Oscar Martínez: cómo cambió su vida después de El ciudadano ilustre
El actor y director Oscar Martínez confesó ayer en la mesa de Mirtha Legrand que su vida ya no es la misma tras su papel protagónico en la aclamada película El ciudadano ilustre (Duprat y Cohn, 2016), con la que ganó la Copa Volpi en el Festival de Cine de Venecia en 2016.
"Mentiría si digo que mi vida ha continuado igual", dijo el emblemático intérprete, a quien el reconocimiento le ha abierto más puertas a nivel internacional y que en la actualidad participa en numerosos proyectos en cine tanto a nivel local como fuera del país.
Oscar Martínez fue el primer actor latinoamericano en recibir la Copa Volpi y el segundo de habla hispana después del español Javier Bardem. "Fue maravilloso, no pensaba que lo fuese a ganar, aunque sí que estaba en el bolillero, porque es un rol protagónico con muchos matices y podía estar". Sin embargo, ciertas pistas ya le hacían sospechar que podía ser el elegido. El actor se alojaba en el mismo hotel que los jurados del festival, "y, a pesar de que tienen prohibido acercarse a los actores, directores y productores de las películas", un día tres de ellos le hablaron "muy bien" de su trabajo y de la película: "Cuando yo me iba para Madrid, el director del festival, Alfredo Barbera, me dijo que probablemente nos veríamos el fin de semana siguiente, que era el de la entrega de los premios".
El viernes siguiente, Martínez almorzaba en Madrid con Marina Borensztein (su pareja), en el departamento que le facilitaba la producción: "Tenía los dos teléfonos, el de España y el argentino, y en un momento le dije: es ahora o nunca, porque sabía que el jurado se estaba reuniendo en ese momento, y empezaron a sonar los dos teléfonos al unísono. No me olvido más de eso; fue muy emocionante", recalcó.
El actor dice que en otros países se valora "mucho" a quienes ganan la Copa Volpi, "como si se ganara la Copa del Mundo", aunque para él no es "tan así". Con ironía y citando a Borges -al que tanto se nombró para el Nobel- dijo: "Todos corremos ese riesgo". Por eso, consideró que, habiendo hecho "una buena película y un buen trabajo, corría el riesgo de ganar". Sobre el día en que recogió el premio, dijo que se esforzó por no llorar y lo consiguió, porque "no quería emocionarme al punto de hacer un papelón".
En cuanto a su trabajo hoy, tras inaugurarse el pasado enero la película Las grietas de Jara, en la que participa, el actor acaba de filmar la película Yo, mi mujer y mi mujer muerta, con guión y dirección del sevillano Santi Amoedo. "Es una especie de comedia negra, una historia muy linda; una coproducción con España, filmada en cuatro semanas allí, en la Costa del Sol y en Sevilla, en Marbella y acá".
También rodó en Estados Unidos a finales del año pasado, otro filme, "una historia muy conmovedora", según adelanta y explica que, "para la primavera, las dos películas van a estar en condiciones de ser vistas o se va a saber de ellas, porque intentan presentarlas en festivales importantes".
Sobre sus comienzos en la actuación, Martínez dijo que fue actor antes de darse cuenta. "Tengo la bendición de tener una vocación muy temprana; a los 14 años me dí cuenta de que quería dedicarme a esto y empecé a estudiar y creo que ya venía prefigurado de antes, no lo elegí; como que fue un don, algo que yo recibí".
La diva recordó los atributos del actor como imitador y él rápidamente dijo que estaba justamente pensando "en todas las buenas imitaciones que hay de María Eugenia (Vidal )", la gobernadora de la provincia, quien compartió la mesa con Martínez, la conductora Mariana Fabbiani y el periodista Hugo Alconada Mon.
Sobre los problemas de inseguridad en el país, el actor dijo que "no debería hacerse demagogia" en relación a este asunto y señaló que a él le "reconforta escuchar a alguien como María Eugenia, quien a su parecer dio "un testimonio clarísimo de su vehemencia, honestidad, inteligencia y patriotismo", al cual "no estamos acostumbrados en Argentina".
Martínez consideró: "Estamos muy mal acostumbrados. Durante 70 años, el populismo hegemonizó la cultura política en Argentina, entonces la gente cree que el Estado es una especie de deidad, de ente abstracto, que los tiene que proveer de todo; pero, ¿de dónde salen los fondos del Estado? Salen de los que trabajamos, que no somos los más".
Tras ello, el reconocido actor añadió que hubiese querido "que el presidente hubiese explicado en qué estado encontró las cuentas públicas" al sumir el mandato. "De tantos años de descomposición social, del daño que produjo el populismo en Argentina, no se sale en dos años, ni en tres, ni en cinco, pero sí se puede poner la nave en un rumbo correcto, y me parece que es lo que se está intentando hacer, pero no se pueden resolver mágicamente los problemas y, además, por parte de los dirigentes gremiales hay una irresponsabilidad enorme, dijo.
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