Netflix: The Dirt es rápida, furiosa y trash
The Dirt (Estados Unidos/2019). Dirección: Jeff Tremaine. Guion: Amanda Adelson y Rick Wilkes, basada en el libro de Neil Strauss. Fotografía: Toby Oliver. Elenco: Machine Gun Kelly, Douglas Booth, Daniel Webber, Iwan Rheon, Kathryn Morris. Duración: 107 minutos. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: regular.
Esta película quiere ser el equivalente visual del hair metal que cultivan sus héroes: rápida, furiosa, trash sin pedir perdón e interminablemente festiva. Si hubiera podido sostener por la mayor parte del metraje el tono de los cuatro minutos del prólogo habría logrado su cometido. Pero para eso debió tener a alguien como Martin Scorsese en modo El lobo de Wall Street en los controles, en lugar del director de Jackass. De todos modos, considerando el calibre de la carrera de Mötley Crüe y que, por un rato, la película sostiene su descontrol a volumen 11 con buenas ideas (por ejemplo, cuando muestra en un minuto y en plano subjetivo como si fuera un videojuego de tirador en primera persona, un día en la vida de Tommy Lee), la elección no parece errada (tampoco Scorsese está disponible para filmar cualquier cosa). Sin embargo, pronto The Dirt entra en el territorio convencional de la decadencia rockera y termina pareciendo, involuntariamente, un conjunto de escenas que no llegaron al corte final de This is Spinal Tap.
Esa obra maestra de Rob Reiner, y otras sátiras menores pero efectivas como Walk Hard: The Dewey Cox Story de Jake Kasdan, se volvieron una escollo difícil de salvar para la biografía del rock: ya no se puede representar sin distancia alguna a cuatro tipos que rompen instrumentos vestidos como personajes secundarios de Mad Max porque este tipo de escenas superaron el cliché y entraron en el espacio de la parodia, de donde no hay regreso posible. Las películas del rubro más logradas (24 Hour Party People, Velvet Goldmine) no se muestran como un relato inocente de eventos que supuestamente sucedieron, sino que se asumen como una representación y recargan el mito de sus figuras a fuerza de estilo e ideas de puesta en escena. Este film, en sus mejores momentos, roza ese lugar es pero, acaso por influencia de los Crüe (coproductores y autores del bestseller en que está basada esta película de Netflix ) decide concentrarse en las confidencias de detrás de la escena (que, en efecto, probablemente sea lo que los fans más quieren ver) como si el exceso y la autoindulgencia fueran aún sorprendentes o peligrosos o automáticamente entretenidos.
Considerando que su título significa "la mugre", es esperable que la película evite el puritanismo de otras como Bohemian Rhapsody pero su relato no es tan revelador o incriminatorio como pretende: en la visión de sus estrellas, todo el caos exhibido es parte del estilo de vida que obviamente admiran. Sin embargo, el largometraje deja afuera los momentos en que esa anarquía se vuelve irredimible (acusaciones de violación por parte de groupies, las vidas arruinadas de los sobrevivientes del choque provocado por Vince Neil). Con todo su sonido y furia, The Dirt también está cuidadosamente saneada para celebrar la insondable falta de luces de sus protagonistas.
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