Premios Sur: fuertes críticas al Gobierno, emotivos homenajes a los clásicos del cine y varios bloopers
Además de encendidos discursos a cargo de Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia y Marcelo Subiotto, la ceremonia contó con homenajes a La tregua, Camila, Relatos salvajes y a Charly García
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La incertidumbre creativa e industrial que atraviesa la industria audiovisual argentina ante los cambios en la estructura y funcionamiento del Incaa estuvo presente en la 18º gala de los Premios Sur, otorgados anoche por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina. “La nevada mortal del Eternauta se cobra vidas; espero que las políticas que está llevando adelante el gobierno para con el sector no lleguen a tales extremos”, declaró Ricardo Darín al llegar al Teatro Politeama, donde se llevó a cabo el evento.
Antes de incendiar el escenario con uno de los discursos más fuertes de la noche, Darín afirmó tener “confianza en que vamos a encontrar un punto de equilibrio para que las cosas en la industria cinematográfica no sean tan tremendas como parecen ahora. A nivel país, estamos viviendo la elección de un gobierno elegido democráticamente, que toma medidas que no siempre nos gustan, cuyo valor más elevado hasta el momento, para mí, es que está haciendo muchas de las cosas que dijo que iba a hacer. Nos tenemos que ajustar el cinturón, patalear, hacernos oír frente a algunas medidas que me parecen un poco extremas y que afectan a mucha gente. Y en relación con los Premios Sur, estamos acá aguantando, resistiendo, haciendo conocer nuestras opiniones”, expresó.
Voces de atención
Para Marcelo Subiotto, ganador del premio al actor protagónico por Puan: “es de una torpeza política dejar librado al mercado cualquier actividad ligada con lo social. La cultura no es un derecho, también es una necesidad y un brazo de la educación, la salud y el bienestar de la población. En todos estos lugares, las políticas públicas son más que necesarias.”
Ezequiel Rodríguez, protagonista de Cuando acecha la maldad, film de terror que se alzó con el galardón a la Mejor Película de Ficción, resaltó la tristeza que le provoca la situación actual. “Quisiera que no fuese así, pero todas las analogías que se puedan hacer respecto al terror y la maldad, lamentablemente, caen al dedillo. Se está viviendo una especie de adolescencia en el pensar, en el decir y en el hacer; y es necesario que nos pongamos como adultos a gestionar las cosas que haya que gestionar”, aseguró.
En su paso por la alfombra roja, Arturo Puig también se mostró consternado por la ofensiva específica del gobierno contra el cine. “No se dan cuenta de que la cultura es lo que nos identifica en el mundo. Y aunque estamos pasando un momento muy complicado, prefiero no hablar de resistencia. Pero sí creo que hay que estar muy atentos”. Santiago Mitre coincidió con esta visión: “es una cuestión ideológica y demagógica que nada tiene que ver con lo económico -contó el director de la laureada Argentina, 1985-. Da la sensación de que este Gobierno no tiene capacidad de escucha para atender nuestros pedidos y modificar alguna de las políticas que está tomando. Incluso, hasta parece que rechaza el diálogo de una manera prejuiciosa y malintencionada”.
Por su parte, Pablo Rago sostuvo que “no es extraño que quieran desfinanciar algo que nos hace pensar, porque el arte nos hace pensar. Y ellos prefieren gente que no piense. Si esto sigue así, veo un futuro muy difícil. Para filmar una película hay que hacer un esfuerzo muy grande y nadie está queriendo invertir nada, porque no les conviene. Y la plata que viene de afuera, vía plataformas, está complicada porque hay incertidumbre con lo que pueda pasar”.
El próximo estreno de Una jirafa en el balcón, película protagonizada por Andrea Frigerio, que aborda el tema de la última dictadura, hizo reflexionar a la actriz. “No sé exactamente qué es lo que está planteando el gobierno, pero todo lo que tenga que ver con sacar a la luz las cosas que nos pasaron a los argentinos, me interesa. Nada de cerrar, nada de olvidar”, dijo la actriz. Subiotto también se ocupó del desfinanciamiento de las universidades. En referencia a su rol como profesor de la Facultad de Filosofía en Puan, aseguró, “Se necesitan universidades públicas porque el ascenso social está directamente relacionado con la educación. Yo no encuentro motivo para discutir la financiación de la universidad. Creo que gran parte de la sociedad tampoco”.
Leonardo Sbaraglia, consagrado como Mejor Actor de Reparto por Puan, señaló que “no es el momento de llorar, sino de luchar, de seguir haciendo en la medida de lo posible. De seguir actuando, conmoviendo, ilusionando, inspirando. En donde sea, en los teatros y en las calles. Desde hace ocho meses, todo el campo cinematográfico está esperando una respuesta, que todavía no está clara. No hay que caer en el terror de las redes sociales o los trolls. La discusión ya no tiene que ser por más o menos Estado. No hay que apostar a esa grieta, hay que avanzar propositivamente a través del hacer y ayudando para que las cosas en las cuales uno confía sigan existiendo. Tengamos esperanza”.
Noche de homenajes
La noche también fue pródiga en emociones fuertes y aplausos a obras y figuras icónicas del cine argentino. Sobre todo cuando la maestra de ceremonias, Dalia Gutmann, anunció los homenajes a los aniversarios de La tregua (50 años), Camila (cuarenta años) y Relatos salvajes (diez años); y sus correspondientes menciones honoríficas recogidas por Ana María Picchio, Susú Pecoraro y Sbaraglia, protagonistas de esos tres hitos vigentes. “La humanidad de los personajes de La tregua la hacen atemporal. Sobre todo porque esa es la humanidad que está faltando ahora”, aseveró Picchio. “Que Camila esté viva después de 40 años significa algo -confirmó Pecoraro-. Que trata problemáticas muy nuestras, que hoy siguen siendo las mismas. Y como es una tragedia, acá no triunfa la vida, gana la muerte. Y eso abre preguntas. Entonces, es imposible que salgas del cine sin preguntarte el porqué de tanta injusticia.”
Al referirse a Relatos salvajes, Sbaraglia enfocó la violencia como fenómeno mundial, cuya retórica hoy se expresa en la Argentina de manera bastante contundente. “La gente está muy enojada, muy enfadada. Es cierto que existe esa crispación, pero también es cierto que hay mucha gente que no la tiene. En la película, Szifron ha logrado tocar algo muy primario que no es solo de los argentinos. Seguimos siendo animales y ser humanos es una responsabilidad pendiente. Por eso uno tiene que seguir apostando a lo mejor de las personas, a un mundo que sea un poquito más lindo y esperanzador, amoroso con el resto de la gente”. Darín coincidió: “Relatos salvajes sigue vigente porque este tipo de películas no envejecen mal. Al contrario, envejecen bien. La intolerancia es una característica humana que no va a prescribir”.
Un poco de color
Con una duración de dos horas y media, la premiación no fue lo ágil, directa y concreta que Gutmann prometió en el humorístico video de apertura. Junto con el glamour y la adrenalina, la noche también presentó un par de bloopers que se salvaron con el oficio y buen humor de la maestra de ceremonias, la excelente predisposición de nominados y ganadores y la desinteresada complicidad del público que, lamentablemente, no alcanzó a llenar las localidades del teatro.
La sensación general era que, más allá de las nobles intenciones de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina, ninguno de los homenajes pautados llegó a alcanzar la emotividad, el dinamismo y el brillo que se merecían Darín, el director Adolfo Aristarain (ausente por motivos de salud), la documentalista Carmen Guarini y la propia Academia, que festejó los primeros veinte años de su refundación. Ni hablar del homenaje a Charly García, con seis de sus clásicos interpretados con muy disímiles resultados. Salvo “Seminare”, a cargo de Elena Roger y Rosario Ortega, y “Ojos de videotape”, cantado por Gloria Carrá para acompañar la proyección del In Memoriam, las performances de Celina Font, Michel Noher, Victoria Carreras, Gerardo Chendo, Josefina Scaglione, Isabel Macedo y la mismísima Gutmann no estuvieron a la altura de semejantes clásicos, aun contando con el acompañamiento de una agrupación de cámara dirigida desde el piano por Damián Mahler.
Aunque parezca mentira, mucho de lo mejor de la gala pasó por la previa en la alfombra roja. En parte, por mantener la independencia del formato forzadamente hollywoodense que se vería en la transmisión en vivo por TNT y Max, pero sobre todo por la generosidad de las figuras a la hora de interactuar con las cámaras y los micrófonos. Cecilia Roth, Carla Peterson, Eleonora Wexler, Campi, Alejandra Flechner, Víctor Laplace, Selva Alemán, Tomás Fonzi y Érica Rivas, entre muchos otros, supieron combinar la elegancia de sus outfits con la agudeza de sus pensamientos críticos.
Pasadas las doce y media de la noche, el teatro se fue quedando vacío. Entre besos, palmadas y apretones de mano, las charlas entre amigos y profesionales prometieron continuarse en otros ámbitos más privados. Cuando ya no quedaba nadie en las inmediaciones del Politeama, todavía se podía sentir la inmensa alegría de la comunidad cinematográfica flotando en el aire. La preocupación por el futuro de la actividad, también.
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