Para Olmedo, que mira desde el cielo
Objetos, cuadros y fotos recuerdan al popular cómico
El cómico Alberto Olmedo estaba sentado a la cabecera de una larga mesa, junto a varios comensales, en un restaurante. De repente, se paró y dijo: "Voy a hacer el truco que hago todas las noches. Voy a tirar de la punta de este mantel. Lo retiraré lentamente y todas estas cosas que hay aquí van a quedar sobre la mesa". El humorista gráfico Caloi, el "padre" de Clemente, lo miraba azorado para, con los años, recordar: "Nunca vi en vivo y en directo algo igual: las copas, los vasos, las botellas y los platos cayeron estrepitosamente en mil pedazos". Pero a Olmedo, el incidente no le importó, al menos por la manera en que lo remató: "Me falló otra vez".
De ese tipo de recuerdos está hecha la muestra "Olmedo, 50 años en escena", que ayer comenzó en el Palais de Glace, Posadas 1725, y que se prolongará hasta el 30, con entrada libre y gratuita.
Detrás de este homenaje está Mariano, el tercero de sus cinco hijos, quien lo recuerda como ese hombre que después de terminar las funciones teatrales en Mar del Plata invitaba a comer a los chicos de la calle.
En esa invitación se escondía el hecho de haber pasado por lo mismo en su niñez. "Papá tuvo una infancia muy dura. Era de condición muy humilde", cuenta el hijo a LA NACION. La pobreza fue lo primero que conoció Olmedo al nacer en Rosario, en 1933, y fue la misma que, a los 6 años, lo llevó a trabajar en una carnicería.
Los dos premios Martín Fierro ganados por el humorista, que forman parte de la muestra, parecen ser los indicadores de que pudo vencer a ese destino que la infancia le había impuesto. Esos galardones hablan de su fama, tanto como lo hace Mariano: "Frank Sinatra decía que uno es famoso cuando camina por las calles de Zaire y lo reconocen". Y ese axioma se cumplió en la carrera de Olmedo. "Un día subíamos a un colectivo en Marruecos -cuenta su hijo- y de repente alguien grita: «¡Mirá! ¡Es Piluso!»".
Las vueltas de la vida van a hacer que en marzo - el mes en que el cómico murió al caer de un edificio en Mar del Plata, en 1988- la muestra llegue a esa ciudad balnearia. "La idea es recorrer el país con esta exhibición", dice Mariano.
"Papá todavía sigue trabajando", señala el hijo sobre la trascendencia del trabajo de su padre, más allá de su muerte. "Después de casi 20 años de muerto, aún se lo recuerda", añade.
Para apelar a la nostalgia están en exhibición la bata roja que el cómico usó para componer al manosanta que se desvivía por "descargar" a la "bebota"; la estatua del Capitán Piluso; fotos con Hugo Sofovich, quien dirigió las películas que le darían fama, junto a Jorge Porcel, Moria Casán y Susana Giménez, como "A los cirujanos se les va la mano", en 1980; su raqueta de tenis Prince y sus palos de golf.
"No era un hombre triste como se piensa de los cómicos. Si hubiese sido un tipo depresivo, no hubiese podido hacer todo lo que hizo", dice Mariano. De la misma forma lo recuerda una viñeta de la historieta "Diógenes y el linyera", de Roberto Fontanarrosa, que está en la muestra. "Rosarino, negro y canalla. Mendieta, ¿qué más se le puede pedir?", le dice el personaje al perro. "¡Que lo parió!", reflexiona el animal.
El primer piso de Palais de Glace, donde están ubicados los objetos de la muestra, no fue elegido al azar. Hay historia ahí dentro. Fue en ese lugar en el que Olmedo empezó su carrera, en 1956, cuando en ese edificio estaba el estudio más grande de Canal 7. Y fue también en esa emisora donde Olmedo conoció a la madre de Mariano, Judith Jaroslavsky, que era la secretaria del director.
Al ingresar y al salir de la muestra, un Olmedo de ocho metros de altura, que pintó el artista Alfredo Segatori, saluda con una sonrisa pícara, la misma que usó para hacer reír a los comensales en ese restaurante con el truco del mantel.
Piluso animado
- Mariano Olmedo está trabajando intensamente en su opera prima : un film de animación que se llamará "El regreso del Capitán Piluso". Sí: el hijo del cómico llevará a la pantalla grande el personaje que su padre hacía en 1960 en Canal 9 y al cómplice de sus aventuras, Coquito. "Estoy haciendo un trabajo digital muy importante. Después de la muestra, empezaré a trabajar más duro", promete.
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