Netflix: Leo, la sorprendente comedia de Adam Sandler que está primera en el ranking en todo el mundo
El largometraje para toda la familia cuenta la historia de una anciana lagartija que vive en un aula y aprendió a hablar a la par de sus alumnos
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Leo (Estados Unidos-Australia/2023). Dirección: Robert Marianett, Robert Smigel, David Wachtenheim. Guion: Robert Smigel, Adam Sandler, Paul Sado. Música: Geoff Zanelli. Edición: Joseph Titone, Patrick J. Voetberg. Con las voces en inglés de: Adam Sandler, Bill Burr, Sadie Sandler, Sunny Sandler, Jason Alexander. Disponible en: Netflix. Duración: 102 minutos. Calificación: apta para todo público. Nuestra opinión: muy buena
La carrera de Adam Sandler –su obra, si se quiere– siempre dividió al público. Especialmente a los espectadores fuera de los Estados Unidos, que cuando sus películas empezaron a estrenarse en todo el mundo no tenían como punto de referencia su labor como comediante stand up ni conocían su exitosa participación en el elenco de Saturday Night Live. De todos modos, algunos espectadores entendieron desde el principio su tipo de humor y la gracia de los hombre-niño que Sandler interpretaba en sus primeros films Billy Madison (1995), Happy Gilmore (1996) y Waterboy (1998) que en la Argentina se editaron directo a video. Entre chistes escatológicos y una inocencia infantil que rápidamente viraba a delirante ira, el estilo de Sandler no es para todos y sin embargo con el paso de los años su rango actoral y el espectro temático de sus proyectos se ampliaron para incluir a muchos.
A las dulces comedias románticas La mejor de mis bodas y Como la primera vez y los proyectos de autor en los que trabajó con Paul Thomas Anderson (Embriagado de amor), Noah Baumbach (Los Meyerowitz: la familia no se elige) y los hermanos Safdie (Diamantes en bruto), en los últimos años el comediante sumó la animación a su repertorio. Su marca es evidente en Leo, el nuevo largometraje animado ya disponible en Netflix. Aunque muchos recurran al doblaje para ver el film y por ende no escuchen a Sandler interpretar a la lagartija del título, sí reconocerán en la película algunos de los tópicos favoritos del actor y productor.
Se trata de una comedia musical contada desde el punto de vista de Leo, la mascota de la clase de un grupo de preadolescentes que no están muy interesados en él ni en Squirtle (Bill Burr), el tortugo que es su compañero de tanque hace décadas. La perspectiva de los curtidos veteranos frente a las generaciones y los cambios que pasan frente al vidrio que los separa de los humanos aporta muchas imágenes graciosas aunque algo obvias como la obsesión de los chicos actuales con sus teléfonos celulares. Nada parece conmover ni emocionar demasiado a Leo hasta que durante una reunión de padres alguien menciona la expectativa de vida de las lagartijas y después de hacer unas cuentas -una secuencia de hilarante caos que tiene a los alumnos de preescolar representados como hiperquinéticas criaturas como protagonistas-, cree que con 75 años a cuestas ya no le queda mucho tiempo. Decidido a aprovechar cada minuto al máximo, el reptil planea escapar de su confinamiento para experimentar el mundo salvaje más allá de la escuela. El plan parece destinado al éxito cuando la maestra suplemente obliga a los chicos a llevarse a Leo a su casa por el fin de semana.
Lo que sucede a continuación podría haber seguido por el camino de las aventuras de los juguetes de Toy Story, lanzados a sobrevivir a los peligros de la intemperie, sin embargo el film dirigido por Robert Marianetti, David Wachtenheim y Robert Smigel –este último habitual colaborador de Sandler, con quien también escribió el guion– esquiva esa trampa. Aquí de lo que se trata es del vínculo que comienza a construirse entre Leo y los chicos con los que interactúa cuando los alumnos descubren que después de décadas de observar la alfabetización de tantos, el viejo lagarto aprendió a hablar. El secreto que al avanzar la trama comparten, sin saberlo, todos los chicos de la clase, funciona como el puente que conecta a Leo con cada uno de los niños parados justo en el precipicio de la adolescencia. Entre ellos se destacan la ansiosa y verborrágica Summer y la popular Jayda, a las que les prestan sus voces Sadie y Sunny Sandler, las hijas de Adam, quienes ya demostraron su buen ritmo para el humor en la efectiva ¡No estás invitada a mi bat mitzvá!, la comedia familiar que su papá produjo para ellas. Los padres de los chicos también tienen su momento para brillar gracias a la canción a cargo del papá de Jayda, un personaje con la voz de un actor que muchos reconocerán: Jason Alexander, que antes de ser el George Costanza de Seinfeld era un reconocido actor de musicales.
Más allá de algunos chistes efectivos, otros más básicos que seguramente divertirán a los espectadores infantiles y unas canciones más ingeniosas que melódicas, Leo regresa a una de las premisas más repetidas de la obra de Sandler: aquella que cree que la amistad y el compañerismo pueden mover montañas. Incluso si, como ocurre en esta película, quien da el primer paso es una lagartija cascarrabias y septuagenaria que, enfrentada con su propia mortalidad, descubre que tiene mucho amor y sabiduría para compartir.
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