Pescador de ilusiones
"El gran pez", que llega a los cines pasado mañana, cuenta la vida y los viajes del aventurero Edward Bloom y la particular relación con su padre
NUEVA YORK.- Pocas veces una película se vuelve una experiencia tan personal para un director como ha sido para Tim Burton "El gran pez", que se estrenará pasado mañana en la Argentina. En su nuevo film tras el fracaso de "El planeta de los simios", Burton se mete de lleno en un tema del que acaba de salir él mismo: la conflictiva relación entre un padre agonizante y su hijo adulto.
El mismo enterró a su padre, del que estuvo distanciado durante años, poco antes de comenzar a filmar y, como para incrementar el peso emocional, apenas unos meses después de terminar de editar tuvo un hijo, Billy, con su esposa, la actriz británica Helena Bonham Carter. "Nadie te prepara para tener un hijo y a mí me resultó la cosa más rara que me ha pasado en la vida. La experiencia más extraña, natural y antinatural, algo que jamás había imaginado. Es alucinante", dice con una sonrisa que deja al descubierto unos grandes dientes durante la entrevista con LA NACION en el hotel Waldorf Astoria de Manhattan. "Estás completamente desprevenido para esta mezcla de sentimientos. Se siente como una película de "Alien"; es muy raro", asegura Burton, que relaciona toda la vida con el cine.
"Cuando uno pierde a un padre es todo un shock, aunque esté enfermo; es una verdadera sorpresa -explicó-. Me llamó la atención cuánto me afectó y cuánto me puse a pensar en nuestra relación, era difícil ponerlo en palabras. Por eso estoy tan agradecido con este guión porque identificó todo lo que yo estaba analizando y me ayudó a hacer catarsis sin necesidad de ir a un psicólogo, antes de tener a mi hijo. A veces, ni siquiera puedo entender mis percepciones."
De película
Enteramente vestido de negro, con su desaliñada cabellera de rulos azabache y anteojos de sol, Burton, de 45 años, parece un personaje salido de sus propias películas, caracterizadas por un distintivo toque gótico, las rarezas de sus fantasías y una sensibilidad muy singular. Pero a diferencia de lo que uno podría esperar, no es una persona parca, todo lo contrario. Es verborrágico y su cerebro parece no poder detenerse en una sola idea mientras habla. En estos días, principalmente de la extraordinaria experiencia de ser padre por vía doble. Billy Burton nació el 6 de octubre de 2003 en Londres, siete semanas antes de realizar esta entrevista en Nueva York, para el estreno de su otra "criatura", la película "El gran pez".
Protagonizada por un espectacular elenco encabezado por Albert Finney y Ewan McGregor, y secundado por Billy Crudup, Jessica Lange, Alison Lohman, Steve Buscemi, Danny DeVito y la propia Bonham Carter, la nueva película de Burton relata con detalle la complicada existencia de Edward Bloom (Finney en su versión adulta; McGregor en sus años de juventud), un aventurero de Alabama que se ha pasado la vida recorriendo el mundo y contando sus grandes historias -exageradas al máximo y con mentiras de por medio- a su familia. Al final de sus días, después de pasar un largo período sin haber visto a su hijo, Will (Crudup), éste vuelve a su lecho de muerte para hacer las paces.
-¿Eligió hacer "El gran pez" para resolver situaciones personales de su propia vida?
-Todo tiene que ver con el momento en que aparecen las cosas, qué estás haciendo de tu vida, en qué estás pensando, cómo estás emocionalmente. E inevitablemente cada película que haces la personalizas; yo tengo la necesidad de hacerlo. No sabría cómo expresar esas cosas de otra forma, tengo que sentir la película de alguna manera. En cuanto a la relación con mi papá, yo nunca llegué al punto al que llega Will con su padre, nunca tuvimos esa hermosa conexión final antes de que él muriese, no. Lo intenté, pero no se dio. No es que él fuera una mala persona, pero no éramos muy unidos. Cuando se enfermó, intenté acercarme, pero no fue posible.
-A diferencia de la mayoría de sus films anteriores, "El gran pez" fue casi enteramente rodado en exteriores, en Alabama. ¿Por qué?
-Nos parecía un gran error hacer este tipo de película en un estudio de grabación en Los Angeles. Siempre es bueno estar en la fuente de una historia tan realista. Además, creo que ayudó mucho a los actores para que lograran el acento correcto, con todos los extras. También fue bueno porque no vinieron tantos ejecutivos del estudio a controlar lo que estábamos haciendo. Pudimos enfocarnos mucho más en la película, lo que siempre es un placer.
-¿Por qué decidió alejarse de Hollywood y mudarse a Londres?
-Cuando fui a trabajar allí por primera vez, para "Batman", sentí como si en el pasado hubiera tenido la experiencia de haber vivido ahí. Me gustó muchísimo y volví a hacer algunas cosas más adelante. Me gusta el clima y me gusta caminar por la ciudad. También me parece que, pese a que en Gran Bretaña hay un sistema clasista más fuerte que en los Estados Unidos, se respeta mucho más la individualidad, a la gente excéntrica. Siempre me sentí muy cómodo allí, no encasillado como acá, en Los Angeles, y especialmente en la industria del cine. Me sentí así desde chico, en el colegio, y siempre odié eso.
-¿Es difícil ser excéntrico en los Estados Unidos?
-Al menos en el ambiente en el que yo crecí; siempre me sentí muy separado de la sociedad y yo no elegí eso. Creo que si aquí te perciben como un poco distinto, algo que yo jamás sentí que fuera, te ponen en una categoría. Y eso me pasó siempre, incluso antes de empezar a hacer películas. Y las películas, de alguna manera, han sido mi salvación. Pero sí: pienso que acá no hay una aceptación del individuo como uno creería.
-A diferencia de en los Estados Unidos, en Europa "El planeta de los simios" fue bien recibida...
-Sí, y creo que eso me hizo sentirme mucho más europeo. (Ríe.) Uno nunca sabe cómo va a reaccionar el público frente a una película; es un misterio. Pero no puedes condicionarte antes de empezar y tratar de prever la respuesta de la gente, si funcionará o no comercialmente, porque así se pierde el eje de lo que quieres contar.
-¿Piensa hacer una secuela de "El planeta de los simios"?
-No, no, no, no, no... ¡No! (Ríe a carcajadas.)
-"El gran pez" cierra con una canción especialmente escrita por Eddie Vedder, de Pearl Jam. ¿Cómo surgió la idea?
-Generalmente soy muy reacio a pedirles canciones a cantantes. Con artistas que respeto se vuelve un problema porque... ¿qué pasa si lo que te entregan no te gusta? No me agrada estar en esa situación, pero Eddie vio la película y se ofreció él mismo a escribir una canción. Me dijo que si me gustaba la usara; si no, no había ningún problema. No había presión. Y cuando la escuché, pensé que era lindísima, que captaba la voz de la película, su espíritu. Así que fue un honor tenerlo.
-Usted es de esos directores que tienen unos seguidores fanáticos de su obra. ¿Qué ha sido lo más extraño que le ha sucedido con un fan?
-Me sorprende mucho, me emociona, cuando encuentro a personas con tatuajes de "La noche antes de Navidad" que jamás se podrán sacar. He encontrado chicas que tenían tatuajes de "El joven manos de tijera" y me parece extraño, pero sexy a la vez, y me siento honrado. No se los pueden quitar; es asombroso.
-Después de haber hecho tantas películas sobre cuentos para adultos, ¿qué vendrá más adelante?
-Hmmm... Me parece que tendré que pasar a hacer cuentos porno. Una nueva versión de Pinocho y hacerlo mentir mucho. (Ríe.) No sé; por lo pronto, tengo que ponerme a terminar de filmar "Charlie y la fábrica de chocolate", otro cuento. Los cuentos siempre han sido algo en lo que me he interesado, y éste, "El gran pez", cristalizó muchos intereses; estaba esa relación abstracta y única entre el padre y el hijo, el tema de lo que es real y lo que no lo es, y cómo, al final de cuentas, lo que no es real termina convirtiéndose en algo real. Todo eso me hablaba directamente a mí. Había elementos y sutilezas con las que había trabajado antes y me interesaba volver a hacerlo, y volveré a jugar con esos elementos.
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