‘Han Solo: una historia de Star Wars’ quedó cuarta entre las películas más vistas del fin de semana en Argentina y en Estados Unidos recaudó mucho menos de lo esperado
Hollywood es un lugar de una inseguridad y una incertidumbre interminables. Pero en las últimas cuatro décadas, pocas cosas fueron más seguras que una película de Star Wars. Antes de este año, la saga de George Lucas acerca de un joven de Tatooine con problemitas con su papá produjo 10 películas, y con la excepción de la olvidada película animada de 2008, Star Wars: The Clone Wars, cada una fue un gigante de la taquilla. (De las otras nueve solo Star Wars: Episodio II- El Ataque de los Clones no logró ser la película con mayor recaudación de ese año, quedando tercera en 2002).
Esta perspectiva ayuda a poner de relieve la relativa desilusión que ha sido Solo este fin de semana. Tras las proyecciones iniciales que decían que se llevaría una cifra entre 130 y 150 millones de dólares, la historia sobre el origen de Han Solo protagonizada por Alden Ehrenreich en el papel del desarreglado pastor de nerfs adorado por todos se detuvo en aproximadamente 103 millones de dólares en Estados Unidos. Por estas latitudes, el spin-off quedó en la cuarta posición de las películas más vistas en su primer fin de semana en cartelera en Argentina. Vendió alrededor de 85.000 tickets, menos de la mitad que lo conseguido por Deadpool 2, que rozó los 200.000 espectadores.
La mayoría de las películas estarán encantadas de un botín así; pero para el imperio de Star Wars, es motivo de preocupación. ¿Qué pasó? Acá van cuatro razones por las cuales Solo terminó tan abajo.
1. La película no pudo superar la mala prensa
Este ya es el segundo spin-off de Star Wars que tuvo que luchar contra reportes acerca de problemas detrás de escena. Con Rogue One, de 2016, la versión de la película del director original, Gareth Edwards, fue significativamente retrabajada por Tony Gilroy, el realizador de Michael Clayton y El legado de Bourne, quien supervisó muchísimas tomas nuevas. Pero mientras que Rogue One escapó, en gran medida, el estigma de haber nacido de una producción problemática, recaudando 1.100 millones de dólares en todo el mundo, Solo sufrió de meses de una mala prensa obstinada. En junio, los directores originales de la película, las mentes maestras detrás de 21 Jump Street Phil Lord y Chris Miller, fueron despedidos en medio del rodaje, despertando una gran cantidad de rumores de conflictos creativos y, preocupantemente, la versión de que Lucasfilm había contratado a un entrenador actoral para Ehrenreich porque la compañía no estaba feliz con su interpretación.
Para estabilizar la nave, Lucasfilm reemplazó a Lord y Miller con uno de los directores veteranos más confiables y respetados de la industria, Ron Howard. Pero parece que, al menos en la cabeza del público, el daño ya había sido hecho. Cuando se acercaba el estreno, casi todas las notas acerca de Solo señalaban lo difícil de su producción; eso sin incluir los informes anónimos que emergían de quienes habían estado en el set y hablaban de un rodaje sin una visión artística definida. Como los vendedores y los magos, las películas tienen que convencernos, en parte a través de la más absoluta confianza: tenemos que creer que ellos creen que saben lo que están haciendo. Quizás por primera vez desde que Star Wars se transformó en un fenómeno global, la franquicia parecía no estar segura de sí misma, y el público pudo sentir la perturbación en la fuerza.
2 La fatiga de 'Star Wars' es real
Antes de El despertar de la Fuerza, de 2015, no había habido una nueva película de Star Wars en 10 años. (Oh, sí, perdón, The Clone Wars salió en 2008. Pero vamos: nadie se acuerda de The Clone Wars). Sin embargo, en los últimos 30 meses, ya salieron cuatro. (Star Wars: Episodio IX llegará a los cines en diciembre de 2019, y una película sobre Boba Fett recientemente anunciada puede que salga en 2020). Hoy estamos viviendo en el período más cargado de Star Wars de la historia, y vale la pena preguntarse si Han Solo quizás señaló que había habido demasiadas películas de Star Wars en un período de tiempo tan corto.
Por supuesto, la franquicia de Lucas ha sido una fuerza cultural ineludible durante bastante tiempo. Pero en la última década, Star Wars estuvo en todas partes, videojuegos, libros o en las muchas series de televisión que salieron de la nada. Y eso sin siquiera incluir lo seguido que se dan la trilogía original y las precuelas en el cable: si antes era un placer inusual poder ver una maratón de películas de Star Wars en un fin de semana largo, ahora no es extraño ver La Amenaza Fantasma en TNT un martes a la tarde cualquiera.
Alguna vez, una nueva película de Star Wars era todo un acontecimiento. Ahora es un incidente de rutina, así que es inevitable que el público empiece a sentir cansancio. Pero allí donde Marvel combatió este problema acumulando suspenso para la batalla inevitablemente épica entre Thanos y los Avengers, que culminó en la enormemente exitosa Infinity War, de abril, Han Solo probablemente sea la primera película de Star Wars que se sintió un poco intrascendente. Teniendo esto en mente, los aproximadamente 103 millones de dólares que recaudó en Estados Unidos en su primer fin de semana son, en realidad, bastante decentes: incluso cuando la cultura ha estado saturada de películas de Star Wars, a una nueva todavía le puede ir relativamente bien.
3. El público no vio en Alden Ehrenreich a un joven Han Solo
Que te convoquen para un papel tan icónico es tanto una bendición como una maldición. Por un lado, te eligieron para ponerte en el lugar de un personaje adorado en todo el mundo; por el otro, tenés que estar a la altura de las expectativas irracionales de un planeta de fans, quienes van a escrutar cada una de tus inflexiones, modales y pasadas de letra. A veces, el actor trasciende esas expectativas: piensen en cómo Heath Ledger reescribió nuestra impresión colectiva de quién era el Guasón. Otras veces, desafortunadamente, tenés a Brandon Routh en Superman regresa, considerado como una imitación inferior del original (Christopher Reeve).
Alden Ehrenreich es un gran actor joven que trabajó con todos, desde Francis Ford Coppola hasta Woody Allen y Warren Beatty, combinando un encanto del viejo Hollywood con una mezcla ganadora de dulzura y humor. En 2016, se robó una escena en la comedia de época de los hermanos Coen Salve César, en el papel de un actor de pocas luces que confrontaba sus límites en una escena más dramática. Poco tiempo después, fue anunciado como el hombre que haría del joven Han Solo, lo cual debería haber sido la confirmación de su estrellato en ascenso. En su lugar, Ehrenreich tuvo que batallar contra fans de Star Wars que se quejaban de que él no podía estar a la altura de Harrison Ford, lo cual es irónico, considerando que el veterano actor de hecho se pasó la mayor parte de su vida tratando de distanciarse del papel.
De todos modos, Ehrenreich fue colocado en una posición imposible y defensiva -las notas acerca del entrenamiento actoral, ciertamente, no ayudaron- y cuando hizo reportajes para Solo, básicamente tuvo que justificar su elección. (“Podés controlar tu decisión de aceptar, y podés controlar tu propio trabajo, el trabajo que hacés... Y eso es todo”, le dijo a Esquire cuando le preguntaron acerca de cómo iba a reaccionar la gente a que él estuviera en Solo). Y aunque Ford aprobó la interpretación de Ehrenreich, eso no evitó que numerosos críticos responsabilizaran al actor por la mala performance comercial de Solo. Eso no es justo -de hecho, él es bastante agradable en el rol del piloto arrogante-. Pero Hollywood es percepción, y Ehrenreich nunca pudo superar la idea recibida de que él no se iba a poder sentar en los controles del Millennium Falcon.
4. No todos los spin-off nacen iguales
Vivimos en un mundo de reboots y secuelas, en el que la industria del cine ha concentrado sus energías creativas en maximizar sus propiedades intelectuales más perennes. Pero si hay un producto que Hollywood aún no ha logrado dominar son los spin-off. Y la razón está en el mismo nombre: un spin-off se siente inherentemente innecesaria, como una ocurrencia tardía. A estas películas les puede ir bien, pero muchas veces no tan bien como las películas que las originaron: por ejemplo, El Rey Escorpión no fue un éxito tan grande como La Momia. Otras veces, sin embargo, como con las películas de Annabelle, que salieron de El Conjuro, las ganancias comerciales pueden ser igual de impresionantes. (Y Minions de hecho ganó más en todo el mundo que cualquier película de Mi villano favorito). Pero es más frecuente que cuando pensemos en spin-off, la mente dé con algo como Aviones, que intentó aprovecharse de la mina de oro de Cars sin ninguna inspiración.
Lucasfilm ya hizo dos spin-off de Star Wars... ¿por qué una arrasó y la otra se fue a la banquina? En retrospectiva, Rogue One puede haber tenido éxito por dos factores de los que careció Solo: parecía estar muy conectada con la narrativa principal de Star Wars; y había una sensación de urgencia en ella. Aunque esta última tiene uno de los personajes más adorados de la franquicia, y la primera un grupo de desconocidos, el público entendió las apuestas de Rogue One -contaba la historia que llevaba al Episodio IV- mientras que Solo se sintió como una aventura cualquiera de Han Solo. Parece que Lucasfilm sobrevaloró hasta qué punto el pendenciero número uno del universo sería una atracción. Incluso si el título de tu película dice "una historia de Star Wars", tenés que darle al público una razón para pensar que un spin-off es lo suficientemente fuerte como para sostenerse en sí mismo.
Tim Grierson