Premios Oscar 2024: la presidenta de la Academia, Janet Yang, promete “cambios” en la ceremonia, que será “verdaderamente global”
Los galardones se entregan el próximo domingo y se podrán ver desde las 21, por TNT y Max
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Para los pronosticadores profesionales y amateurs de los premios Oscar –la cima de la temporada de premios de Hollywood– la persona más buscada en la víspera de la 96a entrega de los galardones que se realizará el domingo es Janet Yang, la presidenta de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas desde 2022. Y ella lo sabe. Por eso, en el comienzo de la charla con LA NACION vía Zoom, su asistente pide que se evite preguntarle por las películas nominadas. Como parte de la fiesta, Yang no puede señalar a sus favoritas, aunque sí es la más indicada para hablar de la mayor intriga de la ceremonia que viene: ¿cuánto durará la transmisión que este año comenzará antes de lo habitual, a las 21? El cambio, pensado para impulsar a los alicaídos ratings de la gala, es parte de una estrategia que afecta directamente a la estructura de la fiesta, que se podrá ver el domingo a través de TNT y Max, una compleja producción que tendrá a Yang con el cronómetro en mano.
“A esta altura de la semana estamos calculando literalmente los segundos de cada instancia de la ceremonia, cuánto tardan los presentadores, el tiempo del discurso que yo doy todos los años y los agradecimientos de los ganadores. En el tradicional almuerzo que reunió a todos los nominados hace unas semanas les rogué, como siempre lo hago, que sean lo más breves posible. Nuestra estrategia es tratar de reducir al máximo los tiempos muertos. Para evitar que sea demasiado larga, la caminata de los ganadores desde sus butacas hasta el escenario tenemos lo que llamamos los “asientos calientes”, en los que ubicamos a los nominados lo más cerca posible del acceso al micrófono”, detalla la productora que sabe, aunque no lo dice con todas las letras, que este año esos lugares estarán ocupados por el equipo de Oppenheimer, la gran favorita de la gala.
Yang, hija de inmigrantes chinos nacida en los Estados Unidos, comenzó su carrera en la industria del cine trabajando como representante de películas asiáticas buscando ser distribuidas en los Estados Unidos, un trabajo que la llevó luego a ser parte del equipo que se encargaba de que las películas de los Estudios Universal llegaran a las salas de China. En Universal, Yang se topó con la oportunidad de su vida: ser la mano derecha de Steven Spielberg durante el rodaje de El imperio del sol en Shanghai, una experiencia que la impulsó para convertirse en productora de películas como El club de la buena estrella y Larry Flynt: El nombre del escándalo, entre otras. En 2002 la productora ingresó a la Academia de la que no sabía mucho, dice, más allá de cómo votar.
“Soy integrante de la Academia hace más de veinte años, pero solo me involucré realmente con su funcionamiento a partir de 2016. Antes, esperaba que me llegaran mis DVDs, votaba y eso era todo. No tenía mucha idea de cómo funcionaban las cosas más allá de apreciar el nivel de transparencia con el que siempre se manejó la institución. Creo que en los últimos años, la transformación más evidente de la asociación tiene que ver con la ampliación de los electores en términos globales. Para ser honesta, si no existiera ese impulso por la diversidad dudo mucho que yo estaría ocupando la presidencia de la Academia”, explica Yang, que se entusiasma con la idea del espacio cada vez más sustancial que tienen los votantes globales en la Academia.
De hecho, una parte fundamental de su tarea es reunirse con los diferentes grupos que representan a las minorías dentro de la institución para acordar los pasos por seguir con el fin de alejarse lo más posible de aquellos años del #OscarSoWhite, el hashtag con el que a través de las redes sociales muchos señalaban la falta de diversidad de votantes, nominados y ganadores. Además de estar dividida en ramas según la actividad que realicen en la industria, dentro de la Academia funcionan subgrupos dedicados a hacer lobby por los sectores menos representados en pantalla y en los premios. A ellos se debe que este año la lista de nominados incluya a personas de 93 países y que por primera vez en la historia de los premios, tres films mayormente hablados en idiomas que no son el inglés, Anatomía de una caída, Vidas pasadas y Zona de interés, compitan en el rubro de mejor película.
Los premios que vienen
A principios de febrero, la Academia anunció que por primera vez en más de veinte años sumará una nueva categoría competitiva a la lista de rubros a premiar. Se trata de un reconocimiento a los directores de casting, una labor fundamental en la producción de una película, por el que sus especialistas llevan bregando hace décadas. Claro que la buena noticia llegó con un asterisco: el premio se entregará recién en 2026. Un plazo que puede sonar exagerado pero que para la Academia es el mínimo indispensable para organizarse.
“Ya se sabe que nuestro contrato con la cadena ABC, la encargada de producir la gala y de emitirla en los Estados Unidos, se termina en 2028, año que además marcará los cien años de los premios. Esa coincidencia nos puso a pensar en cómo será el futuro de los Oscar y en la forma de mantenerlos relevantes y al mismo tiempo preservar su legado. Pasada la fiesta de este domingo comunicaremos algunos de nuestros planes para en relación al aniversario y las transmisiones por venir”, adelantó la productora con mucha cautela. Con otros galardones como los que entregó el sindicato de actores (SAG) hace dos semanas ya “liberados” de la TV abierta e instalados exclusivamente en Netflix, no sería extraño que su hermano mayor, los premios de la Academia, también migren hacia el nuevo espacio que ofrecen las plataformas de streaming al que se acercaron ya hace algunos años sumando Max (antes HBO Max), a la transmisión lineal televisiva.
“Para hacer cambios en las categorías siempre es necesario el consenso de los más de 11.000 integrantes de la Academia, que están repartidos en 18 ramas. En la medida en que nos pongamos de acuerdo iremos haciendo las modificaciones necesarias. Ahora no puedo hablar específicamente de nuevas categorías pero sí tenemos varias en carpeta, siempre con el objetivo de reconocer el trabajo de las personas esenciales para la industria del cine. La inclusión del rubro de directores de casting es un paso en esa dirección que nos obliga a repensar muchos de los elementos de las ceremonias futuras. Obviamente, nuestro mayor obstáculo son las restricciones de tiempo que tenemos para la transmisión. En los próximos años probaremos cómo acomodamos el nuevo rubro con esa limitación. Lo importante para nosotros es no perder de vista que los Oscar son una marca reconocida globalmente que ayuda a unir a los amantes del cine alrededor del mundo”, concluye.
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