El film de 1991 se convirtió en un clásico de acción, combinando una trama policial con grandes secuencias de surf y paracaidismo
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La ola perfecta para surfear es difícil de encontrar, casi tanto como lo es descubrir una película que explote con maestría las posibilidades del cine para expresar la acción pura. Hace 30 años, Punto límite logró convertirse en un clásico del cine de acción gracias a dos estrellas carismáticas, una directora con un talento extraordinario para retratar la belleza del movimiento y una historia enfocada en la búsqueda infinita de la sensación de adrenalina, esa que se puede encontrar corriendo una ola o viendo a otros hacerlo en la pantalla.
Así como las condiciones climáticas afectan a las mareas, la forma en la que un proyecto cinematográfico se va construyendo cambiará el destino de la película terminada. Punto límite estuvo varios años en desarrollo, antes de que todos los factores confluyeran para convertirla en un film de culto para toda una generación.
Un día soleado, en plena década del 80, el productor Rick King estaba en la playa pensando en una nota que había leído en L.A Weekly, en la que se bautizaba a Los Ángeles como la capital de los robos de bancos en los Estados Unidos. Según la leyenda que rodea a Punto límite, el descanso del productor sobre la arena lo inspiró para concebir el origen del guion que luego escribiría W. Peter Iliff, que cuenta la historia de un agente del FBI que se infiltra en una banda de surfers que roban bancos escondiendo su identidad detrás de máscaras de expresidentes norteamericanos.
En 1986, todo estaba listo para que Ridley Scott la dirigiera, con Matthew Broderick en el papel del agente Johnny Utah y Charlie Sheen como el líder de la banda de ladrones y surfista excelso, Bodhi. Pero la producción enfrentó algunos problemas y quedó cancelada antes de comenzar.
El destino de Punto límite era otro. Cuatro años más tarde, el proyecto fue resucitado por James Cameron como productor y Kathryn Bigelow, quien era entonces su esposa, como directora. La pareja puso manos a la obra para adaptar el guion al estilo de la cineasta, quien ya había demostrado su talento para darle una vuelta de tuerca a películas de género como Cuando cae la oscuridad, un original film de vampiros, y el thriller Testigo fatal, protagonizado por Jamie Lee Curtis.
La mirada de Bigelow, quien se convirtió en 2010 en la primera mujer en ganar el Oscar a Mejor Dirección, por Vivir al límite, resultó clave en la construcción de un film de acción que no se parecía a los que habían poblado las pantallas durante los 80. Basta con ver los planos de las olas que abren la película y la presentación de los personajes principales (Johnny Utah primero de espaldas y luego en plena acción; la banda de los expresidentes mostrada a través de planos detalle cortos, que pasan de los torsos trabajados a las armas y luego las máscaras), para darse cuenta de que detrás de la cámara había una persona con una perspectiva distinta, alguien capaz de encontrar la belleza en la acción y capturar la seducción de la adrenalina.
Otra de las claves de la película es su casting. Además de Broderick en el primer proyecto, otros actores como Willem Dafoe, Johnny Depp y Val Kilmer fueron considerados para el papel de Johnny Utah, personaje cuyo nombre daba título a la película en un principio (luego se cambió a Raiders of the Storm, como la canción de The Doors, hasta decidirse por Point Break, que alude a la rompiente de una ola).
Pero Bigelow sabía lo que quería y su elegido fue Keanu Reeves. La directora tuvo que luchar para que el estudio aceptara al actor de 26 años en el rol protagónico, llegando incluso a amenazar con no dirigir la película si no podía contratarlo. La reticencia del estudio es tan comprensible como admirable es la visión de la directora. Porque Reeves aún no era la estrella que todo el mundo ama. El joven actor tenía en su haber varios trabajos en comerciales y películas, pero antes de Punto límite, su rol más popular era el del adolescente californiano Theodore Logan en la comedia Bill y Ted. Aquel personaje no parecía indicar que ahí se escondía una futura súper estrella de acción, excepto ante los ojos de Bigelow.
Tan importante como la elección de Johnny Utah era la de su enemigo íntimo Bodhi. Para encarnar al surfista gurú con un gusto criminal por la adrenalina se necesitaba a un actor con características particulares. De nuevo, Bigelow fue por una opción poco obvia teniendo en cuenta cómo era el arquetipo de las figuras del cine de acción de la época. Patrick Swayze tenía un nombre en la industria, que había forjado con películas como Los marginados, de Francis Ford Coppola y El duro, además de convertirse en un galán de fama internacional con Dirty Dancing: baile caliente y Ghost: la sombra del amor. En esa combinación estaba la receta perfecta para Bodhi, partes iguales de destreza física y carisma imbatible.
Una vez elegidos para protagonizar Punto límite, Reeves y Swayze tuvieron que trabajar sobre ciertos aspectos de sus personajes. En el universo de la película, Johnny Utah no solo es un agente del FBI sino que, además, tiene un pasado como mariscal de campo de un equipo de fútbol americano universitario, cuya carrera terminó debido a una lesión. Buscando autenticidad en la interpretación de una escena en la que el personaje juega al fútbol americano con los surfistas, Reeves acudió a la ayuda de entrenadores de la Universidad de California en Los Ángeles, para que su forma de jugar se viera en cámara como la de alguien que podría haber sido profesional. Con respecto al entrenamiento policial de Utah, el actor acompañó durante un tiempo a verdaderos agentes del FBI en plena acción para darle un tinte de realismo a su actuación.
Swayze tuvo una ventaja para su papel que resultó un dolor de cabeza para la producción. El actor tenía experiencia en paracaidismo y quiso hacer él mismo parte de las secuencias de la película en la que Bodhi alimenta su adicción a la adrenalina en el aire y también lo usa como método de escape. Las preocupaciones de la producción por cuestiones de seguro de la estrella del film chocaron con la insistencia de Swayze, pero llegaron al acuerdo de que el actor podría hacer algunas de esas escenas, combinadas con partes realizadas por dobles, si aceptaba no practicar paracaidismo fuera del set durante el rodaje.
El actor también hizo varias de las escenas de surf él mismo a la largo de la película, excepto la última. Para la épica corrida de las olas en la gran tormenta australiana, Swayze fue doblado por Darrick Doerner, un surfista profesional “big rider” (especialista en olas gigantes).
Acompañando a los protagonistas está Gary Busey, en una interpretación perfecta como el veterano compañero del FBI de Utah, propenso a conversaciones desquiciadas e insultos originales. También Lori Petty, quien se luce como el interés romántico del personaje de Reeves y ex de Bodhi. La mirada de una directora mujer se nota especialmente en la construcción de su personaje, Tyler, una joven con una personalidad independiente bien desarrollada en el film y cuyo aspecto físico se aleja del prototipo de diosa californiana de la playa, que por esa época había establecido la serie Baywatch. La forma en la que Bigelow retrata los cuerpos, tanto de Petty como de Reeves y Swayze, sorprenden aún hoy por su perspectiva que subraya la sensualidad pero que no cae en la explotación.
Esa mirada de la directora contribuyó a hacer que el público aceptara a los protagonistas como un nuevo modelo de sex symbol y estrella de acción. Swayze, quien murió a los 57 años en 2009, ya tenía ganado su lugar en el cine, pero Punto límite aumentó aún más su fama. Para Reeves, la película fue la gran oportunidad para cimentar una imagen de hombre de acción sensible, sobre la que construyó una carrera exitosa que incluyó películas como Máxima velocidad y las trilogías de Matrix y John Wick, cuyas cuartas partes ya están en producción.
Los personajes de Utah y Bodhi están apoyados por un universo construido hasta el más mínimo detalle. La cultura surfer de la California de los 90 está expresada en la estética, el vocabulario y la filosofía antisistema con toques de New Age. Hasta tiene un pequeño papel en el film Anthony Kiedis, el líder de los Red Hot Chili Peppers y representante de esa cultura propia de esa época y lugar. Viendo la película 30 años después de su estreno es como encontrar una cápsula del tiempo, pero su atractivo continúa vigente.
Punto límite tuvo un éxito moderado en la taquilla en su estreno en 1991, pero en los años siguientes se convirtió en un clásico. La combinación de los personajes interpretados por Swayze y Reeves, con una química que convierte al enfrentamiento en algo parecido a un romance; las excelentes secuencias de acción que son los puntos salientes de la narración y la explotación de la fascinación por el surf y su belleza, convirtieron a la película en un ejemplo del género y favorita del público. El legado de la película se extendió a la remake estrenada en 2015 con el mismo título, que no tuvo el impacto de la original. Pero, sobre todo, Punto límite se convirtió en un modelo a seguir para otros films de acción e historias de agentes encubiertos. Incluso algunas con tramas y relaciones entre los personajes muy parecidas, como es el caso de Rápido y furioso, la película que originó una de las franquicias más exitosas del siglo XXI.
Como una ola perfecta, una gran película de acción como Punto límite puede hacerse esperar durante mucho tiempo. Pero cuando se la encuentra, a diferencia de una ola, puede volver a disfrutarse una y otra vez.
Punto límite, disponible en Paramount+, Amazon Prime Video y Movistar Play
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