Paul Verhoeven desmintió a Sharon Stone por sus dichos sobre el rodaje de Bajos instintos: “Es una tontería”
El director, que se encuentra en Cannes compitiendo con su más reciente película, admitió que filmar películas de fuerte carga erótica será cada vez más difícil en Estados Unidos, sobre todo por la presencia de los coordinadores de intimidad
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“Lo que cuenta Sharon Stone en sus memorias acerca de lo ocurrido en Bajos instintos lo pondría en la categoría de ‘mi memoria es esto y tu memoria es aquello”, dijo en Cannes Paul Verhoeven. En una conversación con el portal hollywoodense Deadline, el director holandés calificó como “una tontería” el modo en que Stone describió la célebre escena de la película de 1992 en la que se muestra sin ropa interior y desmintió haber sido abofeteado por ella, tal como se señala en el reciente libro autobiográfico de la actriz.
“Más allá de todo eso, Sharon y yo nos estamos llevando bien en este momento”, dijo el director de Robocop, El vengador del futuro y Showgirls, que regresa este año a la competencia oficial de Cannes con Benedetta, una película en la que se cruzan el erotismo femenino y las cuestiones religiosas, a partir de hechos reales ocurridos en la Italia del siglo XV y protagonizados por una monja lesbiana. La película se presenta este viernes y sábado. El trabajo anterior de Verhoeven, Elle: abuso y seducción (2016), también compitió por la Palma de Oro.
El veterano realizador holandés desmintió rotundamente la versión expuesta por Stone en sus memorias sobre el origen de la escena más controvertida de Bajos instintos. Dijo que la idea de mostrarse sin ropa interior mientras cruzaba las piernas surgió de la propia actriz. Stone, según Verhoeven, reaccionó de esta manera después de que el director le comentara que la escena estaba basada en el mismo comportamiento de una mujer que él había conocido mientras era estudiante universitario en Leiden (Holanda).
“Ella escuchó la historia y además en el guion de Joe Eszterhas había una mención del tema en un diálogo que mantienen Sharon y Michael Douglas. Están en el auto, después del interrogatorio, llueve, y Sharon le dice a Michael: ‘¿Sabes que no me gusta usar ropa interior, ¿verdad, Nick?’”, señaló el director.
Verhoeven admitió que la escena de la que hoy Stone parece arrepentirse no estaba en el guion original, pero surgió como derivación de aquél diálogo que sí fue escrito por Eszterhas. “La escena entró en la película cuando lo hablé con Sharon, cuando le conté toda la historia de Leiden. Sé que su versión es un poco diferente a la mía, pero esto que cuento es mi visión de las cosas”, agregó.
Su alegato contra la figura del coordinador de intimidad
Tres décadas después de Bajos instintos, Verhoeven vuelve a la carga con otra historia cargada de audacia y de escándalos, en este caso inspirada en la vida de Benedetta Carlini, una religiosa que terminó encarcelada tras un juicio que se extendió entre 1619 y 1623. A las visiones místicas que tenía y a los supuestos milagros que practicaba se agregaba en su caso el hecho, gravísimo para los cánones de entonces, de que Carlini mantenía una relación amorosa con otra mujer.
Para contar la historia de Benedetta, Verhoeven se inspiró en el libro Actos impúdicos: la vida de una monja lesbiana en la Italia renacentista, de la historiadora Judith C. Brown. “Pensé que sería una película interesante, porque en 1623 la idea de que una mujer se sintiera atraída por otra mujer era algo directamente imposible de entender. El pensamiento dominante, promovido también por la Iglesia Católica, decía que una mujer siempre se sentiría atraída por un hombre, porque el hombre es el ser superior y la mujer, el ser inferior”, señaló el director a Deadline.
La lectura del libro de Brown fortaleció el interés de Verhoeven por retratar hechos de una época “en la que el lesbianismo ni siquiera existía como palabra y que directamente condenaba a muerte en la hoguera a cualquier mujer que tuviera una relación sexual con otra, mucho más en el caso de dos monjas”.
Benedetta, hablada en francés, tiene como protagonistas a Virginie Efira (en el papel de Carlini), Daphné Patakia, Charlotte Rampling y Lambert Wilson. Verhoeven imagina que habrá un tipo de reacción cuando la película se conozca en Europa y otro bien diferente una vez que se estrene en Estados Unidos. “En Francia, retratar a dos monjas en escenas sexuales tendrá un cierto impacto. A la gente le gustará o no, pero nadie irá más allá de eso. Pero en Estados Unidos las cosas son muy distintas. Cuando aparece ese tipo de escenas empieza a intervenir ahora lo que ellos llaman un coordinador de intimidad”.
Lo que dice un director como Verhoeven, acostumbrado desde sus comienzos a narrar historias con fuerte carga erótica y abundancia de imágenes con desnudos, es que la novedosa presencia de una persona encargada de asesorar al equipo artístico, técnico y actoral sobre cómo deben filmarse escenas íntimas determinará en gran medida la manera en que se recibirán esas obras una vez terminadas en distintos lugares del mundo.
“Hicimos la producción en Francia y no tuvimos que escribir nada en los contratos acerca de cuánta desnudez tendrían las dos actrices. Realmente no se habló del tema y no creo que nadie se ofenda por eso. Un coordinador de intimidad sería muy extraño allí y todavía más en Holanda. Pero en Estados Unidos viene sucediendo lo contrario cada vez más”, detalló.
El director dijo estar convencido de que la mayoría de las actrices no tienen mayores problemas con este tema. “Ese es el punto uno. Las escenas están escritas de esa manera y en el caso de Benedetta se establece que ellas las aceptan tal como son, y si tienen problemas, por supuesto podríamos discutirlo y cambiarlo. Nada puede hacerse si no es satisfactorio para quienes lo interpretan. No hubo discusión por lo que se ve o lo que se deja de ver. Fue simplemente aceptar que la escena se filmaría tal como fue escrita”, detalló.
“Tal vez suene extraño –agregó- pero a nadie le importó la desnudez. No hubo discusiones. Sí nos aseguramos que el set se cerrara un poco para que nadie pudiera entrar. Nunca usé un grupo de personas tan pequeño. Además, la primera persona que vio esas escenas fue una mujer, la directora de fotografía Jeanne Lapoirie. Si veía algún problema me lo hubiese dicho. Por supuesto, no pasó nada”.
El director terminó reconociendo que filmar películas como Benedetta se hará cada vez más complicado en Estados Unidos, sobre todo por las exigencias que se imponen a partir de la presencia del coordinador de intimidad. “La situación en Francia o en Holanda no requerirían ese tipo de intervención porque nadie está ansioso y nadie sospecha. Las personas involucradas, principalmente las dos mujeres, deben sentirse completamente a gusto y aceptar lo que está escrito. Y conversar entre ellas si no se sienten cómodas”, opinó.
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