Paul Rudd, el más humano de los superhéroes: del padre de familia que siempre está nervioso al actor que entrena como un atleta
El artista de 53 años, que supo hacerse un espacio en la escena hollywoodense, se vuelve a calzar el traje de Ant-Man en la nueva entrega de Marvel que estrena este jueves; en una entrevista con LA NACION, habló de su personaje y de su relación con sus hijos en la vida real
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Si quienes admiran a Paul Rudd lo hacen porque valoran su carisma y simpatía, pueden estar tranquilos: no están para nada equivocados. Ese ángel que atraviesa la pantalla lo lleva con su persona adonde quiera que vaya y, en diciembre del último año, lo hizo indefectiblemente en la Comic-Con de San Pablo, Brasil, donde salió al escenario de la convención para ser alabado por una multitud de fanáticos de Ant-Man. Luego, conversó en un mano a mano con LA NACIÓN sobre diversos temas: el Mundial de Qatar (en curso en ese entonces), su familia, el entrenamiento físico para interpretar a un superhéroe y algunos detalles de la tercera entrega de la película de Marvel que llega a los cines este jueves.
El actor de 53 años supo (y aun sabe) entretener y hasta hacer reír a carcajadas a los espectadores en los films de los que participó, como Ni idea (1995) -uno de sus primeros papeles en cine-, El reportero: la leyenda de Ron Burgundy (2004), Virgen a los 40 (2005), Te amo, hermano (2009), Bienvenido a los 40 (2012), y su estelar participación en Friends (2002/2004), en el papel de Mike, el esposo de Phoebe. Pero, sin dudas, el rol que en los últimos años vuelve locos a grandes y chicos que siguen de cerca el universo de los superhéroes es el del hombre hormiga.
Si bien él mismo dijo alguna vez que no se consideraba un comediante, es innegable que la mayoría de sus papeles tienen ese toque de simpatía e inocencia que cautiva a su audiencia. Incluso en Ant-Man and The Wasp: Quantumania, que llega a los cines este jueves, Rudd interpreta a Scott Lang, un hombre común y corriente que quiere disfrutar de esa vida normal, pero que a la vez se le infla el pecho al ser reconocido en el barrio como un Avenger, con un pequeño inconveniente que él toma con humor: suelen confundirlo con el Hombre Araña.
No está claro si es parte de la humildad que lo caracteriza o si hay algo de verdad en sus dichos, pero es el propio actor y padre de familia el que sostiene que en su vida real -que reparte entre Manhattan y el Hudson Valley de Nueva York- puede caminar tranquilo por la calle sin que lo molesten “porque la mayoría de las personas no sabe quién es”. Habría que comprobarlo ahora, que un sinfín de ciudades están empapeladas con su rostro por la nueva entrega de Marvel.
Lo que queda claro es que, ante los fanáticos del UCM (Universo Cinematográfico de Marvel), Rudd no es ningún desconocido. Cuando salió al escenario de la convención en San Pablo, el pasado diciembre junto a su director, Peyton Reed, y sus compañeros de reparto Evangeline Lilly (Hope Van Dyne) y Jonathan Majors (Kang, el nuevo villano), los gritos fueron ensordecedores. “Nunca había visto algo así. Tanta pasión... Fue asombroso”, analizó al día siguiente, en una charla con LA NACIÓN.
Es que a diferencia de lo que muchos pueden pensar de un actor de Hollywood, acostumbrado a las luces, los micrófonos y las cámaras, el estadounidense “siempre” se siente nervioso antes de un evento, como le sucedió en la CCXP. “Sobre todo porque iba a salir y no sabía qué iba a decir, cómo iba a ser. Fue una energía que me pegó y no supe qué hacer ni qué decir”, recordó. Para el público, ese titubeo fue inexistente y todo fluyó de forma natural, sobre todo por la arenga al estilo latinoamericano que él mismo propuso.
El DJ en bar mitzvahs que se volvió estrella de cine
Nacido en Passaic, Nueva Jersey, el 6 de abril de 1969, en una familia de padres británicos con raíces judías, Paul, junto a su hermana tres años menor, tuvo una infancia marcada por los viajes debido al trabajo de su papá en la aerolínea TWA, que en 2001 fue adquirida por American Airlines.
Finalmente, los Rudd se instalaron en Overland Park, Kansas, donde el futuro actor cursaría el secundario y obtendría una especialización en Teatro en la Universidad de ese estado, para luego graduarse de la American Academy of Dramatic Arts, en Los Ángeles. Además, participó de un curso intensivo de tres meses con el director Michael Kahn en la British Drama Academy en la Universidad de Oxford, y ayudó a producir y actuó en la obra de Howard Brenton Bloody Poetry, en el Globe Theater de Londres.
A los 22 años, en 1991, protagonizó una publicidad de Super Nintendo, mientras que trabajaba como disc jockey en bar y bat mitzvahs, lo que lo mantuvo conectado con su origen judío. Una de sus primeras experiencias en el cine no fue lo que esperaba: Halloween: La Maldición de Michael Myers (1995), una película de suspenso de la que participó, fue una total desilusión porque no recibió del público una respuesta positiva. Afortunadamente, en 1995 también se estrenó Ni idea, que recibió nominaciones por su guion, pero en 1998 vivió otro fiasco: empezó el rodaje de Chicken Blood and Other Tales, aunque su producción la suspendió antes de su lanzamiento.
No obstante, ese mismo año, Rudd compartió elenco con quien tenía una amistad desde los 21, Jennifer Aniston, en El objeto de mi afecto (1998). Entonces, ya se asomaba la predilecta relación del actor con las comedias. En cuanto a su amiga, la vería nuevamente detrás de escena en 2002, como Rachel Green y en el set de Friends, para su novena temporada.
En 1997, audicionó para el rol de Jack en Titanic, de cuya historia su padre era un aficionado historiador, pero no quedó para el rol. Lo que no todos saben es que el ahora Ant-Man fue crucial en la elección del protagonista: mientras filmaba Romeo + Julieta, de William Shakespeare (1996), con Leonardo Di Caprio, Paul escuchó que su compañero de reparto estaba tentado de formar parte del largometraje de James Cameron y, aunque él había fracasado en el intento, lo obligó a presentarse al casting.
La carrera del actor, que en 2021 fue elegido por la revista People como el hombre más sexy del mundo, es un cúmulo de títulos donde cumplió roles tanto protagónicos como secundarios, pero en la mayoría imprimió huella en el público y todos fueron parte de un crecimiento que lo supieron colocar en lo más alto de Hollywood. Quién iba a decir que el Rudd de Ligeramente embarazada (2007), que en una de las escenas veía a Spider-Man en la TV, estaría luchando contra él (como Ant-Man, claro) en Capitán América: Civil War (2016).
Ant-Man y su familia
Además de ser una celebridad, Rudd es padre de familia. Está casado desde 2003 con Julie Yaeger, una productora y guionista que fue su novia durante cinco años hasta que contrajeron nupcias. Se conocieron mientras ella trabajaba como publicista y él buscaba una para su carrera luego de su papel en Ni idea (1995). “Fue la primera persona que conocí en Nueva York. Empezamos a hablar y hubo una gran madurez entre ambos. Ella había experimentado algunas tragedias en su vida y la impresión que tuve fue ‘wow, esta es una mujer, no es una chica’”, contó él mismo en una entrevista con Marie Claire UK en 2018.
Paul y Julie tuvieron dos hijos: en 2006, un varón, llamado Jack Sullivan, y en 2010, una niña, Darby. Es justamente su pequeña la que lo inspira para su personaje de Scott Lang en la saga de Marvel, según contó a LA NACIÓN. Es que, en la ficción, tiene que oficiar de papá con Cassie (interpretada por Abby Ryder Fortson, Emma Fuhrmann y Kathryn Newton). “Hay cosas que hago en la película que sé que mi propia hija va a captar y que nadie más captaría. Yo siempre le digo: ‘vos sos la Cassie real’. Ella era muy chica cuando hice la primera película de Ant Man (2015) y me pregunté cómo lidiaría con esto. Me dio un poco de nervios, pero siempre le fui muy claro diciéndole ‘vos sos la real, de alguna forma, ella hace de vos’. Siempre trato de pensar en eso”, manifestó, con una luz en el rostro, propia de quien habla de un ser muy querido.
En Ant-Man and The Wasp: Quantumania, Scott “solo quiere ser un padre normal y vivir una vida normal”, de acuerdo con lo poco que pudo revelar su intérprete, para no dar lugar a ningún spoiler. Su vínculo con Cassie en esta película es especial, sobre todo porque ella ya es una mujer y su papá todavía la ve y trata como una niña, algo que quizás le suceda en la vida real al propio Rudd con Darby, quien está cerca de los 13 años, una edad marcada por la adolescencia.
Pero más allá de las aclaraciones y diferenciaciones sobre la ficción que el actor tuvo que alguna vez hacerle a su pequeña, ninguno de sus hijos se siente celoso al verlo en la pantalla en el rol de padre, expresó él mismo. “Siempre les gustó y aman Marvel, pero a veces les digo: ‘Bueno, mejor veamos Black Panther’”, se sinceró entre risas.
Cómo se construye un superhéroe
Rudd no duda en admitir que, para ponerse el traje de un superhéroe, la disciplina lo es todo. “Mi vida entera, probablemente por seis meses o un año antes de empezar a grabar, se trata de entrenar. Entrenás como un atleta”, comentó en la charla con este medio, al tiempo que dijo que el ejercicio físico no se limitaba a la previa del rodaje, sino que continua entre las jornadas de filmación.
“Son jornadas muy largas, porque entreno, ruedo ese día y entreno a la noche, me voy a dormir y sigue la misma rutina. Pero es interesante porque nunca lo había hecho en mi vida de esta forma. Realmente es lo mismo que haría un atleta, y me gustó, pero requirió de mi cerebro también y creo que ha sido el desafío más grande de todo esto”, añadió el actor que alguna vez en The Graham Norton Show manifestó, con un toque de humor, haberse frustrado al ver el cuerpo de un colega: “Recuerdo estar en el set de Avengers: Endgame, entrenando duro, comiendo perfectamente bien durante tanto tiempo, ejercitándome como un atleta, y pararme al lado de Chris Hemsworth y pensar: ‘¿Cuál es el punto? ¿Para qué intentarlo?’”.
Más allá de su intento por “tirarse abajo”, Rudd despierta curiosidad por su apariencia jovial a sus 53 años. En una entrevista con Men’s Health, reveló algunos de sus secretos, como dormir bien, hacer ejercicios cardiovasculares, pesas y comer sano.
En el set, es Scott y Ant-Man, pero sobre todo es Paul. Porque para él, el actor que no puede esconder la persona que es en la vida real, es fundamental el vínculo con los pares. El personaje, que se pone un traje y se hace chiquito de un momento a otro, es una analogía de lo que esta celebridad de Hollywood representa: la grandeza, la humildad y el carisma que no muchos logran en la escena cinematográfica y que él combina a la perfección sin esfuerzo alguno.
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