford (Lewis) del estudio en el que hace su late night show televisivo. Langford es una estrella de la comedia y Pupkin está convencido de que en algún momento llegará a ocupar el lugar. Por ahora, integra esa curiosa tribu de cholulos que sigue con maniática obsesión a los famosos en busca de una foto, un autógrafo o ese instante en el que logran mostrarles cara a cara hasta dónde llega su fanatismo. Una conducta que peligrosamente puede rozar la alienación.
Hay más paralelismos entre Fleck y Pupkin, como los vínculos (ciertamente anómalos) con sus respectivas madres y el tipo de relación afectiva que establecen con las mujeres. En el caso del personaje protagónico de El rey de la comedia, hay un acercamiento que podríamos llamar “normal” con la bartender Rita Keane (Diahnne Abbott, que luego sería la primera esposa de De Niro en la vida real).
Recordaremos esos breves instantes de cordura como fugaz alternativa a lo que en definitiva logra imponerse: el extraviado plan de Pupkin para apoderarse del lugar que ocupa Langdorf y convertirse en su heredero. Pero resulta que no hay dos mundos más diferentes que los expresados por estos dos personajes. Scorsese los presenta alterando la memoria que tenemos sobre los actores que los interpretan. Sobre todo en el caso de Lewis, que reemplaza por completo su clásica máscara y se muestra todo el tiempo como una figura calculadora, fría y arrogante, temerosa de que algo o alguien lo saquen de su perfecta zona de confort.
Langford se blinda, pero no puede contener el impulso de Pupkin, un personaje muy identificado con Scorsese, según propia confesión, en un aspecto clave: es el obstinado outsider que no se detendrá frente a ningún obstáculo con tal de alcanzar su meta. Hasta el secuestro de su ídolo, con la ayuda de otra alienada acosadora de famosos (la comediante Sandra Bernhardt) que dejará caer sobre Langdorf una amenazante pulsión sexual. El director dirá al mismo tiempo que Langford también lo representa de algún modo. Sobre todo cuando se muestra como una celebridad incapaz de disimular sus fragilidades afectivas.
Scorsese llegó a Jerry Lewis después de ir descartando sus primeras opciones para personificar a Langdorf. La primera opción imaginada por el guionista Paul Zimmermann (y rápidamente descartada) fue Dick Cavett, una estrella de los late night shows de ese tiempo, la primera en mezclar (según se ve en la espléndida serie sobre la historia de este formato, disponible en HBO Max) el entretenimiento con una mirada más aguda de lo habitual frente a la política y la actualidad.
También quedó de lado Johnny Carson, el rey de los late night shows. Según contó Scorsese, Carson eligió una elegante y muy artística excusa (“Una toma es siempre suficiente para mí, no puedo hacer más”) para salir del paso y mostrar que el cine no era lo suyo. También fueron tenidos en cuenta Dean Martin y Orson Welles, hasta que la elección recayó en Lewis, que cumplió a la perfección con todas las expectativas. “Además de comportarse como un profesional ejemplar, se la pasó haciendo chistes todo el tiempo entre toma y toma. Me hizo reír tanto que a veces me venían ataques de asma con las carcajadas. Había que sacudirlo para que se frenara”, contó Scorsese.
“En El rey de la comedia quise demostrar que puedo interpretar personajes dramáticos. Lástima que ningún actor dramático intente hacer personajes cómicos. Hay 20.000 actores que pueden hacer Hamlet, pero muy pocos pueden hacer lo que yo hago”, dijo más tarde Lewis. No sabemos si el título de la película es un velado homenaje de Scorsese a uno de sus actores favoritos o expresa la irónica exacerbación de la conducta alienada del personaje de De Niro. De lo que no hay dudas es que cada carcajada se reconoce en esta película como un paso más cercano a la locura.
El rey de la comedia está disponible en Star+
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