Premios Oscar 2024: ¿cuál será la mejor película del año? Oppenheimer es el número puesto, aunque puede surgir un rival inesperado
El film de Christopher Nolan es el favorito gracias a su equilibrio entre éxito comercial y una visión autoral que suelen privilegiar los votantes de la Academia
- 14 minutos de lectura'
Nominadas a mejor película: Anatomía de una caída, Barbie, Ficción estadounidense, Los asesinos de la luna, Los que se quedan, Maestro, Oppenheimer, Pobres criaturas, Vidas pasadas, Zona de interés
Va a ganar el premio: Oppenheimer
El premio a la mejor película suele ser el más polémico de cada entrega de los Oscar, porque la lista de nominadas siempre es leída como algo más que apenas el gusto de los integrantes de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. Hay quien piensa que los Oscar tienen un sesgo irreparable para favorecer al éxito comercial y corporativo por sobre la visión autoral. La realidad tiende a desmentir ese cliché: rara vez las películas que reportan mayores ganancias a los estudios resultan las que se llevan la mayor cantidad de premios. Estas son películas de superhéroes, ciencia ficción, terror o infantiles que ni siquiera llegan a estar nominadas. Es más, si hay un sesgo entre los votantes de los Oscar es en contra de tales géneros. En 2009, la Academia se vio forzada a elevar de cinco a diez las nominaciones a mejor película con el fin de hacer lugar a algunos blockbusters de modo de que los estudios que consistentemente hacen los largometrajes más vistos, como Marvel, pudieran beneficiarse de tener un film entre los aspirantes al premio mayor.
La otra polémica frecuente es más política, porque tiende a interpretar las nominaciones como una radiografía del estado de la sociedad, generalmente para confirmar las convicciones de quien realiza la interpretación. La Academia respondió a este tipo de críticas incorporando más minorías a sus filas de votantes y dictando, en 2020, nuevas normas de elegibilidad para la categoría de mejor película con el fin de aumentar la inclusión y la diversidad. En verdad, la autorregulación se movió muy por delante de las normas oficiales, ya sea por la legítima creencia en la necesidad de mayor diversidad o por el disciplinamiento que impone el temor a la cancelación.
Esto no quiere decir que las críticas se hayan silenciado. Este año le tocó a Barbie estar en el centro de la polémica debido a que, aunque recibió ocho nominaciones, incluida la de mejor película, se creyó que no eran suficientes. La directora y coguionista Greta Gerwig no fue nominada como directora (aunque sí como guionista), ni la protagonista Margot Robbie como mejor actriz (aunque sí como productora). La indignación fue tal que hasta Hillary Clinton ofreció sus condolencias en Twitter. El hecho de que America Ferrera, hija de inmigrantes latinoamericanos, lograra estar nominada como actriz secundaria no solo no dio consuelo sino que apenas si fue notado en medio de la preocupación por la discriminación que padecían Gerwig y Robbie tras crear una película que hace de Barbie un símbolo de la lucha de las mujeres y de Ken, uno de la masculinidades frágiles que alimentan el patriarcado. Lejos de negar estos temas, lo más probable es que fuera precisamente a causa de ellos que los votantes pusieron a esta película inspirada en una muñeca a competir por el Oscar. Si Barbie es considerada un fenómeno cultural y no otra claudicación del cine ante el branding corporativo es porque está blindada por sus banderas feministas. Sin embargo, a pesar de las denuncias que, en definitiva, funcionan como una forma de presión y de todas las defensas acaloradas del film, es muy improbable que Barbie obtenga el Oscar mayor.
Barbie no solo fue la película más vista del 2023 sino que es, también, la comedia más exitosa de la historia con 1445 millones de dólares recaudados en todo el mundo. Estos logros, paradójicamente, no juegan a su favor. No hace falta más que revisar la historia reciente para confirmar que, como se dijo, la Academia tiende a no ungir en su rubro mayor a blockbusters, ni a películas de géneros populares (El retorno del rey, de hace 20 años, es una notable excepción).
Considerando que la academia tiene 10.500 miembros y que no todos son cinéfilos avezados, para ser nominada una película tiene que hacerse notar. Sin embargo, no debe sobresalir tanto como para quedar definida solo por su éxito, dado el prejuicio de que lo muy popular no puede ser de gran calidad. Los miembros de la Academia tienen la misión de votar por lo que consideran la mejor obra de arte cinematográfico y ese criterio se lleva mal con un film caracterizado como “la comedia más vista de la historia”. Desde este punto de vista, casi todos los demás nominados tienen más chances que Barbie.
Dicho esto, la tercera película más vista de 2023, Oppenheimer, probablemente sea la ganadora. Si bien tal cosa parece contradecir todo lo enunciado anteriormente, en verdad se trata de una situación diferente. La película de Christopher Nolan es una obra para adultos sobre una figura histórica controvertida -”el padre de la bomba atómica”-, con la mitad del metraje en blanco y negro y de tres horas de duración. Nolan es un realizador conocido por no hacerle las cosas sencillas al público. Obtuvo la primera de sus cinco nominaciones previas -nunca ganó- por Memento, una película narrada con una cronología inversa: cada nueva secuencia es anterior en el tiempo de la ficción a la que la precede. Desde ahí, todo tendió a complicarse más. Por todo esto, su éxito no es decodificado como una señal de complacencia con el público sino todo lo contrario: un testimonio de calidad artística. En la obra de Nolan conviviría lo mejor de los dos mundos: el continuo favor del público y la visión de un artista dispuesto a correr riesgos creativos. Si nunca antes había ganado un Oscar se debe a que, como Steven Spielberg o James Cameron, se volvió un director estrella con films de ciencia ficción, aventuras y superhéroes. Con 13 nominaciones, Oppenheimer puede ser su Lista de Schindler.
La estadística, además, está de su lado. Oppenheimer obtuvo todos los premios más codiciados de la temporada norteamericana. Ganó el Golden Globe, el Critic’s Choice Award, el premio de la asociación de actores -o SAG Award- y el de la de productores -o PGA Award-. Los votantes de estos dos últimos se superponen ampliamente con los de los Oscar y, por ese motivo, se afirma que predicen con alto grado de efectividad sus resultados. Desde 2009, cuando se expandieron a diez las nominaciones a mejor película, el ganador del PGA coincidió 12 de 15 veces con el ganador del Oscar. Este año, por primera vez desde ese momento, la lista de nominados para ambos premios fue exactamente la misma, de modo que la confianza en el poder oracular de los PGA es mayor que nunca.
Oppenheimer no es la única biopic entre las candidatas a mejor película. La otra es Maestro, el film protagonizado, coescrito y dirigido por Bradley Cooper, basado en la vida del compositor y conductor norteamericano Leonard Bernstein, autor de la música de Amor sin barreras. Cooper ya había recibido múltiples nominaciones en 2019 por su remake de Nace una estrella. Aunque esa película obtuvo un consenso crítico muy superior a esta, solo recibió un premio a la mejor canción. Las presencia de pesos pesados de Hollywood como Martin Scorsese y Steven Spielberg como productores no alcanza para distraer de que este es un film que lleva la marca de Netflix. Tal como descubrió el propio Scorsese por las malas con El irlandés, la Academia no se deja seducir por películas hechas para televisión que amenazan al tradicional sistema de estudios, de donde obtiene su sustento buena parte de los votantes. Entre una recepción crítica mediana y el hecho de que el público la vio por Netflix, el destino de este film en los Oscar parece sellado.
Un argumento similar puede usarse contra Los asesinos de la luna, el nuevo film de Martin Scorsese producido por Apple. Sin embargo, a diferencia de El irlandés -estuvo apenas unos días en las salas, solo con el fin de volverla elegible para los Oscar- esta vez Scorsese exigió una ventana mayor antes de la retirada de su film a la televisión y obtuvo un amplio estreno con la distribución a cargo de Paramount. Esta nueva obra del veterano realizador de 81 años es su primer western, aunque funciona más bien como una deconstrucción del género. El descubrimiento de petróleo en el territorio de la tribu Osage, al comienzo de los años 20, convierte a los nativos en uno de los pueblos más ricos del mundo, acontecimiento que da pie a una serie de crímenes urdidos por el cruel terrateniente William Hale (Robert De Niro) para que su no muy lúcido sobrino (Leonardo DiCaprio), casado con una heredera osage (Lily Gladstone), se apropie de sus tierras. Mezcla de true-crime y antiwestern, en lugar de mostrar la conquista del territorio como una epopeya heroica lo hace como un acto facineroso de codicia y colonialismo. El énfasis del sentir actual en la empatía por las causas de minorías desfavorecidas, sumado al mérito histórico del tándem Scorsese/De Niro, dará a Los asesinos de la luna un importante impulso. Quizás no alcance para el premio mayor pero seguramente hará que Lily Gladstone obtenga la estatuilla a mejor actriz.
Se puede estar a favor de las políticas de inclusión y, al mismo tiempo, reconocer que su aplicación indiscriminada llevó a cazas de brujas y excesos que las volvían una parodia de sí mismas. Resulta alentador que el cine ya pueda burlarse de ello y más aún que una película con estas características llegue a los Oscar. Ficción estadounidense presenta a un escritor negro que publica sesudas novelas históricas que nadie lee. Cuando otra escritora afroamericana triunfa con un libro recargado de lugares comunes sobre la “experiencia negra”, Monk Ellison (Jeffrey Wright) responde a su ira y frustración, alimentadas por deudas y la repentina enfermedad de su madre, con la novela que su editor le venía reclamando: la saga criminal de un dealer y exconvicto afroamericano apenas escolarizado narrada por su protagonista “real”, un cúmulo de clichés llamado Stagg R. Lee. El libro, originado como una broma, se convierte rápidamente en el fenómeno editorial del año, en especial entre los blancos. Monk se encuentra en la encrucijada de continuar con la mentira y traicionar sus principios o revelar que Stagg R. Lee no existe y perder su éxito. Ficción estadounidense es una comedia empujada por personajes cautivantes y diálogos ingeniosos y citables, el tipo de películas que los Oscar amaban premiar cuando Woody Allen no estaba cancelado. Si bien probablemente carezca del consenso y la visibilidad como para desbancar a Opperheimer, puede encontrar un consuelo en el galardón al mejor guion adaptado.
Tradicionalmente, este último premio funge como un refugio para aquellas películas demasiado anómalas, pequeñas o divisivas como para ganar el premio mayor. Anatomía de una caída llega a su nominación a mejor film con el antecedente de haber triunfado en Cannes. Sin embargo, el gusto del jurado de expertos ensamblado cada año para el festival francés rara vez coincide con el de los votantes de Hollywood. Esta obra de la directora Justine Triet obtuvo una gran cantidad de premios internacionales, generalmente en la categoría de mejor película extranjera o internacional. Extrañamente, no fue seleccionada por su país para este rubro en los Oscar y así se perdió su mejor chance de obtener una estatuilla, ya que en la categoría de mejor film la competencia es más concurrida y más ardua. Este inteligente whodunit sobre la desintegración de una pareja y también sobre la distancia que existe entre realidad y relato presenta una narrativa con varias voces elegantemente construida y probablemente termine quedándose con el Oscar a mejor guion original, aunque incluso allí la espera la competencia con Vidas pasadas, la delicada película autobiográfica de la debutante Celine Song, acerca de un amor que persiste sin concretarse a lo largo de décadas y que también tiene, en la categoría de guion original, su mejor oportunidad.
Para triunfar en el rubro “mejor película” un film debe obtener la mayoría absoluta, es decir, la mitad más uno de los votos. En cambio, en cualquier otra categoría, alcanza con ser la primera minoría para ganar. Por eso, cuando una película queda nominada, a la vez, a mejor film y a mejor film internacional suele ser la ganadora en la segunda de las categorías, donde resulta más sencillo. Tal fue el caso de Amour, Roma, Drive my car y Sin novedad en el frente. Parásitos fue la única que obtuvo los dos galardones. Zona de interés recibió esta doble nominación, lo que vuelve su triunfo casi un hecho en un rubro y muy improbable en el otro. Dirigido por Jonathan Glazer y basado -muy vagamente- en la novela homónima de Martin Amis, el film se concentra en la vida doméstica del comandante de Auschwitz, Rudolf Höss (Christian Friedel), quien vive con su familia al otro lado de un muro que separa su hogar del campo de concentración. Nunca vemos qué sucede más allá del paredón.
Además de Amis, el escocés Alasdair Gray es el otro escritor de renombre adaptado por un film candidato a mejor película. Se puede pensar a la versión de su libro Pobres criaturas como una Barbie para adultos. Es la historia de una inocente, sin experiencia alguna del mundo, que deja la protección de su hogar para descubrir la vida real y, en ese proceso, aprende a ser una mujer emancipada. Otra mirada radicalmente opuesta puede describir el mismo film como una fantasía machista rayana en la pedofilia. Como Frankenstein, el anatomista desfigurado Godwin Baxter (Willem Dafoe) logra resucitar en su laboratorio el cuerpo de una mujer que se suicidó, reemplazando su cerebro por el de una niña. Aunque su mente infantil se desarrolla y aprende muy rápidamente, la biología adulta de la revivida Bella (Emma Stone), tal es su nombre, instantáneamente tiene apetitos sexuales voraces cuya satisfacción la llevan a recorrer Europa de la mano del pretendido libertino Duncan Wedderburn (Mark Ruffalo). Más allá de las caracterizaciones genuinamente graciosas de los protagónicos, la temática controvertida probablemente mantenga a raya a algunos de los votantes y la película solo se quede con el premio al mejor diseño de producción por el surrealismo barroco de sus sets -en buena parte creaciones digitales-, que hace pensar en las obras de Terry Gilliam.
Si Oppenheimer o Los asesinos de la luna son los números puestos de esta entrega de los Oscar, quizás Los que se quedan sea el tapado. La película dirigida por Alexander Payne fue celebrada unánimemente como su mejor trabajo desde Entre copas. Ambientada en los años 70, desde los títulos, se muestra como una recreación del Nuevo Hollywood, el período más reverenciado del cine norteamericano. Con la habitual sintonía de Payne para los personajes tristes y desencantados, que saben que hubieran podido tener vidas mejores, la película se ocupa de la forzada convivencia durante las vacaciones de Navidad entre el profesor más impopular de una escuela privada, una cocinera que perdió recientemente a su hijo y un alumno que no tiene donde ir en Nochebuena. Los que se quedan nos reenvía, en todo sentido, a la comedia dramática con personajes impecablemente construidos y diálogos agudos que dominaba la cartelera hace unas cuatro décadas. El gran Paul Giamatti ganó en los Golden Globes como mejor actor de comedia, aunque Cillian Murphy es el favorito en los Oscar. Da’Vine Joy Randolph, por su parte, ya tiene el premio de actriz secundaria en la cartera. En la carrera a mejor película, Los que se quedan tiene la estadística en su contra, pero ya se sabe que la estadística indica que algo no puede suceder hasta que sucede.
Dónde verlas
- Anatomía de una caída está disponible en salas
- Barbie está disponible en Max
- Ficción estadounidense está disponible en Amazon Prime Video
- Los asesinos de la luna está disponible en Apple TV+
- Los que se quedan está disponible en salas
- Maestro está disponible en Netflix
- Oppenheimer está disponible en alquiler en Flow
- Pobres criaturas está disponible en salas
- Vidas pasadas está disponible en salas
- Zona de interés está disponible en salas
Temas
Otras noticias de Premios Oscar 2024
Más leídas de Cine
Una edición austera. Mar del Plata, una ciudad casi ajena al Festival de Cine que está por comenzar
Thierry Frémaux, director del Festival de Cannes. “El cine argentino es tenido en cuenta en todo el mundo, hay que sostenerlo”
¿Qué podía salir mal? El Mago de Oz: el largo camino de un fracaso al éxito y el detrás de una historia adelantada a su tiempo
Festival de Mar del Plata. Con un invitado extranjero que captó toda la atención y un estreno vertiginoso, el inicio tuvo más cine que política